miércoles, 20 de agosto de 2014

Segundo Mensaje Anual al Congreso de William McKinley, del 5 de diciembre de 1898 / Second Annual Message to Congress (December 5, 1898)

(revisando)



Para el Senado y la Cámara de Representantes:

A pesar de las cargas adicionales que pueda requerir la guerra, nuestro pueblo se regocijan en un grado muy satisfactorio y en constante aumento de la prosperidad, evidenciado por el mayor volumen de negocio jamás registrada. Legislación ingresos Manufactura ha sido productivo, actividades agrícolas han producido abundantes retornos, el trabajo en todos los ámbitos de la industria está mejor recompensado, aprobada por el actual Congreso ha incrementado los ingresos del Tesoro a la cantidad estimada por sus autores, las finanzas del Gobierno han sido exitosamente administrado y su crédito avanzó a la primera fila, mientras que su moneda se ha mantenido en nivel más alto del mundo. El servicio militar bajo una bandera común y por una causa justa ha fortalecido el espíritu nacional y sirvió para cimentar más estrechamente que nunca los lazos de hermandad entre todos los sectores del país.

Una revisión de la relación de los Estados Unidos a otros poderes, siempre adecuados, es este año una importancia primordial a la vista de las cuestiones trascendentales que se han planteado, exigiendo en un caso la determinación final por los brazos y la participación de consecuencias de largo alcance que requerirán la seria atención del Congreso.

En mi último mensaje anual consideración muy completo fue dado a la cuestión de la obligación del Gobierno de los Estados Unidos hacia España y la insurrección cubana que es con mucho el problema más importante con la que fuimos llamados entonces de hacer frente. Las consideraciones luego avanzaron y la exposición de las opiniones expresadas en él revelados mi sentido de la extrema gravedad de la situación. Dejando a un lado como lógicamente infundada o prácticamente inadmisible el reconocimiento de los insurrectos cubanos como beligerantes, el reconocimiento de la independencia de Cuba, la intervención neutral para poner fin a la guerra mediante la imposición de un compromiso racional entre los concursantes, la intervención en favor de uno u otro partido, y la anexión forzosa de la isla, que concluyó que era de verdad debido a nuestras relaciones de amistad con España que se le debe dar una oportunidad razonable para darse cuenta de sus expectativas de reforma a la que se había convertido irrevocablemente comprometido. Dentro de unas pocas semanas antes había anunciado planes integrales que se afirmó con confianza sería eficaz para remediar los males tan profundamente afecta a nuestro país, por lo perjudiciales a los verdaderos intereses de la patria, así como a los de Cuba, y así repugnantes al sentimiento universal de la humanidad.

El mes que siguió trajo pocas señales de progreso real hacia la pacificación de Cuba. Las administraciones autonómicas establecieron en la capital y algunas de las principales ciudades aparecieron no para ganar el favor de los habitantes ni ser capaz de extender su influencia a la gran extensión de territorio en poder de los insurgentes, mientras que el brazo militar, obviamente, no puede hacer frente a la rebelión sigue activo, continuado muchas de las políticas más desagradables y ofensivas del gobierno que lo habían precedido. Sin alivio tangible se le concedió el gran número de reconcentrados infelices, a pesar de las profesiones reiteradas hechas al respecto y la cantidad asignada por España a tal efecto. El expediente que le ofrecía de zonas de cultivo resultó ilusoria. De hecho promesas no menos prácticos ni más engañosas de socorro podrían bien se han licitado a las personas exhaustas e indigentes, despojado de todo lo que hizo que la vida y el hogar querido y hacinados en una región extraña entre extraños antipáticos apenas menos necesitadas que ellos mismos.

A finales de diciembre, la mortalidad entre los que había aumentado espantosamente. Estimaciones conservadoras de fuentes españolas colocadas las muertes entre estas personas en dificultades en más de un 40 por ciento desde el momento en decreto del General Weyler de reconcentración se hizo cumplir. Con la aquiescencia de las autoridades españolas, se adoptó un régimen de reducción de las contribuciones caritativas planteadas en este país y distribuidos, bajo la dirección del cónsul general y los varios cónsules, por el esfuerzo individual noble y serio a través de las agencias organizados de la American Cruz Roja. De este modo se salvaron miles de vidas, pero muchos miles más fueron inaccesibles para esas formas de ayuda.

La guerra continúa en la antigua base, sin plan integral, desarrollando sólo los mismos encuentros espasmódicos, Árido del resultado estratégico, que habían marcado el curso de los primeros diez años de la rebelión, así como la actual insurrección desde su inicio. Sin alternativa guardar el agotamiento físico de ambos combatientes, y therewithal la ruina práctica de la isla, ponen a la vista, pero ¿hasta dónde distante nadie podía aventurarse a la conjetura.

En esta coyuntura, el día 15 del pasado mes de febrero, se produjo la destrucción del acorazado Maine, mientras que con razón estaba en el puerto de La Habana en una misión de la cortesía internacional y la buena voluntad - una catástrofe de la naturaleza sospechosa y el horror de lo que agita de la nación corazón profundamente. Es una evidencia notable de la serenidad y robusto buen sentido distinguir nuestro carácter nacional que este golpe impactante, que recaiga sobre un pueblo generoso ya profundamente tocados por anteriores eventos en Cuba, no se movió a una determinación desesperada instantáneo a seguir tolerando la existencia de una condición de peligro y desorden a nuestras puertas que hicieron posible tal acción, por quienquiera que sean forjado. Sin embargo, el instinto de la justicia prevaleció, y la nación aguardaba con ansiedad el resultado de la investigación la búsqueda de una sola vez puesta en pie. El hallazgo de la junta naval de la investigación estableció que el origen de la explosión fue externa, por una mina submarina, y sólo se detuvo por falta de testimonio positivo para fijar la responsabilidad de su autoría.

Todas estas cosas llevan a la convicción de los más reflexivos, incluso antes de la conclusión de la corte naval, que una crisis en nuestras relaciones con España y hacia Cuba estaba a la mano. Tan fuerte era la creencia de que se necesitaba sólo una breve sugerencia Ejecutivo al Congreso para recibir respuesta inmediata a la obligación de prever instantánea para la posible y tal vez con rapidez probable de emergencia de la guerra, y la extraordinaria, casi única, el espectáculo se presentó de un voto unánime de ambas Cámaras, el 9 de marzo de apropiarse $ 50 millones "para la defensa nacional y para todos y cada uno con la misma conectada propósito, para ser gastado a discreción del Presidente." Que este acto de previsión llegó justo a tiempo se dio a conocer cuando se llevó a cabo la aplicación del fondo. Nuestras costas fueron prácticamente indefensa. Nuestra Armada necesitaba gran disposición para aumentar las municiones y suministros, y los números pares para hacer frente a cualquier ataque repentino de la marina de España, que comprendía los buques modernos de tipo más elevado de perfección continental. Nuestro Ejército también requiere la ampliación de hombres y municiones. Los detalles de la preparación apresurada por la contingencia temida se les dice en los informes de los Secretarios de Guerra y de la Armada, y no es necesario repetir aquí. Es suficiente decir que el estallido de la guerra cuando llegó encontró nuestra nación no están preparados para cumplir con el conflicto.

Tampoco fue la aprehensión de venir conflictos confinado en nuestro propio país. Se consideró por las potencias continentales, que el 6 de abril, a través de sus embajadores y enviados, dirigidas al Ejecutivo una expresión de esperanza de que la humanidad y la moderación pueden marcar el curso de este Gobierno y el pueblo, y que las negociaciones conducirían a un acuerdo que, mientras se asegura el mantenimiento de la paz, que ofreciera todas las garantías necesarias para el restablecimiento del orden en Cuba. En respuesta a esa representación dije que compartía la esperanza de los enviados habían expresado que la paz podría ser preservado de manera de suspender la condición crónica de perturbación en Cuba, por lo dañino y amenazante a nuestros intereses y la tranquilidad, así como impactante para nuestros sentimientos de la humanidad; y al tiempo que reconoce el carácter humanitario y desinteresado de la comunicación que habían hecho en nombre de los poderes, declaré la confianza de este Gobierno, por su parte, que la igualdad de apreciación sería mostrado por sus propios esfuerzos sinceros y desinteresados ​​para cumplir con el deber de la humanidad, poniendo fin a una situación de la prolongación indefinida de la que se había convertido en insufrible.

Todavía animada por la esperanza de una solución pacífica y obedecer los dictados del deber, se relajó ningún esfuerzo para lograr un final rápido de la lucha cubana. Las negociaciones con este objeto continuó activamente con el Gobierno de España, mirando a la conclusión inmediata de unos seis meses de armisticio en Cuba, con el fin de efectuar el reconocimiento del derecho de su pueblo a la independencia. Además de esto, se le preguntó al instante revocación de la orden de reconcentración, de modo que los enfermos, de regresar a sus hogares y ayudados por el esfuerzo estadounidense y española unida, podrían ser puestos en una manera de mantenerse a sí mismos y, por reanudación ordenada del bienestar casi destruyó las energías productivas de la isla, contribuir a la restauración de la tranquilidad y el bienestar. Las negociaciones continuaron durante algún tiempo en Madrid, lo que resulta en ofertas por el Gobierno español, que no podía menos de ser consideradas como inadecuadas. Se propuso confiar la preparación de la paz en el Parlamento insular, aún no se ha convocado bajo los decretos autónomas de noviembre de 1897, pero sin menoscabo de cualquier sabio de los poderes constitucionales del Gobierno de Madrid, que a tal efecto se conceda un armisticio , si solicitado por los insurgentes, para el momento en que el general en jefe se vea precisada a arreglar. ¿Cómo y con qué alcance de las facultades discrecionales se esperaba que el parlamento insular para establecer sobre la "preparación" de la paz no apareció. Si llegara a ser por medio de negociaciones con los insurgentes, la cuestión parecía descansar por un lado con un organismo elegido por una fracción de los electores de los distritos bajo control español, y por el otro con la población insurgente que sostiene el interior del país, sin representación en el parlamento llamado y desafiante ante la sugerencia de pedir la paz.

Afligido y decepcionados por este resultado estéril de mis sinceros esfuerzos por llegar a una solución factible, sentí que era mi deber de remitir toda la cuestión al Congreso. En el mensaje del 11 de abril de 1898, anuncié que con esta última insinuación en el sentido de la paz inmediata en Cuba y su decepcionante recepción por España el esfuerzo del Ejecutivo llegó a su fin. Me examinó de nuevo los cursos de acción alternativos que se habían propuesto, concluyendo que la única consonante con la política internacional y compatible con nuestras tradiciones históricas firmes-set fue la intervención como neutral para detener la guerra y comprobar el sacrificio sin esperanza de vida, a pesar de que que el recurso involucrado "restricción hostil a ambas las partes en el concurso, así como para imponer una tregua como para guiar la posible resolución." Los motivos que justifiquen tal medida fueron los intereses de la humanidad, el deber de proteger la vida y propiedad de nuestros ciudadanos en Cuba, el derecho de comprobar la lesión de nuestro comercio y personas a través de la devastación de la isla, y, lo más importante, la necesidad de eliminando de una vez y para siempre la amenaza constante y la carga que supusieron para nuestro Gobierno por las incertidumbres y los peligros de la situación causada por la perturbación insoportable en Cuba. Dije: El largo juicio ha demostrado que el objeto para el que España ha librado la guerra no se puede alcanzar. El fuego de la insurrección puede llama o puede arder con diferentes estaciones del año, pero no ha sido y es evidente que no puede ser extinguido por los métodos actuales. La única esperanza de alivio y reposo de una condición que ya no se puede soportar es la pacificación forzada de Cuba. En nombre de la humanidad, en nombre de la civilización, en nombre de los intereses estadounidenses en peligro de extinción que nos dan el derecho y el deber de hablar y de actuar, la guerra en Cuba debe cesar. En vista de todo esto, se pidió al Congreso para autorizar y facultar al Presidente a tomar medidas para garantizar un cese total y definitivo de las hostilidades entre España y el pueblo de Cuba y para asegurar, en la isla el establecimiento de un gobierno estable, capaz de mantener el orden y la observación de sus obligaciones internacionales, asegurar la paz y la tranquilidad y la seguridad de sus ciudadanos, así como la nuestra, y para el logro de estos fines de utilizar las fuerzas militares y navales de los Estados Unidos como podrían ser necesarias, con autoridad añadido continuar alivio generoso con la gente hambrienta de Cuba.

La respuesta del Congreso, después de nueve días de deliberación serio, durante el cual el sentimiento casi unánime de que su cuerpo se ha desarrollado en todos los puntos excepto en cuanto a la conveniencia de acoplar la acción propuesta con un reconocimiento formal de la República de Cuba como el verdadero y gobierno legítimo de dicha isla - una proposición que no fueron aprobados - el Congreso, después de la conferencia, el 19 de abril, por un voto de 42 a 35 en el Senado y 311 a 6 en la Cámara de Representantes, aprobó la memorable resolución conjunta declaring--

Primero. Que el pueblo de la isla de Cuba son, y por derecho deben ser, libre e independiente.

