sábado, 16 de agosto de 2014

Discurso Inaugural de Zachary Taylor, del el de marzo de 1849 / Inaugural address (March 5, 1849)

(revisando)


Contexto 

Por segunda vez en la historia de la República, 04 de marzo cayó en domingo. La ceremonia de inauguración fue pospuesta hasta el lunes siguiente, planteando la cuestión de si la Nación fue sin presidente por un día. El general Taylor, popularmente conocido como "Old Rough and Ready", era famoso por sus hazañas en la guerra contra México. Él nunca había votado en una elección nacional hasta su propio concurso para la Presidencia. El presidente saliente de Polk acompañó al general a la ceremonia en el Capitolio. El juramento fue administrado por el juez Roger Taney en el Pórtico del Este. Después de la ceremonia, el nuevo presidente asistió a varias celebraciones inaugurales, incluyendo una pelota de la noche en un pabellón especialmente construido en la Plaza de la Judicatura.


Discurso


Elegido por el pueblo estadounidense a la más alta de oficinas conocido a nuestras leyes, me presento aquí para tomar el juramento prescrito por la Constitución, y, de acuerdo con una costumbre consagrada por el tiempo, para hacer frente a los que ahora se ensamblan.

La confianza y el respeto mostrado por mis compatriotas en llamarme a ser el primer magistrado de una República que sostiene un alto rango entre las naciones de la tierra me han inspirado con los sentimientos de la más profunda gratitud; pero cuando reflexiono que la aceptación de la oficina que su parcialidad ha otorgado impone el cumplimiento de las tareas más arduas e implica las obligaciones de mayor peso, soy consciente de que la posición de la que he sido llamado para llenar, aunque suficiente para satisfacer la ambición más alta , está rodeado de responsabilidades temerosos. Afortunadamente, sin embargo, en el desempeño de mis nuevas funciones no voy a ser capaz sin la cooperación. Los poderes legislativo y judicial del Gobierno presentan ejemplos destacados de los logros civiles distinguidos y la experiencia madurada, y serán mi esfuerzo para llamar en mi ayuda en los individuos Departamentos Ejecutivo cuyo talento, integridad y pureza de carácter proporcionarán amplias garantías para la desempeño fiel y honorable de los fideicomisos que se compromete a su cargo. Con este tipo de ayudas y un propósito sincero de hacer lo que es correcto, espero que para ejecutar con diligencia, imparcialidad, y para los mejores intereses del país los múltiples deberes recaído sobre mí.

En el desempeño de dichas funciones mi guía será la Constitución, que este día juro por "preservar, proteger y defender." Para la interpretación de este instrumento miraré a las decisiones de los tribunales de justicia establecidos por su autoridad y para la práctica del Gobierno en virtud de los presidentes anteriores, que tenían tan grande una parte de su formación. Para el ejemplo de los ilustres patriotas que siempre voy a diferir con reverencia, y en especial a su ejemplo que fue por tantos títulos "Padre de la Patria."

Para comandar el Ejército y la Armada de los Estados Unidos; con el consejo y consentimiento del Senado, para celebrar tratados y designar embajadores y otros funcionarios; para dar al Congreso informes sobre el estado de la Unión y recomendar las medidas que se consideran necesarias; y cuidar de que las leyes se ejecuten puntualmente - éstas son las funciones más importantes confiados al Presidente por la Constitución, y se puede esperar que indicaré brevemente los principios que me van a controlar en su ejecución.

Elegido por el cuerpo de las personas bajo la seguridad de que mi gobierno se dedicarían al bienestar de todo el país, y no a la ayuda de cualquier sección en particular o interés meramente local, que el día de hoy renuevo las declaraciones que he hecho hasta ahora y proclamo mi firme determinación de mantener en la medida de mi capacidad el Gobierno en su pureza original y adoptar como base de mi política pública esos grandes doctrinas republicanas que constituyen la fuerza de nuestra existencia nacional.

En referencia al Ejército y la Marina, empleado últimamente con tanta distinción en el servicio activo, se debe tener cuidado para asegurar la más alta condición de la eficiencia, y en cumplimiento de ese objeto las escuelas militares y navales, sostenidos por la liberalidad del Congreso, deberá recibir la atención especial del Ejecutivo.

