miércoles, 27 de agosto de 2014

Una carta al público de Benjamin Franklin, del 9 de noviembre de 1789 / An Address to the Public by Benjamin Franklin (November 09, 1789)

(revisando)


Es con particular satisfacción nos aseguramos los amigos de la humanidad, que, en la persecución de el diseño de nuestra asociación, nuestros esfuerzos han dado buenos resultados, más allá de nuestras expectativas más optimistas. Animado por este éxito, y por el progreso diario de ese espíritu luminoso y benigna de la libertad, que se difunde en sí en todo el mundo, y humildemente la esperanza para la continuación de la bendición divina sobre nuestro trabajo, nos hemos aventurado a hacer una adición importante a nuestro plan original, y no, por tanto, solicita encarecidamente el apoyo y la ayuda de todos los que pueden sentir las emociones tiernas de simpatía y compasión, o saborear el placer exaltado de la beneficencia.

La esclavitud es una degradación tan atroz de la naturaleza humana, que es muy extirpación, si no se realiza con cuidado solícito, a veces puede abrir una fuente de males graves. El hombre infeliz, que durante mucho tiempo ha sido tratada como un animal bruto, se hunde con demasiada frecuencia por debajo de la norma común de la especie humana. Las cadenas mortificantes, que se unen a su cuerpo, así también haced Fetter sus facultades intelectuales, y en menoscabo de las afecciones sociales de su corazón. Acostumbrado a moverse como una simple máquina, por la voluntad de un maestro, la reflexión se suspende; él no tiene el poder de elegir; y la razón y la conciencia tienen poca influencia sobre su conducta, porque está principalmente regido por la pasión del miedo. Él es pobre y sin amigos; tal vez desgastado por el trabajo extrema, la edad, y la enfermedad.

Bajo tales circunstancias, la libertad puede a menudo resultar una desgracia para sí mismo, y perjudicial para la sociedad.

La atención a las personas negras emancipados, es por lo tanto, es de esperar, se convertirá en una rama de nuestra política nacional; pero, en lo que contribuimos a la promoción de esta emancipación, hasta el momento que la atención es, evidentemente, un deber grave sobre nosotros, y que tenemos la intención de cumplir a lo mejor de nuestro juicio y habilidades.

Instruir, aconsejar, para calificar aquellos, que han sido restauradas para la libertad, para el ejercicio y el goce de la libertad civil, para promover en ellos hábitos de la industria, para proporcionarles empleos adecuados a su edad, sexo, talentos, y otra circunstancias, y para procurar a sus hijos una educación calculado para su situación futura en la vida; éstas son las grandes líneas del plano anexo, que hemos adoptado, y que concebimos será esencialmente promover el bien público, y la felicidad de estos nuestros hasta ahora demasiado descuidado semejantes.

Un plan tan extenso no puede ser llevada a la ejecución sin considerables recursos pecuniarios, más allá de los actuales fondos ordinarios de la Sociedad. Esperamos mucho de la generosidad de los hombres libres iluminados y benévolos, y con gratitud a recibir donaciones o suscripciones para este fin, lo que puede hacerse a nuestro Tesorero, James Starr, oa James Pemberton, presidente del comité de correspondencia.

Singned por orden de la Sociedad,

B. Franklin, Presidente


Original


It is with peculiar satisfaction we assure the friends of humanity, that, in prosecuting the design of our association, our endeavors have proved successful, far beyond our most sanguine expectations. Encouraged by this success, and by the daily progress of that luminous and benign spirit of liberty, which is diffusing itself throughout the world, and humbly hoping for the continuance of the divine blessing on our labors, we have ventured to make an important addition to our original plan, and do therefore earnestly solicit the support and assistance of all who can feel the tender emotions of sympathy and compassion, or relish the exalted pleasure of beneficence.

Slavery is such an atrocious debasement of human nature, that its very extirpation, if not performed with solicitous care, may sometimes open a source of serious evils. The unhappy man, who has long been treated as a brute animal, too frequently sinks beneath the common standard of the human species. The galling chains, that bind his body, do also fetter his intellectual faculties, and impair the social affections of his heart. Accustomed to move like a mere machine, by the will of a master, reflection is suspended; he has not the power of choice; and reason and conscience have but little influence over his conduct, because he is chiefly governed by the passion of fear. He is poor and friendless; perhaps worn out by extreme labor, age, and disease.

Under such circumstances, freedom may often prove a misfortune to himself, and prejudicial to society.

Attention to emancipated black people, it is therefore to be hoped, will become a branch of our national policy; but, as far as we contribute to promote this emancipation, so far that attention is evidently a serious duty incumbent on us, and which we mean to discharge to the best of our judgment and abilities.

To instruct, to advise, to qualify those, who have been restored to freedom, for the exercise and enjoyment of civil liberty, to promote in them habits of industry, to furnish them with employments suited to their age, sex, talents, and other circumstances, and to procure their children an education calculated for their future situation in life; these are the great outlines of the annexed plan, which we have adopted, and which we conceive will essentially promote the public good, and the happiness of these our hitherto too much neglected fellow-creatures.

A plan so extensive cannot be carried into execution without considerable pecuniary resources, beyond the present ordinary funds of the Society. We hope much from the generosity of enlightened and benevolent freemen, and will gratefully receive any donations or subscriptions for this purpose, which may be made to our Treasurer, James Starr, or to James Pemberton, chairman of out committee of correspondence.

Singned by order of the Society,

B. Franklin, President

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