Segundo. Ese es el deber de los Estados Unidos a la demanda, y el Gobierno de los Estados Unidos no presente la demanda, que el Gobierno de España a la vez renuncie a su autoridad y gobierno en la isla de Cuba y retire sus fuerzas terrestres y navales de Cuba y aguas cubanas.

Tercera. Que el Presidente de los Estados Unidos sea, y que por este medio se, dirigió y facultado para utilizar la totalidad de las fuerzas terrestres y navales de los Estados Unidos y para llamar al servicio activo de los Estados Unidos a la milicia de los diversos Estados en la medida que que sean necesarias para llevar a estos acuerdos de ésta.

Cuarta. Que los Estados Unidos por la presente renuncia a cualquier disposición o intención de ejercer soberanía, jurisdicción o control sobre dicha Isla, excepto para su pacificación, y afirman su determinación, cuando es consumado a dejar el gobierno y control de la isla a su pueblo. Esta resolución fue aprobada por el Ejecutivo en el día siguiente, 20 de abril una copia a la vez fue comunicada al ministro español en esta capital, que de inmediato anunció que su permanencia en Washington se había convertido con ello imposible, y pidió sus pasaportes, que eran que le había dado. Él acto seguido se retiró de Washington, dejando la protección de los intereses españoles en los Estados Unidos al embajador de Francia y el ministro austrohúngaro. Simultáneamente con su comunicación al ministro español aquí, el general Woodford, el ministro norteamericano en Madrid, fue telegrafiado confirmación del texto de la resolución conjunta y dirigida a la transmitirá al Gobierno de España con la exigencia formal de que a la vez renuncie a su autoridad y el gobierno en la isla de Cuba y retirar sus fuerzas de la misma, el acoplamiento de esta demanda con el anuncio de las intenciones de este Gobierno en cuanto al futuro de la isla, de conformidad con la cláusula cuarta de la resolución, y dando a España hasta el mediodía del 23 de abril para responder.

Esa demanda, aunque, como se muestra arriba, hizo oficialmente conocida al enviado español aquí, no fue entregado en Madrid. Después de la instrucción alcanzado General de Woodford en la mañana del 21 de abril, pero antes de que pudiera presentarlo, el ministro español de Estado le notificó que con la aprobación del Presidente de la resolución conjunta del Gobierno de Madrid, en relación con el acto como "equivalente a una declaración evidente de la guerra ", había ordenado a su ministro en Washington a retirar, rompiendo así las relaciones diplomáticas entre los dos países y cesar toda comunicación oficial entre sus respectivos representantes. General Woodford acto seguido pidió sus pasaportes y abandonó Madrid el mismo día.

España teniendo así negado la demanda de los Estados Unidos e inició esa forma completa de la ruptura de las relaciones que asiste a un estado de guerra, los poderes ejecutivos autorizados por la resolución fueron inmediatamente utilizados por mí para cumplir con la contingencia ampliada de guerra real entre estados soberanos . El 22 de abril proclamé un bloqueo de la costa norte de Cuba, incluyendo los puertos de dicha costa entre Cárdenas y Bahía Honda, y el puerto de Cienfuegos, en la costa sur de Cuba, y en el 23 me llamó a voluntarios para ejecutar el propósito de la resolución. Por mi mensaje del 25 de abril, el Congreso fue informado de la situación, y me recomendó declaración formal de la existencia de un estado de guerra entre los Estados Unidos y España. En consecuencia, el Congreso votó en el mismo día del acto aprobado 25 de abril 1898, que declara la existencia de tal guerra desde e incluyendo el día 21 de abril, y recrea la disposición de la resolución de 20 de abril dirigir al Presidente a utilizar todas las fuerzas armadas de la nación para llevar a ese acto en vigor. Debido notificación de la existencia de la guerra de dicha manera se le dio 25 de abril por telégrafo a todos los gobiernos con los que los Estados Unidos mantienen relaciones, con el fin de que su neutralidad podría garantizarse durante la guerra. Los diversos gobiernos respondieron con proclamas de neutralidad, cada uno por sus propios métodos. No es uno de los incidentes menos gratificantes de la lucha que las obligaciones de neutralidad fueron dados de alta de manera imparcial por todos, a menudo en circunstancias delicadas y difíciles.

En mayor cumplimiento del deber internacional emití 26 de abril de 1893, una proclama anunciando el tratamiento propuesto para ser otorgado a los buques y sus cargas como al bloqueo, el contrabando, el ejercicio del derecho de visita, y la inmunidad de banderas neutrales y neutral mercancías bajo la bandera del enemigo. Un anuncio similar fue hecha por el Gobierno español. En la conducción de las hostilidades las normas de la Declaración de París, incluyendo la abstención de recurrir al corso, en consecuencia han sido constatados por las partes beligerantes, aunque tampoco era parte en esa declaración.

Nuestro país lo tanto, después de un intervalo de medio siglo de paz con todas las naciones, se vio comprometido en un conflicto mortal con un enemigo extranjero. Todos los nervios se esforzó para atender la emergencia. La respuesta a la convocatoria inicial de 125.000 voluntarios fue instantánea y completa, como fue también el resultado de la segunda convocatoria, de 25 de mayo, por 75.000 voluntarios adicionales. Las filas del ejército regular se incrementaron a los límites previstos por la ley de 26 de abril 1898.

La fuerza de alistados de la Marina a los 15 días del mes de agosto, cuando alcanzó su máximo, contados 24.123 hombres y aprendices. Ciento tres buques se añadieron a la Marina por compra, 1 se presentó al Gobierno, 1 arrendado, y los 4 buques de la Compañía Internacional de Navegación - el St. Paul, St. Louis, Nueva York, y Paris-- fueron fletados. Además de estos los cortadores de ingresos y ofertas faro fueron entregados a la Secretaría de Marina y se convirtió temporalmente una parte de la Marina de Guerra Auxiliar.

La máxima fuerza efectiva de combate de la Armada durante la guerra, separados en clases, fue el siguiente:

Cuatro barcos de guerra de la primera clase, 1 buque de guerra de la segunda clase, 2 cruceros acorazados, 6 monitores costa-defensa, 1 carnero blindado, 12 cruceros protegidos, 3 cruceros protegidos, 18 cañoneras, 1 crucero de dinamita, 11 torpederos; buques de la Armada de edad, incluyendo monitores, 14 de la Marina Auxiliar: 11 cruceros auxiliares, 28 yates convertidos, 27 remolcadores Modificada, 19 mineros, 15 cortadores de ingresos, 4 tenders luz de las casas, y 19 buques diversos convertidos.

Se sentía mucha alarma en toda nuestra costa atlántica no sea que algún ataque puede ser hecha por el enemigo. Toda precaución fue tomada para evitar posibles daños a nuestras grandes ciudades situadas a lo largo de la costa. Guarniciones temporales fueron proporcionados, extraída de la milicia del Estado; baterías de infantería y ligeras fueron extraídas de la fuerza de voluntarios. Por tanto, se emplean alrededor de 12.000 tropas. El servicio de señal costa se estableció para observar el enfoque de los buques de un enemigo a la costa de los Estados Unidos, y los servicios de salvamento y Luz-House cooperó, lo que permitió a la Secretaría de Marina para que todas las porciones de la costa atlántica, desde Maine de Texas, en observación.

La Marina de Guerra Auxiliar fue creado bajo la autoridad del Congreso y fue oficialidad y tripulado por la Milicia Naval de los diversos Estados. Esta organización patrullaba la costa y lleva a cabo el deber de una segunda línea de defensa. Bajo la dirección de las minas submarinas Jefe de Ingenieros fueron colocados en los puntos más expuestos. Antes del estallido de las casamatas mineras permanentes de guerra y galerías de cable había sido construido en los puertos casi todos importantes. La mayoría del material torpedo era que no se encuentra en el mercado, y tuvo que ser fabricados especialmente. Con fecha 19 de abril funcionarios de distrito a que tomaran todas las medidas preliminares cortos de la fijación real de las minas cargadas a los cables, y en abril se emitieron 22 órdenes telegráficas para colocar las minas cargadas en posición.

El número total de minas colocadas fue 1535, en los principales puertos desde Maine hasta California. Los preparativos también se hicieron para la siembra de minas en otros puertos, pero debido a la pronta destrucción de la flota española estas minas no fueron colocadas.

El cuerpo de la señal se organizó rápidamente, y realiza el servicio del personaje más difícil e importante. Sus operaciones durante la guerra cubrieron la conexión eléctrica de todas las fortificaciones de la costa, el establecimiento de instalaciones telefónicas y telegráficas para los campamentos de Manila, Santiago, y en Puerto Rico. Allí se construyeron 300 millas de línea en diez grandes campos, lo que facilita los movimientos militares de los puntos de una manera hasta ahora desconocida en la administración militar. Líneas telegráficas de campo se establecen y mantienen bajo el fuego del enemigo en Manila, y luego el cable de Manila-Hong Kong fue reabierto.

En Puerto Rico se abrieron las comunicaciones por cable a través de una ruta interrumpida, y en tierra se mantuvo la sede de la oficial al mando en la comunicación telegráfica o telefónica con los comandantes de división en cuatro líneas diferentes de operaciones.

No se colocó en aguas cubanas un buque cablero completamente equipado, con cables de guerra y equipos de cable, apto tanto para la destrucción de las comunicaciones pertenecientes al enemigo y el establecimiento de los nuestros. Dos cables oceánicos fueron destruidos en las baterías enemigas en Santiago. El día anterior al aterrizaje de los cuerpos del general Shafter, en Caimanera, dentro de 20 millas del lugar de aterrizaje, se establecieron las comunicaciones por cable y una estación de cable abrió dando una comunicación directa con el Gobierno en Washington. Este servicio fue muy valiosa para el Ejecutivo en la dirección de las operaciones del Ejército y la Marina. Con una fuerza total de más de 1300, la pérdida fue por la enfermedad en el campo y el campo, los oficiales y los hombres incluidos, sólo 5.

El fondo nacional de defensa de 50 millones dólares se gastaron en gran parte por el Ejército y la Marina, y los objetos para los que se utilizó se muestran totalmente en los informes de los varios secretarios. Fue una apropiación más oportuna, lo que permite al Gobierno a fortalecer sus defensas y hacer los preparativos necesarios en gran medida en caso de guerra.

Este fondo es insuficiente para las necesidades de equipo y para la conducción de la guerra, el patriotismo del Congreso proporcionó los medios en el acto de guerra-los ingresos de 13 de junio por la que se autoriza un centavo préstamo populares 3 por que no exceda $ 400 millones y mediante el cobro adicional impostas y los impuestos. Del préstamo autorizado se les ofreció $ 200,000,000 y tomada con prontitud las suscripciones hasta ahora superiores a la llamada como para cubrirlo con creces, mientras que, dándose preferencia a las ofertas más pequeños, hay una única adjudicación superó los US $ 5.000. Este fue un resultado más alentador y significativo, que muestra los vastos recursos de la nación y la determinación del pueblo de defender el honor de su país.

No está dentro de la provincia de este mensaje a narrar la historia de la guerra extraordinario que siguió a la declaración de español de 21 de abril, pero un breve recital de sus características más destacadas es la adecuada.

El primer encuentro de la guerra en el punto de la fecha fue víctima el 27 de abril, cuando un destacamento de la escuadra bloqueadora hizo una reconnoissance vigente en Matanzas, bombardeó los fuertes del puerto, y demolió varias obras nuevas en construcción.

El próximo compromiso estaba destinado a marcar una época memorable en la guerra marítima. La flota del Pacífico, bajo el comodoro George Dewey, había permanecido durante algunas semanas en Hong Kong. Tras la proclamación de la neutralidad colonial la emisión y notificación de los habituales veinticuatro horas 'está dando, lo reparen a MIRS Bay, cerca de Hong Kong, de donde se procedió a las Islas Filipinas bajo las órdenes telegrafiados para capturar o destruir la flota española formidable entonces reunido en Manila. Al amanecer del 01 de mayo la fuerza estadounidense entró en la bahía de Manila, y después de la participación de algunas horas de efectuada la destrucción total de la flota española, que consta de diez barcos de guerra y una de transporte, además de la captura de la estación naval y fortalezas en Cavite, por tanto, aniquilar el poder naval español en el Océano Pacífico y el control por completo a la bahía de Manila, con la capacidad de tomar la ciudad a su antojo. No es una vida se perdió en nuestros barcos, el único de numeración de siete heridos, aunque no es un buque había sufrido daños importantes. Para este logro galante el Congreso, en mi recomendación, bien coordinado, otorgó a la prefermente actores y jugosa recompensa.