Como hombres libres de América no podemos dejar de simpatizar en todos los esfuerzos para extender los beneficios de la libertad civil y política, pero al mismo tiempo estamos advertidos por las amonestaciones de la historia y la voz de nuestra propia amada Washington abstenerse de enredar alianzas con naciones extranjeras . En todas las controversias entre los gobiernos en conflicto es nuestro interés no menos de nuestro deber de mantener una estricta neutralidad, mientras que nuestra posición geográfica, el genio de nuestras instituciones y nuestro pueblo, el espíritu de avance de la civilización, y, sobre todo, los dictados de la religión directa nosotros para el cultivo de las relaciones pacíficas y amistosas con todos los demás poderes. Es de esperar que ninguna cuestión internacional ahora puede ocurrir que un gobierno confiado en su propia fuerza y ​​resuelto para proteger sus propios derechos sólo puede no resolver por vía de negociación sabio; y eminentemente convierte en un gobierno como el nuestro, basada en la moral y la inteligencia de sus ciudadanos y confirmada por sus afectos, de agotar todos los complejos de la diplomacia honorable antes de recurrir a las armas. En la conducción de nuestras relaciones exteriores I, deberán cumplir estos puntos de vista, ya que creo que ellos esenciales para el interés superior y la verdadera dignidad de la patria.

El poder que se nombra conferida al Presidente impone deberes delicados y onerosos. Hasta el momento, ya que es posible que se le informe, haré requisitos indispensables la honestidad, la capacidad, y la fidelidad a la concesión de la oficina, y la ausencia de cualquiera de estas cualidades se considerará causa suficiente para la eliminación.

Será mi estudio para recomendar las medidas constitucionales al Congreso que sean necesarias y apropiadas para asegurar el estímulo y la protección a los grandes intereses de la agricultura, el comercio y las manufacturas, para mejorar nuestros ríos y puertos, para disponer la extinción rápida del deuda pública, para hacer cumplir una estricta rendición de cuentas por parte de todos los funcionarios del Gobierno y de la mayor economía de todos los gastos públicos; pero es por la sabiduría de sí mismo Congreso, en el que todos los poderes legislativos están investidos por la Constitución, para regular estos y otros asuntos de política interna. Voy a mirar con confianza al patriotismo ilustrado de este organismo a adoptar las medidas de conciliación que pueda armonizar los intereses en conflicto y tienden a perpetuar esa Unión que debe ser el objeto primordial de nuestras esperanzas y afectos. En cualquier acción calculada para promover un objeto tan cerca del corazón de todos los que verdaderamente ama a su país me celosamente unirse con las ramas de las coordenadas del Gobierno.

En conclusión, me felicito, mis conciudadanos, sobre el alto estado de la prosperidad a la que la bondad de la divina Providencia ha realizado nuestro país común. Invoquemos a una continuación de la misma cuidado protector que nos ha llevado desde un comienzo modesto a la eminencia que hoy ocupamos, y busquemos para merecer que la continuación por la prudencia y la moderación en nuestros consejos, por los intentos bien dirigidos a mitigar la amargura que a menudo marca las diferencias inevitables de opinión, por la promulgación y la práctica de justas y liberales principios, y por un patriotismo ampliada, que acusará sin límites sino las de nuestra propia República generalizada.



Original



Context
For the second time in the history of the Republic, March 4 fell on a Sunday. The inaugural ceremony was postponed until the following Monday, raising the question as to whether the Nation was without a President for a day. General Taylor, popularly known as "Old Rough and Ready," was famous for his exploits in the Mexican War. He never had voted in a national election until his own contest for the Presidency. Outgoing President Polk accompanied the general to the ceremony at the Capitol. The oath of office was administered by Chief Justice Roger Taney on the East Portico. After the ceremony, the new President attended several inaugural celebrations, including a ball that evening in a specially built pavilion on Judiciary Square.

Elected by the American people to the highest office known to our laws, I appear here to take the oath prescribed by the Constitution, and, in compliance with a time-honored custom, to address those who are now assembled.