El efecto de esta notable victoria sobre el espíritu de nuestro pueblo y sobre la suerte de la guerra fue instantánea. Un prestigio de invencibilidad con ello unido a nuestros brazos, que continuaron a lo largo de la lucha. Refuerzos se apresuraron a Manila bajo el mando del General de Merritt y firmemente establecidos a la vista de la capital, que yacía indefenso ante nuestros cañones.

En el séptimo día de mayo, el Gobierno se informó oficialmente de la victoria en Manila, y en seguida le preguntó al comandante de la flota lo que las tropas se requeriría. La información fue recibida el día 15 de mayo, y la primera expedición militar navegó 25 de mayo y llegó de Manila el 30 de junio Otras expediciones pronto siguieron, la fuerza total que consta de 641 oficiales y 15.058 hombres alistados.

Sólo renuencia a causar la pérdida innecesaria de vidas y bienes impidió el asalto temprano y toma de la ciudad, y con ello la ocupación militar absoluta de todo el grupo. Los insurgentes por su parte habían reanudado las hostilidades activas suspendidas por la tregua parcial del contenido de diciembre de 1897 sus fuerzas invirtieron Manila desde los lados norte y este, pero estaban limitados por el almirante Dewey y el general Merrill de intentar un asalto. Era lógico que lo que había que hacer en el camino de operaciones decisivas en ese trimestre se debe a cabo por el brazo fuerte de los Estados Unidos solamente. Obedeciendo el precepto popa de guerra que impone la superación del adversario y la extinción de su poder siempre que sea atacable como los medios rápidos y seguros de ganar una paz, divide la victoria no era admisible, por ninguna partición de los derechos y responsabilidades que asistieron a la ejecución de una paz justa y ventajosa podría ser pensado.

Siguiendo el esquema completo de ataque general, fuerzas poderosas se reunieron en varios puntos de nuestra costa para invadir Cuba y Puerto Rico. Mientras tanto manifestaciones navales se realizaron en varios puntos expuestos. El 11 de mayo el crucero Wilmington y torpedero Winslow no tuvieron éxito en un intento de silenciar las baterías en Cárdenas, un galán bandera, Worth Bagley, y cuatro marineros que caen. Estas muertes fueron graves, por extraño que parezca, uno de los pocos que se produjo durante las operaciones navales en este extraordinario conflicto.

Mientras tanto, los preparativos navales españolas habían sido empujados con gran vigor. Una escuadra poderosa al mando del almirante Cervera, que se había reunido en las islas de Cabo Verde antes del estallido de las hostilidades, había cruzado el océano, y por sus movimientos erráticos en el Mar Caribe retrasado nuestros planes militares mientras desconcertante la búsqueda de nuestras flotas. Durante un tiempo se sintieron temor no sea que el Oregon y Marietta, a continuación, acercándose a casa después de su largo viaje desde San Francisco de más de 15.000 millas, puede ser sorprendido por la flota del almirante Cervera, pero su llegada afortunados disiparon estos temores y prestaron reenforcement muy necesaria. No hasta Almirante Cervera se refugió en el puerto de Santiago de Cuba, alrededor del 19 de mayo era practicable para planear un ataque naval y militar sistemática sobre las posesiones antillanas de España.

Varias manifestaciones tuvieron lugar en las costas de Cuba y Puerto Rico en preparación para el evento más grande. El 13 de mayo la Escuadra del Atlántico Norte bombardeó San Juan de Puerto Rico. El 30 de mayo la escuadra del comodoro Schley bombardeó los fuertes que custodiaban la boca de Santiago Harbor. Ni ataque tuvo ningún resultado material. Era evidente que las operaciones terrestres bien ordenados eran indispensables para lograr una ventaja decisiva.

El próximo acto de la guerra no solo emocionó el corazón de nuestros compatriotas, pero el mundo por su heroísmo excepcional. En la noche del 03 de junio el teniente Hobson, ayudado por siete voluntarios dedicados, bloquearon la estrecha salida desde Santiago Harbor hundiendo el barco carbonero Merrimac en el canal, bajo un fuego feroz de las baterías de costa, escapando con sus vidas como por un milagro, pero caer en manos de los españoles. Es un incidente más gratificante de la guerra que la valentía de este pequeño grupo de héroes se cordialmente apreciado por el almirante español, que envió una bandera de tregua para notificar Almirante Sampson de su seguridad y para felicitarlos por su atrevimiento. Posteriormente fueron intercambiados 7 de julio.

Para el 7 de junio, la corte del último cable cubana aislada de la isla. A partir de entonces la invasión fue procesado vigorosamente. El 10 de junio, bajo la protección de un fuego pesado, un desembarco de 600 infantes de marina de la Oregon, Marblehead, y Yankee se efectuó en la Bahía de Guantánamo, donde se había determinado para establecer una estación naval.

Este puerto importante y esencial se tomó del enemigo, después de intensos combates, los marines, que eran la primera fuerza organizada de los Estados Unidos a la tierra en Cuba.

La posición para ganado se llevó a cabo a pesar de los desesperados intentos de desalojar a nuestras fuerzas. Por 16 de junio las fuerzas adicionales fueron desembarcados y fuertemente in-atrincherado. El 22 de junio el avance del ejército invasor al mando del Mayor General Shafter aterrizó en Daiquiri, a unos 15 kilómetros al este de Santiago. Esto se logró con grandes dificultades, pero con maravillosa expedición. El 23 de junio se inició el movimiento en contra de Santiago. El día 24 el primer compromiso serio tuvo lugar, en el que la Primera y Décimo de Caballería y la caballería voluntaria de Primera Estados Unidos, la brigada de joven General de la división del general Wheeler, participaron, perdiendo en gran medida. Al caer la noche, sin embargo, de tierra dentro de los 5 kilómetros de Santiago fue ganada. La ventaja se incrementó de manera constante. El 1 de julio de una severa batalla tuvo lugar, nuestras fuerzas ganando las obras exteriores de Santiago; El 2 de El Caney y San Juan fueron tomadas después de una carga desesperada, y se completó la inversión de la ciudad. La Armada colaboró ​​por los bombardeos de la ciudad y los fuertes de la costa.

Al día siguiente este brillante logro de nuestras fuerzas terrestres, el 3 de julio, se produjo el combate naval decisiva de la guerra. La flota española, tratando de salir del puerto, se encontró con la escuadra norteamericana al mando del comodoro Sampson. En menos de tres horas todos los barcos españoles fueron destruidos, los dos torpederos se hundieron y el María Teresa, Almirante Oquendo, Vizcaya, y Cristóbal Colón conducidos a tierra. El almirante español y más de 1.300 hombres fueron hechos prisioneros. Mientras que la pérdida del enemigo de la vida era deplorablemente grandes, otras 600 pereciendo, de nuestro lado, pero un hombre fue asesinado, en el Brooklyn, y un hombre gravemente herido. Aunque nuestras naves fueron golpeados repetidamente, no resultó herido de gravedad. Donde todo lo visible se distinguieron, de los comandantes a los artilleros y los héroes sin nombre en las salas de calderas, todas y todos los que contribuyen a la consecución de esta victoria asombrosa, para las que ni antigua ni moderna historia ofrece un paralelo en la integridad del evento y la maravillosa desproporción de víctimas, sería denigrante para señalar cualquier por el honor especial. Merecido promoción ha premiado a los actores más visibles. La gratitud más profunda de la nación es debido a todos estos valientes hombres que por su habilidad y devoción en unas pocas horas aplastaron el poder marítimo de España y se ocupaban un triunfo cuya decisión y consecuencias de gran alcance apenas se puede medir. Tampoco podemos estar sin pensar en los logros de nuestros constructores, mecánicos y artesanos por su habilidad en la construcción de nuestros barcos de guerra.

Con la catástrofe del esfuerzo de Santiago España sobre el océano prácticamente cesado. Un esfuerzo espasmódico hacia finales de junio para enviar su flota del Mediterráneo, al mando del almirante Camara, para aliviar Manila fue abandonada, la expedición se recordó después de haber pasado por el Canal de Suez.

La capitulación de Santiago siguió. La ciudad estaba estrechamente sitiada por tierra, mientras que la entrada de nuestros barcos en el puerto cortó todo el alivio de ese lado. Después de una tregua para permitir la eliminación de los no combatientes prolongadas negociaciones continuaron a partir del 3 de julio al 15 de julio, cuando, bajo amenaza de asalto inmediato, los preliminares de la rendición fueron acordados. El 17 General Shafter ocupó la ciudad. La capitulación abrazó todo el extremo oriental de Cuba. El número de soldados españoles se rindieron fue de 22.000, todos los cuales fueron posteriormente transmitió a España a cargo de los Estados Unidos. La historia de esta exitosa campaña se dijo en el informe del Secretario de la Guerra, que se puso delante de ti. El valor individual de los oficiales y soldados nunca se mostró más sorprendente que en los varios compromisos que conducen a la rendición de Santiago, mientras que los rápidos movimientos y sucesivas victorias ganaron el aplauso instantáneo y universal. Para los que ganaron este triunfo completo, que estableció la ascendencia de los Estados Unidos sobre la tierra como la lucha fuera de Santiago había fijado nuestra supremacía en los mares, la gratitud sincera y duradera de la nación se debe sin piedad. Tampoco hay que solo recordar la gallardía de los vivos; la reclamación muertos nuestras lágrimas y nuestras pérdidas de batalla y la enfermedad debe nublar cualquier júbilo por el resultado y nos enseñan a sopesar el costo terrible de la guerra, sin embargo, le corresponde la causa o la señal de la victoria.

Con la caída de Santiago la ocupación de Puerto Rico se convirtió en la siguiente necesidad estratégica. El general Miles ya había sido asignado a organizar una expedición para ese propósito. Afortunadamente ya estaba en Santiago, a donde había llegado el 11 de julio con refuerzos para el ejército del general Shafter.

Con estas tropas, que consta de 3.415 soldados de infantería y artillería, dos compañías de ingenieros, y una compañía del cuerpo de la señal, el general Miles dejó de Guantánamo el 21 de julio, que tiene nueve transportes convoyadas por la flota al mando del capitán Higginson con el Massachusetts (buque insignia), Dixie , Gloucester, Columbia y Yale, los dos soldados que llevaban estos últimos. La expedición desembarcó en Guánica 25 de julio de qué puerto se ha introducido con poca oposición. Aquí la flota se le unió el de Annapolis y la Avispa, mientras que el puritano y Anfitrite fueron a San Juan y se unieron a la Nueva Orleans, que se dedica a bloquear ese puerto. El Comandante Mayor General fue posteriormente reforzó por la brigada del general Schwan del Tercer Cuerpo del Ejército, el general Wilson con una parte de su división, y también por el general Brooke con una parte de su cuerpo, la numeración en todos 16.973 oficiales y soldados.

El 27 de julio entró en Ponce, uno de los puertos más importantes de la isla, de la que posteriormente dirigió las operaciones para la captura de la isla.

Con la excepción de los encuentros con el enemigo en Guayama, Hormigueros, Coamo y Yauco y un ataque a una fuerza aterrizó en Cabo San Juan, no había ninguna resistencia seria. La campaña fue procesado con gran vigor, y por el 12 de agosto la mayor parte de la isla estaba en nuestra posesión y la adquisición del resto era sólo una cuestión de poco tiempo. En la mayoría de los puntos en la isla a nuestras tropas fueron recibidas con entusiasmo. Protestas de lealtad a la bandera y la gratitud por la entrega de la dominación española se reunieron nuestros comandantes en cada etapa. Como una influencia potente hacia la paz el resultado de la expedición de Puerto Rico era de gran importancia, y generoso elogio se debe a las personas que participaron en él.

La última escena de la guerra fue promulgada en Manila, su lugar de partida. El 15 de agosto, después de un breve asalto a las obras de las fuerzas de tierra, en la que la escuadra asistida, la capital se rindió incondicionalmente. Las bajas fueron relativamente pocos. Por esto la conquista de las Islas Filipinas, prácticamente cumplida cuando la capacidad española para la resistencia fue destruido por la victoria del almirante Dewey del 1 de mayo, se selló formalmente. Para Merrill, sus oficiales y soldados, por su servicio sin quejarse y dedicado y por su gallardía en la acción, la nación está sinceramente agradecido. Su largo viaje se realizó con singular éxito, y la conducta de soldado de los hombres, la mayoría de los cuales eran, sin experiencia previa en el servicio militar, merece un elogio desmedido.

Las bajas totales en muertos y heridos en el ejército durante la guerra con España la siguiente: Mesa asesinados, 23; reclutas murieron, 257; total de, 280; oficiales heridos, 113; reclutas heridos, 1.464; total, el 1577. De la Armada: Killed, 17; heridos, 67; muerto como consecuencia de las heridas, 1; inválido de servicio, 6; total, el 91.

Se observará que mientras que nuestra Armada estaba involucrado en dos grandes batallas y en numerosas empresas peligrosas en bloqueo y bombardeo, y más de 50.000 de nuestros soldados fueron transportados a tierras lejanas y se dedicaban a asalto y asedio y batalla y muchas escaramuzas en poco familiar territorio, que perdimos en ambos brazos del servicio un total de 1.668 muertos y heridos; y en toda la campaña por tierra y mar no perdimos un arma o una bandera o un transporte o un barco y, con la excepción de la tripulación del Merrimac, no un soldado o marinero fue tomada prisionera.

El 7 de agosto cuarenta y seis días de la fecha del desembarco del ejército del general Shafter en Cuba veintiún días a partir de la rendición de Santiago, las tropas de Estados Unidos iniciaron el embarque para el hogar, y toda nuestra fuerza fue devuelto a los Estados Unidos tan pronto como el 24 de agosto Ellos estaban ausentes de los Estados Unidos sólo dos meses.

Es apropiado que debo dar testimonio al patriotismo y la devoción de que gran parte de nuestro ejército que, aunque con ganas de ser ordenado para el cargo de mayor exposición, afortunadamente, no fue necesaria fuera de los Estados Unidos. Ellos hicieron todo su deber, y, al igual que sus compañeros en la parte delantera, se han ganado la gratitud de la nación. De la misma manera, los oficiales y soldados del Ejército y de la Armada que se quedaron en sus departamentos y lugares de realizar fielmente los deberes más importantes relacionadas con la guerra, y cuyas solicitudes de asignación en el campo y en el mar me vi obligado a rechazar porque su servicios eran indispensables aquí, tienen derecho al más alto elogio. Es mi pesar de que no parece haber ninguna disposición para su reconocimiento adecuado.

En este sentido, es un placer para mí menciono en términos de agradecimiento cordial al trabajo útil y oportuna de la Cruz Roja Nacional Americana, tanto en las medidas de alivio de preparación para las campañas, en la asistencia sanitaria en varios de los campos de conjunto, y más tarde , bajo el liderazgo capaz y experimentado de la presidente de la sociedad, la señorita Clara Barton, en los campos de batalla y en los hospitales en la parte delantera en Cuba. Trabajando en conjunto con las autoridades gubernamentales y bajo su sanción y aprobación, y con la entusiasta cooperación de muchas mujeres y sociedades patrióticas en los distintos Estados, la Cruz Roja ha mantenido plenamente su ya alta reputación de intenso fervor y la capacidad para ejercer los nobles propósitos de su organización internacional, justificando así la confianza y el apoyo que ha recibido de manos del pueblo estadounidense. Para los miembros y dirigentes de esta sociedad y de todos los que los ayudaron en su labor filantrópica la gratitud sincera y duradera de los soldados y el público es debido y se otorgan libremente.

Al trazar estos eventos se nos recuerda constantemente de nuestras obligaciones para con el Divino Maestro por su cuidado vigilante sobre nosotros y Su orientación segura, para que la nación hace reconocimiento reverente y ofrece humilde oración para la continuación de su favor.

La aniquilación de la flota del almirante Cervera, seguido de la capitulación de Santiago, después de haber llevado al Gobierno español un sentido darse cuenta de la inutilidad de continuar una lucha ahora convertido en totalmente desigual, hizo proposiciones de paz a través del embajador de Francia, que, con el consentimiento de su Gobierno, había actuado como el amable representante de los intereses españoles durante la guerra. El 26 de Julio M. Cambon presentó una comunicación firmada por el duque de Almodóvar, el ministro de Estado español, invitando a los Estados Unidos para establecer los términos en los que estaría dispuesto a hacer la paz. El 30 de julio, por una comunicación dirigida al duque de Almodóvar y las entregarán a M. Cambon, los términos de este Gobierno se anunciaron sustancialmente como en el protocolo firmado después. El 10 de agosto, la respuesta española, de 7 de agosto, fue entregado por M. Cambon al Secretario de Estado. Se aceptó incondicionalmente los términos impuestos en cuanto a Cuba, Puerto Rico, y una isla del grupo de Ladrones, pero parecía tratar de introducir reservas inadmisibles en lo que respecta a nuestra demanda como a las Islas Filipinas. Concebir que la discusión sobre este punto ni podría ser práctico ni rentable, dispuse que el fin de evitar la mala interpretación del asunto debe ser inmediatamente cerrado al proponer la realización de un protocolo formal de las condiciones en que las negociaciones de paz habían de llevarse a cabo. Las sugerencias vagas y poco explícitas de la nota española no pudieron ser aceptadas, la única respuesta es presentar como un ultimátum virtual de un proyecto de protocolo que incorpora los términos precisos licitadas a España en nuestra nota de 30 de julio, con estipulaciones adicionales de detalle en cuanto a la nombramiento de los comisionados para organizar la evacuación de las Antillas españolas. El 12 de agosto M. Cambon anunció su recibo de plenos poderes para firmar el protocolo lo presentado. De acuerdo con ello, en la tarde del 12 de agosto de M. Cambon, como el plenipotenciario de España, y el Secretario de Estado, como el plenipotenciario de los Estados Unidos, firmó un protocolo providing--

ARTÍCULO I. España renunciará a todo derecho de soberanía y propiedad sobre Cuba.

ART. II. España cederá a los Estados Unidos la isla de Puerto Rico y otras islas ahora bajo la soberanía española en las Indias Occidentales, y también una isla en los Ladrones para ser seleccionados por los Estados Unidos.

ART. III. Los Estados Unidos va a ocupar y mantener la ciudad, la bahía y el puerto de Manila en espera de la conclusión de un tratado de paz, que determinará si el control, la disposición, y el gobierno de las Filipinas. El cuarto artículo preveía la designación de las comisiones conjuntas por parte de los Estados Unidos y España, para reunirse en La Habana y San Juan, respectivamente, con el propósito de organizar y llevar a cabo los detalles de la evacuación estipulado de Cuba, Puerto Rico, y otras islas españolas en las Indias Occidentales.

El quinto artículo prevé el nombramiento de no más de cinco comisionados en cada lado, que se reúnen en París a más tardar el 1 de octubre y proceder a la negociación y conclusión de un tratado de paz, sujeta a ratificación de acuerdo con las respectivas formas constitucionales de los dos países.

El sexto y último artículo dispone que a partir de la firma del protocolo de las hostilidades entre los dos países debe ser suspendido y que comunicación en tal sentido se debe dar tan pronto como sea posible por cada Gobierno a los comandantes de sus fuerzas militares y navales.

Inmediatamente después de la celebración del Protocolo I emitió una proclama, de 12 de agosto, la suspensión de las hostilidades por parte de los Estados Unidos. Las órdenes necesarias a tal efecto a la vez se les dio por telégrafo. El bloqueo de los puertos de Cuba y San Juan de Puerto Rico era de igual manera elevada. El 18 de agosto, la de obligaciones de 100 mil voluntarios, o tan cerca de ese número como se encontró que era posible, se le ordenó.

El 1 de diciembre 101.165 oficiales y soldados se habían reunido y dado de alta del servicio, y 9.002 más serán reunido a cabo antes del día 10 de este mes; También un número correspondiente de oficiales generales y generales del personal se han dado de baja honorablemente del servicio.

Las comisiones militares para supervisar la evacuación de Cuba, Puerto Rico y las islas adyacentes fueron nombrados inmediatamente - de Cuba, el general James F. Wade, el contraalmirante William T. Sampson, el general Matthew C. mayordomo; para Puerto Rico, Major - General John R. Brooke, contralmirante Winfield S. Schley, Brigadier General William W. Gordon - quien poco después se reunió con los comisarios españoles en La Habana y San Juan, respectivamente. La Comisión Mixta de Puerto Rico logró rápidamente su tarea, y por el 18 de octubre se completó la evacuación de la isla. La bandera de los Estados Unidos se elevó sobre la isla al mediodía de ese día. La administración de sus asuntos se ha confiado provisionalmente a un gobernador militar hasta que el Congreso no disponga otra cosa. La Comisión Mixta cubano aún no ha terminado sus labores. Debido a las dificultades en la forma de eliminar la gran cantidad de tropas españolas todavía en Cuba, la evacuación no se puede completar antes del 1 de enero del próximo.

De conformidad con el artículo quinto del protocolo, nombré William R. Day, últimamente Secretario de Estado; Cushman K. Davis, William P. Frye, y George Gray, los senadores de los Estados Unidos, y Whitelaw Reid sean los comisionados de paz por parte de los Estados Unidos. Procediendo a su debido tiempo a París, que allí se reunieron el 1 de octubre cinco comisionados nombrados de manera similar por parte de España. Sus negociaciones han avanzado esperanzador, por lo que confío en que pronto será capaz de establecer un tratado definitivo de paz antes de que el Senado, con una revisión de los pasos que conducen a su firma.

No hablo en este momento el gobierno o el futuro de las nuevas posesiones que vendrán a nosotros como el resultado de la guerra con España. Tal discusión será apropiado después será ratificado el tratado de paz. Mientras tanto y hasta que el Congreso ha legislado lo contrario será mi deber seguir los gobiernos militares que han existido desde nuestra ocupación y dar a la seguridad de las personas en la vida y la propiedad y el aliento bajo una regla justa y benéfica.

Tan pronto como estemos en posesión de Cuba y hemos pacificado la isla será necesario para dar la ayuda y dirección a su gente para formar un gobierno por sí mismos. Esto debe llevarse a cabo a la mayor brevedad compatible con la seguridad y el éxito asegurado. Es importante que nuestras relaciones con este pueblo ha de ser del personaje más amable y nuestras relaciones comerciales estrechas y recíprocas. Debe ser nuestro deber ayudarle en todo lo correcto para construir las soledades de la isla, alentar a la industria de las personas, y ayudarles a formar un gobierno que será gratuita e independiente, realizando así las mejores aspiraciones de los cubanos personas.

Estado español debe ser reemplazado por un gobierno justo, benévolo y humano, creado por el pueblo de Cuba, capaces de llevar a cabo todas las obligaciones internacionales, y que fomentará el ahorro, la industria, y la prosperidad y promover la paz y la buena voluntad entre todos los habitantes , cualesquiera que hayan sido sus relaciones en el pasado. Ni la venganza ni la pasión deben tener un lugar en el nuevo gobierno. Hasta que no haya más absoluta tranquilidad en la isla y un gobierno estable inaugurado se continuará la ocupación militar.

Con la única excepción de la ruptura con España, la cópula de los Estados Unidos con la gran familia de las naciones ha sido marcado con cordialidad, y el cierre del año lleno de acontecimientos se encuentra la mayor parte de los problemas que necesariamente surgen en las relaciones de los estados soberanos ajustado o presentar ningún obstáculo grave a una solución justa y honorable por acuerdo amistoso.

Una larga disputa sin resolver en cuanto a la frontera extendida entre la República Argentina y Chile, que se extiende a lo largo de las crestas de los Andes desde la frontera sur del desierto de Atacama al Estrecho de Magallanes, casi un tercio de la longitud del continente sudamericano, supone una etapa aguda en la primera parte del año, y dio a esta ocasión Gobierno para expresar la esperanza de que el recurso al arbitraje, ya contemplado por convenios entre las partes existentes, podría prevalecer a pesar de las graves dificultades que surjan en su aplicación. Estoy feliz de decir que los acuerdos a tal fin se han perfeccionado, las cuestiones de hecho sobre las cuales los respectivos comisionados no pudieron ponerse de acuerdo de estar en curso de referencia a Su Majestad Británica para la determinación. A diferencia residual tocando la línea límite norte a través del Desierto de Atacama, para lo cual los tratados existentes, siempre hay ajuste adecuada, las ofertas feria de liquidación de la misma manera por una comisión mixta, en la que el ministro de Estados Unidos en Buenos Aires ha sido invitado a servir como árbitro en el último recurso.

He encontrado la ocasión de acercarse al gobierno argentino con el fin de eliminar las diferencias de tipos a impuestos a los cables de una empresa norteamericana en la transmisión entre Buenos Aires y las ciudades de Uruguay y Brasil a través de los mensajes que pasan desde y hacia los Estados Unidos. Aunque el asunto se complica por concesiones exclusivas por Uruguay y Brasil a las empresas extranjeras, hay una fuerte esperanza de que se llegue a un buen entendimiento y que los importantes canales de comunicación comercial entre los Estados Unidos y las ciudades atlánticas de América del Sur puede ser liberado de una discriminación casi prohibitiva.