The confidence and respect shown by my countrymen in calling me to be the Chief Magistrate of a Republic holding a high rank among the nations of the earth have inspired me with feelings of the most profound gratitude; but when I reflect that the acceptance of the office which their partiality has bestowed imposes the discharge of the most arduous duties and involves the weightiest obligations, I am conscious that the position which I have been called to fill, though sufficient to satisfy the loftiest ambition, is surrounded by fearful responsibilities. Happily, however, in the performance of my new duties I shall not be without able cooperation. The legislative and judicial branches of the Government present prominent examples of distinguished civil attainments and matured experience, and it shall be my endeavor to call to my assistance in the Executive Departments individuals whose talents, integrity, and purity of character will furnish ample guaranties for the faithful and honorable performance of the trusts to be committed to their charge. With such aids and an honest purpose to do whatever is right, I hope to execute diligently, impartially, and for the best interests of the country the manifold duties devolved upon me.

In the discharge of these duties my guide will be the Constitution, which I this day swear to "preserve, protect, and defend." For the interpretation of that instrument I shall look to the decisions of the judicial tribunals established by its authority and to the practice of the Government under the earlier Presidents, who had so large a share in its formation. To the example of those illustrious patriots I shall always defer with reverence, and especially to his example who was by so many titles "the Father of his Country."

To command the Army and Navy of the United States; with the advice and consent of the Senate, to make treaties and to appoint ambassadors and other officers; to give to Congress information of the state of the Union and recommend such measures as he shall judge to be necessary; and to take care that the laws shall be faithfully executed--these are the most important functions intrusted to the President by the Constitution, and it may be expected that I shall briefly indicate the principles which will control me in their execution.

Chosen by the body of the people under the assurance that my Administration would be devoted to the welfare of the whole country, and not to the support of any particular section or merely local interest, I this day renew the declarations I have heretofore made and proclaim my fixed determination to maintain to the extent of my ability the Government in its original purity and to adopt as the basis of my public policy those great republican doctrines which constitute the strength of our national existence.

In reference to the Army and Navy, lately employed with so much distinction on active service, care shall be taken to insure the highest condition of efficiency, and in furtherance of that object the military and naval schools, sustained by the liberality of Congress, shall receive the special attention of the Executive.

As American freemen we can not but sympathize in all efforts to extend the blessings of civil and political liberty, but at the same time we are warned by the admonitions of history and the voice of our own beloved Washington to abstain from entangling alliances with foreign nations. In all disputes between conflicting governments it is our interest not less than our duty to remain strictly neutral, while our geographical position, the genius of our institutions and our people, the advancing spirit of civilization, and, above all, the dictates of religion direct us to the cultivation of peaceful and friendly relations with all other powers. It is to be hoped that no international question can now arise which a government confident in its own strength and resolved to protect its own just rights may not settle by wise negotiation; and it eminently becomes a government like our own, founded on the morality and intelligence of its citizens and upheld by their affections, to exhaust every resort of honorable diplomacy before appealing to arms. In the conduct of our foreign relations I shall conform to these views, as I believe them essential to the best interests and the true honor of the country.

The appointing power vested in the President imposes delicate and onerous duties. So far as it is possible to be informed, I shall make honesty, capacity, and fidelity indispensable prerequisites to the bestowal of office, and the absence of either of these qualities shall be deemed sufficient cause for removal.

It shall be my study to recommend such constitutional measures to Congress as may be necessary and proper to secure encouragement and protection to the great interests of agriculture, commerce, and manufactures, to improve our rivers and harbors, to provide for the speedy extinguishment of the public debt, to enforce a strict accountability on the part of all officers of the Government and the utmost economy in all public expenditures; but it is for the wisdom of Congress itself, in which all legislative powers are vested by the Constitution, to regulate these and other matters of domestic policy. I shall look with confidence to the enlightened patriotism of that body to adopt such measures of conciliation as may harmonize conflicting interests and tend to perpetuate that Union which should be the paramount object of our hopes and affections. In any action calculated to promote an object so near the heart of everyone who truly loves his country I will zealously unite with the coordinate branches of the Government.

In conclusion I congratulate you, my fellow-citizens, upon the high state of prosperity to which the goodness of Divine Providence has conducted our common country. Let us invoke a continuance of the same protecting care which has led us from small beginnings to the eminence we this day occupy, and let us seek to deserve that continuance by prudence and moderation in our councils, by well-directed attempts to assuage the bitterness which too often marks unavoidable differences of opinion, by the promulgation and practice of just and liberal principles, and by an enlarged patriotism, which shall acknowledge no limits but those of our own widespread Republic.

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