En esta relación se me permite expresar mi sentido de la idoneidad de un acuerdo internacional por el que el intercambio de mensajes a través de los cables de conexión se puede regular de forma justa de uniformidad. El mundo ha visto el sistema postal desarrollado a partir de un conglomerado de servicios independientes y exclusivos en una unión bien ordenada, de los cuales todos los países gozan de los beneficios múltiples. Sería extraño eran las naciones no en el tiempo señalado a darse cuenta de que la civilización moderna, que debe tanto de su progreso a la aniquilación del espacio por la fuerza eléctrica, exige que este importante medio de comunicación sean un patrimonio de todos los pueblos, para ser administrado y regulado en su behoof común. Un paso en esta dirección fue tomada cuando se firmó el convenio internacional de 1884 para la protección de cables submarinos, y el día es, espero, no muy lejano, cuando este medio para la transmisión del pensamiento de tierra en tierra podrá ser interpuesto dentro de la dominio del concierto internacional tan completamente como es el transporte de material de comercio y la correspondencia sobre la faz de las aguas que los dividen.

La afirmación de Thomas Jefferson Página contra Argentina, que ha estado pendiente desde hace muchos años, se ha ajustado. La suma otorgada por el Congreso de Argentina fue de $ 4,242.35.

La simpatía del pueblo estadounidense con justicia se le ha ofrecido a la regla y al pueblo de Austria-Hungría, a causa de la aflicción que les ha ocurrido últimamente en el asesinato de la emperatriz-reina de ese reino histórico.

En el 10 de septiembre de 1897, un conflicto tuvo lugar en Lattimer, PA., Entre un cuerpo de mineros en huelga y el sheriff del condado de Luzerne y sus diputados, en el que 22 mineros murieron y 44 resultaron heridos, de los cuales 10 de los muertos y 12 de los heridos estaban sujetos en Austria y Hungría. Este evento deplorable despertó naturalmente la solicitud del Gobierno austro-húngaro, que, en el supuesto de que las muertes y lesiones implicaron el mal uso injustificable de la autoridad, reclamó la reparación de las víctimas. Además de la minuciosa investigación y la acción imperativa de las autoridades de Pennsylvania, el Ejecutivo Federal tomó medidas apropiadas para conocer los méritos del caso, a fin de estar en condiciones de satisfacer la demanda urgente de una potencia amiga. El sheriff y sus ayudantes, después de haber sido acusados ​​de asesinato, fueron juzgados y absueltos, tras un procedimiento prolongado y de la audiencia de cientos de testigos, en razón de que el asesinato fue en la línea de su misión oficial a mantener la ley y mantener el orden público en el Estado. Un representante del Departamento de Justicia asistió al juicio e informó de su curso completo. Con todos los elementos de que dispone, este Gobierno espera llegar a un entendimiento armónico sobre el tema con el de Austria-Hungría, a pesar de la afirmación renovada de este último, después de conocer el resultado de la prueba, para la indemnización de sus sujetos lesionados.

A pesar del breve tiempo asignado para la preparación, las exposiciones de este país en la Exposición Universal de Bruselas en 1897 disfrutaron de la singular distinción de una mayor proporción de premios, teniendo en cuenta el número y categorías de artículos ingresados ​​que los de otros países. El valor de este resultado para dar a conocer nuestra capacidad nacional para abastecer a los mercados del mundo es evidente.

Exposiciones de este carácter internacional son cada vez más frecuentes a medida que los intercambios comerciales de los países crecen más íntimo y variado. Apenas pasa un año que este Gobierno no es invitado a la participación nacional en algún importante centro extranjero, pero a menudo en demasiado poco tiempo para permitir a recurrir ante el Congreso por el poder y los medios para hacerlo. Mis predecesores han sugerido la conveniencia de proporcionar mediante un texto general y una apropiación de pie para aceptar las invitaciones y de la representación de este país por una comisión. Este plan cuenta con mi aprobación cordial.

Confío en que las restricciones belgas a la importación de ganado de los Estados Unidos, originalmente adoptado como medida de precaución sanitaria, será en un día temprano estar relajado en cuanto a sus características actuales de dificultades y la discriminación, con el fin de admitir ganado en pie bajo el debido regulación de su masacre después de aterrizar. Tengo la esperanza, también, de un cambio favorable en el tratamiento belga de nuestras carnes en conserva y salados. El crecimiento del comercio directo entre los dos países, no solo para el consumo belga y productos belgas, sino por vía de tránsito desde y hacia otros estados continentales, ha sido a la vez alentador y beneficioso. No se escatimarán esfuerzos para ampliar sus ventajas mediante la búsqueda de la eliminación de los obstáculos innecesarios y por acuerdos para el aumento de los intercambios comerciales.

Los eventos del año en América Central se merecen más que una mención pasajera.

Una ruptura amenazante entre Costa Rica y Nicaragua fue felizmente compuesto por la firma de un convenio entre las partes, con el acuerdo del representante de Guatemala como mediador, el acto que se negoció y firmó a bordo del barco de vapor Alerta Estados Unidos, luego se extiende en el centro aguas americanas. Se cree que los buenos oficios de nuestro enviado y del comandante del buque contribuyeron a este resultado gratificante.

En mi último mensaje anual la situación se presenta con respecto a la representación diplomática de este Gobierno en Centroamérica creada por la asociación de Nicaragua, Honduras y El Salvador, con el título de la República Mayor de Centroamérica, y la delegación de sus funciones internacionales a la Dieta de los mismos. Si bien el carácter representativo de la dieta fue reconocido por mi predecesor y se ha confirmado durante mi Administración por recibir su enviado acreditada y otorgar el exequátur a los cónsules encargados bajo su autoridad, que el reconocimiento fue calificado por la clara comprensión de que la responsabilidad de cada uno de los componentes Repúblicas soberanas hacia los Estados Unidos se mantuvieron totalmente afectada.

Esta condición de la medida era necesaria como el pacto de las tres repúblicas fue en un principio una asociación por el que determinadas funciones representativas se delegan a una comisión tripartita en lugar de una federación que posee poderes centralizados de gobierno y administración. En este punto de vista de su relación y de la relación de los Estados Unidos a las varias Repúblicas, un cambio en la representación de este país de América Central no fue ni recomendado por el Ejecutivo ni iniciado por el Congreso, lo que deja a uno de nuestros embajadores acreditados, como hasta ahora, por separado a dos Estados de la República más, Nicaragua y El Salvador, y para un tercer Estado, Costa Rica, que no era parte en el pacto, mientras que nuestro otro emisario fue acreditada de manera similar a un Estado de la Unión, Honduras, y una falta de unión Estado, Guatemala. El resultado ha sido que el que ha presentado credenciales sólo para el Presidente de Costa Rica, el otro después de haber sido recibido sólo por el Gobierno de Guatemala.

Posteriormente, las tres Repúblicas asociados iniciaron negociaciones para dar los pasos previstos en el contrato original. Una convención de sus delegados enmarcado para ellos una constitución federal con el nombre de los Estados Unidos de América Central, y establecía un gobierno central federal y la legislatura. Una vez ratificado por los Estados constituyentes, el 1 de noviembre del año pasado se fijó para el nuevo sistema entre en operación. Dentro de unas pocas semanas a partir de entonces el plan fue puesto a prueba por los movimientos revolucionarios que surgen, con la consiguiente demanda de unidad de acción por parte del poder militar de los Estados federales de suprimirlos. Bajo esta cepa del nuevo sindicato parece haberse debilitado a través de la retirada de sus miembros más importantes. Este Gobierno no se informó oficialmente de la instalación de la federación y ha mantenido una actitud de esperanza de usar, mientras que en modo alguno renunciar al cargo que ocupa desde el principio que las responsabilidades de los diversos Estados para con nosotros no han sufrido modificaciones por sus relaciones tentativas entre sí.

La Comisión del Canal de Nicaragua, bajo la presidencia del contralmirante John G. Walker, nombrado 24 de julio 1897, bajo la autoridad de una disposición en el acto civil, sin excepción, de 4 de junio de ese año, casi se ha concluido sus trabajos, y los resultados de su investigación exhaustiva en la ruta correcta, la viabilidad y el costo de la construcción de un canal interoceánico por una ruta de Nicaragua, serán presentadas a usted. En el desempeño de su tarea la comisión recibió toda la cortesía posible y la ayuda de los Gobiernos de Nicaragua y Costa Rica, que por lo tanto declararon su reconocimiento de la importancia de dar un resultado rápido y práctico para el gran proyecto que tiene por tantos años absortos el atención de los respectivos países.

A medida que el alcance de la investigación reciente abrazó todo el tema, con el objetivo de hacer planes y estudios para un canal por la ruta más conveniente, que incluye necesariamente una revisión de los resultados de los estudios y planes anteriores, y en particular las adoptadas por la Maritime Canal Company bajo sus concesiones existentes de Nicaragua y Costa Rica, por lo que, en esta medida aquellas subvenciones tienen necesariamente una parte esencial en las deliberaciones y conclusiones de la Comisión del Canal, ya que han celebrado y deben tener necesidades en la discusión de la cuestión por el Congreso. En estas circunstancias y en vista de propuestas hechas a los gobiernos de Nicaragua y Costa Rica por otras partes para una nueva concesión del Canal predica acerca de la caducidad se acerca supuesta de los contratos de la Compañía del Canal Marítimo con dichos Estados, no he dudado en expresar mi convicción de que consideraciones de oportunidad y la política internacional como entre los varios gobiernos interesados ​​en la construcción y el control de un canal interoceánico por esta vía requiere el mantenimiento del statu quo hasta que la Comisión del Canal se han reportado y el Congreso de los Estados Unidos haya tenido la oportunidad para pasar finalmente a todo el asunto durante el actual período de sesiones, sin perjuicio por razón de cualquier cambio en las condiciones existentes.

Sin embargo, parece que el Gobierno de Nicaragua, como uno de sus últimos actos soberanos antes de la fusión de sus poderes en los de la recién formada Estados Unidos de América Central, se ha concedido una concesión opcional a otra asociación, para entrar en vigor a la expiración de la presente subvención. No parece que las encuestas se han hecho o qué ruta se propone en este subsidio contingente, por lo que un examen de la viabilidad de sus planes está necesariamente no abrazó en el informe de la Comisión del Canal. Todas estas circunstancias sugieren la urgencia de alguna acción definida por el Congreso en la sesión si los trabajos del pasado se van a utilizar y la vinculación de los océanos Atlántico y Pacífico por un canal de agua es práctico a realizar. Que la construcción de una carretera como marítimo es ahora más que nunca indispensable para que la intercomunicación íntima y listo entre nuestros litorales oriental y occidental exigido por la anexión de las islas de Hawai y el potencial de expansión de nuestra influencia y el comercio en el Pacífico, y que nuestra política nacional ahora más imperativa que nunca llama por su control por parte de este Gobierno, son proposiciones que no dudo que el Congreso será debidamente apreciar y sabiamente actuar.

Un convenio que establezca el renacimiento de la difunta Comisión de Reclamaciones Estados Unidos y Chile y la consideración de las reclamaciones que fueron debidamente presentados a la tarde la comisión, pero no se considera debido a la expiración del tiempo limitado por la duración de la comisión, se firmó mayo 24, de 1897, y se ha mantenido en unacted por el Senado. El plazo fijado en el mismo para que proceda al canje de las ratificaciones de haber transcurrido, el convenio se sitúa a menos que el tiempo se extenderá por enmienda, que yo estoy tratando de llevar a cabo, con la concurrencia amistosa del Gobierno de Chile.

Los Estados Unidos no ha sido un espectador indiferente de los acontecimientos extraordinarios que transcurren en el Imperio chino, lo que las partes de las provincias marítimas pasan bajo el control de varias potencias europeas; pero la perspectiva de que la gran comercio que la energía de nuestros ciudadanos y la necesidad de nuestras producciones de primera necesidad para los usos de China ha acumulado en esas regiones no puede ser objeto de discriminación a través de cualquier tratamiento exclusivo de los nuevos ocupantes ha obviado la necesidad de nuestro país convirtiéndose en un actor en la escena. Nuestra posición entre las naciones, que tiene una gran costa del Pacífico y un comercio directo en constante expansión con el Oriente más lejos, nos da la reclamación equitativo a la consideración y trato amable en este sentido, y será mi objetivo de estar al servicio de nuestros grandes intereses en ese trimestre por todos los medios apropiados para la política constante de nuestro Gobierno. Los territorios de Kiao-chow, de Wei-hai-wei, y de Port Arthur y Talienwan, arrendado a Alemania, Gran Bretaña y Rusia, respectivamente, por períodos de años, será, se anunció, estén abiertos al comercio internacional durante como la ocupación extranjera; y si se determina que hay un tratamiento discriminatorio de los ciudadanos estadounidenses y su comercio de existir o desarrollarse de aquí en adelante, el deseo de este Gobierno parece hacerse realidad.

En esta relación, como muestra el volumen y el valor de nuestros intercambios con China y las condiciones peculiarmente favorables que existen para su expansión en el curso de operaciones comerciales normales, me refiero a la comunicación dirigida al Presidente de la Cámara de Representantes por el Secretario de Hacienda el 14 de junio pasado, con su carta que acompaña de la Secretaría de Estado, recomendando una apropiación de una comisión para estudiar las condiciones comerciales e industriales en el Imperio Chino y reportar a las oportunidades y los obstáculos a la ampliación de los mercados en China por las materias primas y manufacturas de los Estados Unidos. La acción no fue tomada al respecto durante el último período de sesiones. Saludo cordialmente exhorto que la recomendación de recibir en sus manos la consideración que su importancia y mérito puntualidad.

Mientras tanto, se pueden simplemente terreno para inquietud en vista de los disturbios y la reactivación de la vieja sentimiento de la oposición y los prejuicios a las personas extrañas que impregna algunas de las provincias chinas. Al igual que en el caso de los ataques a nuestros ciudadanos en Szechuen y en Kutien en 1895, el ministro de Estados Unidos ha sido instruido para asegurar el máximo grado de protección, tanto a nivel local e imperial, por los intereses norteamericanos amenazados, y exigir, en caso de lesiones sin ley a personas o bienes, instantánea reparación adecuada al caso. Los barcos de guerra se han estacionado en Tientsin para la observación más listo de los trastornos que han invadido incluso la capital china, a fin de estar en condiciones de actuar debería necesitar surgen, mientras que un guardia de infantería de marina ha sido enviada a Pekín para dar el ministro del mismo grado de protección de autoridad como los representantes de otras naciones se han limitado a emplear.

Siguiendo de cerca a la interpretación de la concesión de mi predecesor como árbitro de la pretensión del sujeto italiana Cerruti contra la República de Colombia, surgieron diferencias entre las partes en el arbitraje en relación con el alcance y la extensión de la concesión, de que ciertos artículos fueron controvertidos por Colombia, mientras que Italia se adjudicó su cumplimiento literal. El premio de haber sido hecha por el Presidente de los Estados Unidos, como un acto de consideración amable y con el único fin de una composición imparcial de la cuestión objeto de conflicto, pero yo no podía sentir su profunda preocupación por un aborto involuntario tal, y pese a no poder aceptar la teoría de Colombia que yo, en mi calidad de funcionario, poseía continuas funciones como árbitro, con el poder de interpretar o revisar los términos de la concesión, mis esfuerzos fueron prestados para llevar a las partes a un acuerdo armonioso en cuanto a la ejecución de sus disposiciones .

Una demostración naval de Italia dio lugar a un compromiso para pagar los pasivos reclamados en su determinación; pero esta aparente disposición de la controversia fue seguido por una ruptura de las relaciones diplomáticas entre Colombia e Italia, que aún continúa, aunque, afortunadamente, sin síntomas agudos haber sobrevino. No obstante lo anterior, se reportan esfuerzos por ser continua para la averiguación de pasivo contingente de Colombia a causa de las deudas de Cerruti bajo el artículo quinto de la adjudicación.

Una reclamación de un ciudadano estadounidense en contra de la República Dominicana por un puente público sobre el río Ozama, que ha estado en controversia diplomática desde hace varios años, ha sido resuelta por el experto en arbitraje y un premio en favor del reclamante que asciende a alrededor de $ 90.000. Es, sin embargo, sigue pendiente de pago, a pesar de las demandas urgentes para su resolución de acuerdo con los términos del convenio.

Ahora hay cada perspectiva de que la participación de los Estados Unidos en la Exposición Universal que se celebrará en París en 1900 será en una escala acorde con la posición avanzada en manos de nuestros productos e industrias en marts principales del mundo.

El informe preliminar del Sr. Moisés P. práctico, que, bajo la ley de 19 de julio de 1897, fue nombrado comisionado especial con el fin de obtener toda la información posible necesaria para una comprensión plena y completa por el Congreso en lo que respecta a la participación de este Gobierno en la exposición de París, se colocó delante de vosotros mi mensaje del 6 de diciembre de 1897, y mostró las grandes oportunidades que se abren para dar a conocer nuestro progreso nacional en las artes, la ciencia, y fabrica, así como la urgente necesidad de la provisión inmediata y adecuada para permitir debido ventaja de los mismos que deban tomarse. La muerte del señor Práctico poco después la hacía necesario que otro a iniciar y completar su trabajo sin terminar, y el 11 de enero pasado el Sr. Thomas W. Cridler, Tercer Secretario de Estado adjunto, fue designada para cumplir esa tarea. Su informe fue presentado ante usted por mi mensaje del 14 de junio de 1898, con el resultado gratificante de despertar un renovado interés en la pantalla proyectada. Por una disposición de la diversa de ley de presupuesto civil, de 1 de julio de 1898 una suma que no exceda de $ 650,000 fue asignado para la organización de una comisión para atender a la preparación, instalación y montaje de exposiciones de América Latina y para la exhibición de exposiciones adecuadas por los varios Departamentos Ejecutivos, en particular por el Departamento de Agricultura, la Comisión de Peces, y la Institución Smithsonian, en representación del Gobierno de los Estados Unidos.

En cumplimiento de esa promulgación nombré al Sr. Ferdinand W. Peck, de Chicago,-comisario general, con un asistente comisario general y un secretario. Sr. Peck inmediatamente procedió a París, donde su éxito en la ampliación del alcance y la variedad de la prueba de Estados Unidos ha sido de lo más gratificante. No obstante la zona comparativamente pequeño del Recinto de la Exposición - menos de la mitad que el de la Feria Mundial en Chicago - el espacio asignado a los Estados Unidos se ha incrementado de la asignación absoluta de 157,403 pies cuadrados informado por el Sr. Práctico para algunos 202,000 pies cuadrados, con aumento del campo correspondiente a una representación verdaderamente característico de las diversas ramas importantes del desarrollo de nuestro país. Informe del señor Peck se colocará delante de ti. A mi juicio, sus recomendaciones se llame a su consideración temprana, especialmente en cuanto a un aumento de la consignación a por lo menos un millón de dólares en total, por lo que puede no sólo el espacio asignado será totalmente absorbido por las mejores exposiciones posibles en cada clase, pero la preparación y la instalación estén en una escala tan perfecto como para clasificar entre los primeros en que la competencia sin precedentes de la producción artística y creativa, y así contrarrestar la desventaja con el que iniciarse en comparación con otros países cuyos créditos son a una escala más generosa y cuyos preparativos están en un estado de mucha mayor atrevimiento que la nuestra.

Donde nuestros artesanos tienen la capacidad admitida para sobresalir, donde nuestro genio inventivo ha iniciado muchos de los descubrimientos más grandes de estos últimos días del siglo, y donde los recursos autóctonos de nuestra tierra son tan ilimitadas como son valiosos para abastecer las necesidades del mundo, es nuestra provincia, como debe ser nuestra solicitud por vosotros, para conducir en la marcha del progreso humano, y no contentarse con cualquier lugar secundario. Por otra parte, si esto es debido a nosotros mismos, no es menos debido a la gran nación francesa cuyos huéspedes nos hacemos, y que tiene tantas maneras declararon su deseo y la esperanza de que nuestra participación se befit el lugar los dos pueblos han ganado en el campo del desarrollo universal.

El acuerdo comercial hecho con Francia el 28 de mayo de 1898, en virtud de lo dispuesto en el artículo 3 de la Ley Arancelaria de 1897, entró en vigor el 1 de junio siguiente. Se ha liberado una parte de nuestro comercio de exportación de la vergüenza seria. Otras negociaciones están ahora pendientes en virtud del artículo 4 de la misma ley, con miras al incremento del comercio entre los dos países en beneficio mutuo. Las negociaciones con otros gobiernos, en parte, interrumpidos por la guerra con España, se están realizando bajo las dos secciones de la Ley Arancelaria. Espero poder anunciar algunos de los resultados de estas negociaciones durante el actual período de sesiones del Congreso.

Las negociaciones para el mismo fin con Alemania se han establecido a pie. Mientras tanto ningún esfuerzo se ha relajado para convencer al Gobierno Imperial de la minuciosidad de nuestra inspección de los productos de carne de cerdo para la exportación, y está confiado en que la administración eficiente de esta medida por parte del Departamento de Agricultura será reconocida como una garantía de la salubridad de la alimentos básicos que envían al extranjero a países donde su uso es importante y necesaria.

Transmití a la Cámara de Senadores el 10 de febrero pasado la información tocando la prohibición de la importación de frutas frescas de este país, que había entonces recientemente decretadas por Alemania en la planta de peligro de la difusión del insecto escama de San José. Esta medida de precaución se justifica por Alemania en la puntuación de las medidas drásticas adoptadas en varios Estados de la Unión contra la propagación de la plaga, los informes elaborados por el Departamento de Agricultura están poniendo en evidencia para demostrar el peligro para los intereses de la fruticultura alemanes si la escala de obtener una cabida en ese país. Alivio temporal se produjo en el caso de grandes envíos de fruta luego en el camino mediante inspección y admisión cuando se encuentran no infectado. Más tarde, la prohibición se extendió a los frutos secos de todo tipo, pero se relajó de manera que se aplicará únicamente a las frutas sin pelar y los residuos de frutas. Como era de esperar, la alarma llegó a otros países, y Suiza ha adoptado una inhibición similar. Se están realizando esfuerzos para inducir a los gobiernos de Alemania y Suiza para relajar la prohibición en favor de los frutos secos que se muestran haber sido curado en circunstancias de que tanto la existencia de vida animal imposible.

Nuestras relaciones con Gran Bretaña han seguido en el pie lo más amable. Asintiendo a nuestra solicitud, la protección de los estadounidenses y sus intereses en la jurisdicción española fue asumido por los representantes diplomáticos y consulares de Gran Bretaña, que cumplió su confianza delicada y ardua con tacto y celo, provocando gran elogio. Me permite hacer alusión apropiado a la instancia del Sr. Ramsden, cónsul de Su Majestad en Santiago de Cuba, cuya prematura muerte después de servicio distinguido y esfuerzo incansable durante el asedio de la ciudad era sinceramente lamentado.

En la primera parte del pasado mes de abril, en cumplimiento de una solicitud formulada en la instancia de la Secretaría de Estado por el embajador británico en esta capital, el gobierno canadiense otorgó facilidades para el paso de cuatro cortadores de ingresos de los Estados Unidos desde los Grandes Lagos hasta el Atlántico costa a través de los canales canadienses y el río San Lorenzo. Los barcos habían llegado al lago Ontario y fueron allí a la espera de la apertura de la navegación cuando se declaró la guerra entre Estados Unidos y España. El Gobierno de Su Majestad acto seguido, por una comunicación de la última parte del mes de abril, declaró que el permiso concedido antes del estallido de las hostilidades no se retirará la proporcionó el Gobierno de los Estados Unidos aseguró que los buques en cuestión procederían directamente a un puerto de los Estados Unidos sin la realización de cualquier operación hostil. Este Gobierno que rápidamente aceptado la condición estipulada, en la inteligencia de que los buques no se prohibiría a resistir cualquier ataque hostil.

Me dará satisfacción especial si estarán autorizados para comunicarse con usted a una conclusión favorable de las negociaciones pendientes con Gran Bretaña en relación con el Dominio de Canadá. Es el deseo más sincero de este Gobierno para eliminar todas las fuentes de la discordia y la irritación en las relaciones con la vecina Dominion. El comercio entre los dos países es cada vez mayor, y es importante para ambos países de que todas las facilidades razonables deben ser otorgadas para su desarrollo.

El Gobierno de Grecia insta encarecidamente a la onerosidad de la obligación impuesta a los aquí pasas de ese país, que asciende a 100 por ciento o más de su valor de mercado. Esta fruta se dice que es un producto exclusivamente griego, no entren en competencia con cualquier producto doméstico. La cuestión de las relaciones comerciales recíprocas con Grecia, incluyendo la restauración de las pasas a la lista libre, está en estudio.

El reclamo de larga data de Bernard Campbell por daños y perjuicios por las lesiones sufridas por un asalto violento cometido contra él por las autoridades militares en la isla de Haití ha sido resuelta por el acuerdo de dicha República a pagarle 10.000 dólares en oro americano. De esta cantidad ya se ha pagado $ 5.000. Se espera que otras reclamaciones pendientes de ciudadanos estadounidenses contra esa República se pueden ajustar de forma amistosa.

A la espera de la consideración por el Senado del tratado firmado junio 1897, por los plenipotenciarios de los Estados Unidos y de la República de Hawai, que prevé la anexión de las islas, una resolución conjunta para lograr el mismo fin mediante la aceptación de la cesión ofrecida y la incorporación de el territorio cedido a la Unión fue aprobada por el Congreso y aprobó 7 de julio de 1898 me dirigí acto seguido el barco de vapor Estados Unidos Philadelphia transmitir contralmirante Miller a Honolulu, y confió a sus manos este importante acto legislativo, que se entregarán a la Presidente de la República de Hawai, con la que el Almirante y el ministro de Estados Unidos estaban autorizados a hacer los arreglos apropiados para la transferencia de la soberanía de las islas a los Estados Unidos. Esto fue simplemente impresionante, pero logra el 12 de agosto del año pasado por la entrega de una copia certificada de la resolución al Presidente Dole, quien acto seguido entregó al representante del Gobierno de los Estados Unidos a la soberanía y la propiedad pública de las islas hawaianas.

De conformidad con los términos de la resolución conjunta y en uso de las atribuciones que me confiere con ello, dispuse que los poderes civiles, judiciales y militares a ese momento ejercidas por los funcionarios del Gobierno de la República de Hawai debe seguir siendo ejercida por los oficiales hasta que el Congreso proporcionarán un gobierno para el territorio incorporado, sujeta a mi alcance para eliminar dichos funcionarios y para llenar las vacantes. El Presidente, oficiales y tropas de la República acto seguido tomó el juramento de lealtad a los Estados Unidos, proporcionando así la continuación ininterrumpida de todas las funciones administrativas y municipales del territorio anexado hasta que el Congreso lo contrario deberá promulgar.

A raíz de la mayor disposición de la resolución conjunta, nombré la Hons. Shelby Cullom M., de Illinois, John T. Morgan, de Alabama, Robert R. Hitt, de Illinois, Sanford B. Dole, de Hawaii, y Walter F. Frear, de Hawai, como comisionados para conferir y recomendar al Congreso tal legislación relativa a las islas Hawai como deberían considere necesario o apropiado. Los comisionados de haber cumplido la misión confiada a ellos, su informe será presentado ante usted en un día temprano. Se cree que sus recomendaciones tendrán la consideración seria debido a la magnitud de la responsabilidad que descansa sobre usted a dar tal forma que la relación de esas tierras a mediados de Pacífico a nuestra Unión local como beneficiará tanto en el grado más alto, la realización de las aspiraciones de la comunidad que ha echado su suerte con nosotros y decidido compartir nuestra herencia política, mientras que al mismo tiempo que justifica la previsión de quienes durante tres cuartos de siglo han mirado a la asimilación de Hawai como una consumación natural e inevitable, en armonía con nuestras necesidades y en cumplimiento de nuestras tradiciones más queridas.

Las preguntas hasta ahora pendiente entre Hawaii y Japón creciendo fuera del supuesto maltrato de los inmigrantes japoneses eran tratados, me complace decir, ajustado antes de que el acto de transferencia por el pago de una indemnización razonable para el Gobierno de Japón.

Según las disposiciones de la resolución conjunta, las relaciones aduaneras existentes de las islas hawaianas con Estados Unidos y con otros países se mantienen sin cambios hasta que la legislación se disponga otra cosa. Los cónsules de Hawaii aquí y en el extranjero siguen cumpliendo sus agencias comerciales, mientras que el consulado de Estados Unidos en Honolulu se mantiene para todos los servicios apropiados relacionados con el comercio y los ingresos. Sería deseable que todos los cónsules extranjeros en las islas de Hawai deberían recibir nuevos exequaturs de este Gobierno.

La atención del Congreso se llama al hecho de que, las oficinas consulares de haber dejado de existir en Hawai y estar a punto de cesar en otros países cubiertos por la soberanía de los Estados Unidos, las disposiciones para el alivio y el transporte de los marinos estadounidenses indigentes en estos países bajo nuestros reglamentos consulares en consecuencia terminar. Es adecuado, por lo tanto, que la nueva legislación debe ser promulgada sobre este tema con el fin de cumplir con las nuevas condiciones.

La interpretación de determinadas disposiciones del Convenio de extradición de 11 de diciembre de 1861, ha sido en varias ocasiones con motivo de controversia con el Gobierno de México. Una diferencia aguda surgió en el caso de la demanda mexicana de la entrega de Jesús Guerra, quien, después de haber dirigido una expedición de merodeo cerca de la frontera con el objetivo proclamado de iniciar una insurrección contra el presidente Díaz, escapó a Texas. La extradición fue denegada basándose en que el presunto delito era política en su carácter, y por lo tanto se quedó a la condición de tratado de nonsurrender. El argumento de México es que la excepción sólo se relaciona delitos de naturaleza puramente política, y que como actos de Guerra se mezclaron con el delito común de asesinato, incendio premeditado, secuestro y robo, la opción de no entrega se convirtió en vacío, una posición que este Gobierno no pudo admitir a la vista de la doctrina internacional recibida y la práctica en la materia. El Gobierno de México, en vista de esto, dio cuenta de 24 de enero 1898, de la terminación de la convención, a efecto doce meses a partir de esa fecha, al mismo tiempo, invitando a la conclusión de una nueva convención, hacia el cual las negociaciones están en pie .

En esta relación se me permite hacer referencia a la necesidad de alguna modificación de nuestro estatuto de extradición. Es una condición común de tales tratados que ninguna de las partes estará obligada a renunciar a sus propios ciudadanos, con la condición añadida en uno de nuestros tratados, que con Japón, que puede entregarse si consideran necesario. Se lleva a cabo en este país por un curso casi uniforme de las decisiones que cuando un tratado negativos de la obligación de entregar el Presidente no está investido de autoridad legal para actuar. La concesión de dicha autoridad estaría en la línea de que la moralidad de sonido que se encoge de seguro que ofrezcan asilo al autor de un crimen atroz. Una vez más, disposición legal bien podría hacerse para la extradición lo que se labró en concepto de tránsito, por lo que un fugitivo entregado por un gobierno extranjero a otro puede ser transportado a través del territorio de los Estados Unidos a la jurisdicción del estado requirente. Una recomendación en este nombre hecho en el mensaje del Presidente de 1886 no se actúe en consecuencia. El asunto se presenta para su consideración.

El problema de la zona libre mexicana se ha discutido a menudo con respecto a su inconveniente como una provocación de contrabando a los Estados Unidos a lo largo de una extensa y escasamente vigilada frontera terrestre. El esfuerzo realizado por la resolución conjunta de 1 de marzo de 1895, para poner remedio a los abusos cargada mediante la suspensión del privilegio de transporte gratuito en bonos a través del territorio de los Estados Unidos a México no de buen resultado, como se afirma en el Informe No. 702 de la Cámara de Representantes, presentado en la última sesión, el 11 de marzo de 1898 a medida que la pregunta es en ser convenientemente reunido por la legislación concurrente racional de los dos países que buscan la protección de los ingresos con medidas armónicas funcionan por igual en ambos lados de la límite, y no por las disposiciones convencionales, sugiero que el Congreso considere la conveniencia de autorizar e invitando a una conferencia de representantes de los Departamentos del Tesoro de los Estados Unidos y México a considerar el tema en todos sus aspectos complejos, y crea informe con las recomendaciones pertinentes a los respectivos gobiernos para la información y la consideración de sus Congresos.

La Comisión de Límites y Aguas de México ha ajustado todos los asuntos sometidos a su conocimiento, a satisfacción de ambos gobiernos salvamento en tres casos importantes - la de la "Chamizal" en El Paso, Texas, donde los dos comisionados no lograron ponerse de acuerdo, y en el que, para. sólo este caso, este Gobierno ha propuesto a México la adición de un tercer miembro; la propuesta de eliminar los llamados "Bancos", pequeñas islas aisladas formado por el corte de curvas en el Río Grande, de la operación de los tratados de 1884 y 1889, recomendado por los comisionados y aprobado por este Gobierno, pero todavía objeto de examen por México; y el tema de la "distribución equitativa de las aguas del Río Grande", para el que los comisarios recomendó una presa y embalse internacional, aprobado por México, pero todavía en estudio por este Gobierno. A la espera de estas preguntas es necesario para extender la vida de la comisión, que expira el próximo 23 de diciembre.

La coronación de la joven reina de los Países Bajos se realizó con motivo de las felicitaciones de montaje.

La afirmación de Víctor H. McCord contra Perú, que desde hace varios años ha sido presionado por este Gobierno y en varias ocasiones ha atrajeron la atención del Congreso, se ha ajustado de manera satisfactoria. Un protocolo fue firmado 17 de mayo de 1898 por el que, el hecho de la responsabilidad de ser admitido, la cuestión de la cantidad que se otorgará se presentó al presidente del Tribunal Supremo de Canadá como árbitro único. Su premio establece la indemnización debida al demandante en $ 40.000.

El Gobierno de Perú ha dado la notificación prescrita su intención de derogar el tratado de amistad, comercio y navegación celebrado con este país el 31 de agosto de 1887. Como ese tratado contiene muchas disposiciones importantes y necesarias para el mantenimiento del comercio y las buenas relaciones, que podría difícilmente ser sustituido por la negociación de disposiciones renovados dentro de los breves doce meses transcurridos antes de que termine el tratado, he invitado a las sugerencias de Perú como de las disposiciones particulares que se desea anular, con la esperanza de llegar a un acuerdo por el cual los artículos restantes puede ser salvado provisionalmente.

Su Majestad el Zar de haber anunciado su propósito de elevar la misión de Rusia Imperial en esta capital al rango de una embajada, le respondí, en virtud de las atribuciones conferidas por la Ley de 3 de marzo de 1893, por la puesta en marcha y acreditación del representante real en St. Petersburgo en calidad de embajador Extraordinario y Plenipotenciario. El embajador de Rusia en este país ha presentado ya sus credenciales.

La propuesta del Zar para una reducción general de los grandes establecimientos militares que pesan tan fuertemente en muchos pueblos en tiempo de paz fue comunicada a este Gobierno con una invitación sincera a estar representados en la conferencia que se contempla a reunirse con el fin de discutir los medios para lograr tan deseable resultado. Su Majestad fue inmediatamente informado de la cordial simpatía de este Gobierno con el principio implicado en su propuesta exaltado y de la buena disposición de los Estados Unidos para participar en la conferencia. La fuerza militar de los Estados Unidos, medida por nuestra población, ámbito territorial, y de la riqueza imponible, es, y en todas las condiciones posibles imaginables debe seguir siendo, en tiempo de paz tan visiblemente menor que la de los poderes armados a los que apelación del Zar está especialmente dirigida que la cuestión puede tener para nosotros ninguna importancia práctica guardar como marcando un paso auspicioso hacia el mejoramiento de la condición de los pueblos modernos y el cultivo de la paz y la buena voluntad entre ellos; pero en este punto de vista nos corresponde como nación para dar rostro y ayudar al proyecto benéfico.

Las reclamaciones de los propietarios de buques de sellado estadounidenses para su incautación por los cruceros rusos en el Mar de Bering están siendo presionados para un acuerdo. Los valores de renta variable de los casos justifican la expectativa de que una medida de reparación, finalmente se concederá en armonía con los precedentes ya la luz de los hechos probados.

La recomendación formulada en mi mensaje especial de 27 de abril pasado se renueva, que se haga apropiación de reembolsar el principal y los propietarios de la corteza de Rusia Hans por detención ilegal del capitán y la retención del buque, en febrero de 1896, por agentes de los Estados tribunal de distrito estadounidense para el distrito sur de Mississippi. Los documentos que acompañan a mi dicho mensaje de formular una reclamación más meritoria y justifican la urgencia con la que ha sido presentado por el Gobierno de Rusia.

Malietoa Laupepa, Rey de Samoa, murió el 22 de agosto pasado. De acuerdo con el artículo I de la Ley general de Berlín ", su sucesor será debidamente elegido de acuerdo a las leyes y costumbres de Samoa".

Arreglos de haber sido acordadas entre los firmantes de la ley general para el regreso de Mataafa y los otros jefes de Samoa exiliados, que fueron traídos de Jaluit por un buque de guerra alemán y aterrizaron en Apia el 18 de septiembre pasado.

Si la muerte de Malietoa y el regreso de su rival de antaño Mataafa se sumará a las complicaciones indeseables que la ejecución de la ley general tripartito ha desarrollado hasta ahora queda por ver. Los esfuerzos de este Gobierno serán, como hasta ahora, dirigirse hacia un cumplimiento armonioso y exacto de los términos del trabajo internacional en el que los Estados Unidos se convirtió en una fiesta en 1889.

El reclamo Cheek contra Siam, después de unos cinco años de controversia, se ha ajustado mediante arbitraje en virtud de un acuerdo firmado 06 de julio 1897, un premio de 706.721 ticales (alrededor de $ 187,987.78), con la liberación de la finca Cheek de créditos hipotecarios, una vez dictada 21 de marzo 1898, a favor de la demandante por el árbitro, Sir Nicholas John Hannen, presidente del Tribunal Supremo británico para China y Japón.

Un enviado de Siam ha sido acreditado a este Gobierno ya ha presentado sus credenciales.

Inmediatamente después del estallido de la guerra con España el Gobierno de Suiza, el cumplimiento de la alta misión que ha asumido merecidamente como patrono de la Cruz Roja Internacional, propuso a los Estados Unidos y España que solidariamente deben reconocer y llevar a la ejecución, como un modus vivendi, durante la continuación de las hostilidades, los artículos adicionales propuestas por la conferencia internacional de Ginebra, 20 de octubre de 1868, que amplía los efectos de la convención de la Cruz Roja ya existente de 1864 a la conducción de la guerra naval. Siguiendo el ejemplo de Francia y Alemania en 1870 en la adopción de un modus vivendi tales, y en vista de la adhesión de los Estados Unidos a los artículos adicionales en 1882, si bien el canje de las ratificaciones de los mismos aún permanecía uneffected, la propuesta de Suiza era puntual y cordialmente aceptada por nosotros, y al mismo tiempo por España.

Este Gobierno se siente una viva satisfacción en tanto, habiendo sido habilitados a declarar su adhesión a los principios más generales de la humanidad, incluso en medio del choque de la guerra, y es de esperar que la extensión del pacto de la Cruz Roja a las hostilidades por mar, así como en la tierra puede convertirse pronto en un hecho consumado a través de la promulgación general de los artículos navales de la Cruz Roja adicionales por las potencias marítimas ahora partes en la convención de 1864.

La importante cuestión de la reclamación de Suiza a la lealtad cantonal perpetuo de los ciudadanos estadounidenses de origen suizo no ha logrado un progreso esperanzador hacia una solución, y las controversias en este sentido aún continúan.

El enviado recientemente acreditada de los Estados Unidos ante la Puerta Otomana lleva instrucciones que buscan la eliminación de los puntos de la controversia con Turquía por un número de años. Él es especialmente acusado para presionar por una solución justa de nuestras reclamaciones por indemnización con motivo de la destrucción de la propiedad de los misioneros norteamericanos residentes en ese país durante los disturbios de Armenia de 1895, así como para el reconocimiento de las reivindicaciones anteriores de igual justeza.

También se instruyó a buscar un ajuste de la disputa que crecen fuera de la negativa de Turquía a reconocer la ciudadanía adquirida de las personas nacidas-Otomano naturalizadas en los Estados Unidos desde 1869 sin el consentimiento imperial antes, y en la misma relación general que se dirige a esforzarse por lograr una solución de la cuestión que tiene más o menos aguda existía desde 1869, sobre los derechos jurisdiccionales de los Estados Unidos en materia de procedimiento penal y de la pena en virtud del artículo IV del tratado de 1830 Esta última dificultad surge de un verbal diferencia, reclamado por Turquía para ser esencial, entre el texto turco original y la traducción promulgada.

Después de más de dos años desde el nombramiento de un cónsul de este país a Erzurum, que ha recibido su exequátur.

El tribunal arbitral designado en virtud del tratado de 2 de febrero de 1897 entre Gran Bretaña y Venezuela, para determinar la línea divisoria entre esta última y la colonia de la Guayana Británica, es convocar en París durante el presente mes. Es una fuente de gran satisfacción a este Gobierno para ver el amistoso resort de arbitraje aplica a la solución de esta controversia, no solo debido a la parte seria que hemos tenido en el logro de los resultados, sino también porque los dos miembros nombrado en nombre de Venezuela, el Sr. Presidente del Tribunal Supremo y el Sr. Fuller justicia Brewer, elegidos de nuestro más alto tribunal, oportunamente declarar el continuo interés que sentimos en el ajuste definitivo de la cuestión de acuerdo con las normas más estrictas de la justicia. Los miembros británicos, Señor Herschell y Sir Richard Collins, son juristas de renombre no menos exaltado, mientras que el quinto miembro y presidente del tribunal, MF De Martens, se ha ganado una reputación mundial como una autoridad en el derecho internacional.

La afirmación de Felipe Scandella contra Venezuela por la expulsión arbitraria y lesiones a su negocio se ha ajustado por la revocación de la orden de expulsión y por el pago de la suma de $ 16.000.

Tengo la satisfacción de poder decir que la Oficina de las Repúblicas Americanas, creada en 1890 como órgano de promoción de las relaciones comerciales y las relaciones fraternas entre los países del hemisferio occidental, se ha convertido en un instrumento más eficaz de los propósitos sabios de su fundadores, y está recibiendo el apoyo cordial de los miembros activos de la unión internacional que en realidad son representados en su consejo de administración. Un directorio comercial, en dos volúmenes, que contiene una masa de materia estadística descriptiva de los intereses industriales y comerciales de los distintos países, se ha impreso en Inglés, español, portugués y francés, y un boletín mensual publicado en estos cuatro idiomas y distribuido en los países de América Latina, así como en los Estados Unidos ha demostrado ser un medio valioso para la difusión de información y el fomento de los diversos intereses de la Unión Internacional.

Durante el pasado año la importante labor de recopilación de información de utilidad práctica para las industrias estadounidenses y el comercio a través de la agencia de los funcionarios diplomáticos y consulares se ha avanzado de manera constante, y con el fin de poner estos datos ante el público con la menor demora la práctica se inició en enero de 1898, de la emisión de los informes comerciales de día a día a medida que son recibidas por el Departamento de Estado. Se cree que por la prontitud y plenitud de la información se puede encontrar el servicio que le son entregadas a nuestros comerciantes y fabricantes para mostrar mejoría sensible y para merecer el apoyo liberal del Congreso.

Las experiencias del año pasado traer por la fuerza en casa para nosotros un sentido de las cargas y los residuos de la guerra. Deseamos, en común con la mayoría de las naciones civilizadas, para reducir al punto más bajo posible los daños sufridos en caso de guerra por el comercio pacífico y el comercio. Es cierto que podemos sufrir en estos casos menos que otras comunidades, pero todas las naciones están dañados más o menos por el estado de la intranquilidad y de la aprehensión en el que un brote de hostilidades lanza todo el mundo comercial. Debe ser nuestro objetivo, por lo tanto, para minimizar, en lo posible, esta inevitable pérdida y perturbación. Este propósito, probablemente, mejor se puede lograr un acuerdo internacional para considerar a toda la propiedad privada en el mar como exentos de captura o destrucción por las fuerzas de las potencias beligerantes. El Gobierno de los Estados Unidos durante muchos años ha defendido este principio humanitario y benéfico, y ahora está en condiciones de recomendar a otros poderes sin la imputación de motivos egoístas. Por consiguiente, propongo a vuestra consideración que se autorice al Ejecutivo para que se corresponda con los gobiernos de las principales potencias marítimas con el fin de incorporar a la ley permanente de las naciones civilizadas del principio de la exención de toda la propiedad privada en el mar, no contrabando de guerra, desde la captura o destrucción por las potencias beligerantes.

El Secretario de Hacienda informa que los ingresos del Gobierno de todas las fuentes, durante el año fiscal terminado en junio 30 de 1898, que incluyen $ 64.751.223 recibido de la venta de los ferrocarriles del Pacífico, ascendieron a 405.321.335 dólares, y sus gastos a 443,168582 millones dólares. No se recogió de la aduana $ 149.575.062 y de impuestos internos $ 170900641. Nuestras importaciones sujetas a derechos ascendieron a $ 324 635 479, una disminución de $ 58156690 con respecto al año anterior, y libres de impuestos las importaciones ascendieron a $ 291 414 175, una disminución con respecto al año anterior de $ 90.524.068. Recibos de rentas internas superiores a las del año anterior por $ 24.212.067.

El impuesto total recaudado a los aguardientes era 92546999 dólares; las labores del tabaco, $ 36,230,522, y en licores fermentados, $ 39,515,421. Exportamos mercancía durante el ejercicio por importe de $ 1,231,482,330, un aumento de $ 180.488.774 con respecto al año anterior.

Se calcula sobre la base de las actuales leyes de ingresos que los ingresos del Gobierno para el año termina en junio 30 de 1899, serán $ 577 874 647, y sus gastos de $ 689 874 647, lo que resulta en una deficiencia de $ 112 millones.

El 1 de diciembre de 1898, no se llevó a cabo en la moneda de oro del Tesoro por valor de 138.441.547 dólar, lingotes de oro por valor de 138.502.545 dólares, lingotes de plata por valor de $ 93,359,250, y otras formas de dinero por valor de 451963981 dólares.

En la misma fecha la cantidad de dinero de todo tipo en circulación, o no incluidos en cartera del Tesoro, era 1886879504 dólar, un aumento para el año de $ 165794966. Estimación de la población en 75.194.000 en el tiempo mencionado, la circulación per cápita fue de $ 25.09. En la misma fecha se produjo en el lingote de oro del Tesoro por valor de 138502545 dólares.

Las provisiones constituidas sobre el fortalecimiento de los recursos del Tesoro en relación con la guerra han dado una mayor confianza en el propósito y el poder del Gobierno de mantener la presente norma, y se han establecido más firmemente que nunca el crédito nacional en el país y en el extranjero. Una marcada evidencia de esto se encuentra en la entrada de oro a la Tesorería. Sus tenencias de oro netas el 1 de noviembre de 1898 fueron $ 239 885 162, en comparación con 153.573.147 dólares el 1 de noviembre de 1897, y un aumento de efectivo neto de $ 207 756 100, 1 de noviembre de 1897, a $ 300,238,275, 1 de noviembre de 1898 La relación actual de Tesorería neta oro a los pasivos gubernamentales pendientes, incluyendo las notas de los Estados Unidos, los bonos del Tesoro de 1890, los certificados de plata, certificados de divisas, dólares de plata estándar, y una moneda de plata fraccionaria, 1 de noviembre de 1898 fue 25,35 por ciento, en comparación con el 16,96 por ciento, 1 de noviembre , 1897.

Renuevo tanto de mi recomendación de diciembre de 1897, de la siguiente manera: Que cuando cualquiera de las notas de los Estados Unidos se presentan para la redención en oro y son redimidos en oro, dichas notas se mantendrán y apartados y sólo pagan a cambio de oro. Este es un deber obvio. Si el titular de la nota de Estados Unidos prefiere el oro y lo consigue desde el Gobierno, no debe recibirá del Gobierno una nota de Estados Unidos sin tener que pagar el oro a cambio de ella. La razón de esto se hace aún más evidente cuando el Gobierno emite una deuda con costo de proporcionar el oro para el rescate de Estados Unidos señalan - una deuda que no devenga intereses. Seguramente no debe pagarles de nuevo, excepto en la demanda y por el oro. Si se ponen fuera de cualquier otra manera, pueden regresar una vez más, a que siguió otra emisión de bonos para canjearlos - otra deuda con costo de redimir una deuda que no devenga intereses. Esta recomendación se hizo en la creencia de que las disposiciones de Derecho asegurarían en mayor grado la seguridad de la presente norma, y proteger mejor a nuestra moneda de los peligros a los que está sometido desde una alteración en las condiciones generales de negocios del país.

A mi juicio la condición actual de la Tesorería justifica ampliamente la promulgación inmediata de la legislación recomendada Hace un año, en las que una parte de las tenencias de oro debe ser colocado en un fondo fiduciario de donde billetes verdes deben ser canjeados a la presentación, pero cuando una vez redimido no debe ser pagado a partir de entonces, salvo para el oro.

No es que se infiere que no es necesaria otra legislación relativa a nuestra moneda; por el contrario, existe una demanda obvia para ello.

La importancia de la adecuada prestación que asegurará nuestro futuro un nivel de dinero relacionado como nuestro estándar de dinero ahora es el de nuestros rivales comerciales generalmente se reconoce.

La proposición compañero que nuestro papel moneda nacional se mantuvo a salvo y sin embargo ser tan relacionado con las necesidades de nuestras industrias y el comercio interno como para ser adecuada y que responda a esas necesidades es una propuesta casi tan importante. El sujeto, en todas sus partes, se encomendó a la sabia consideración del Congreso.

La anexión de Hawai y las relaciones cambiantes de los Estados Unidos a Cuba, Puerto Rico y Filipinas como resultado de la guerra, obliga a la pronta adopción de una política marítima de los Estados Unidos. Debería establecerse una comunicación regular y frecuente buque de vapor, alentado por los Estados Unidos, bajo la bandera de Estados Unidos, con las islas recién adquiridas. España presenta a sus colonias, a un costo anual de alrededor de $ 2.000.000, las líneas navieras que comunica con una parte de los mercados del mundo, así como con los centros comerciales del Gobierno hogar. Los Estados Unidos no se comprometerá a hacer menos. Es nuestro deber de proporcionar a la gente de Hawaii con instalaciones, bajo control nacional, por su comercio de exportación e importación. Se reconoció que la situación actual exige una legislación que deberá ser pronta, duradera y liberal.

La parte que los buques mercantes americanos y sus marineros llevaron a cabo en la guerra con España demuestra que este servicio, el suministro de ambos piquetes y la segunda línea de defensa, es una necesidad nacional, y debe fomentarse en todos los sentidos constitucional. Detalles y métodos para el cumplimiento de este propósito se analizan en el informe del Secretario de Hacienda, a la que se invitó respetuosamente la atención del Congreso.

En mi último mensaje anual me recomendó que el Congreso autorizara el nombramiento de una comisión para el propósito de hacer investigaciones sistemáticas en relación con la causa y prevención de la fiebre amarilla. Este asunto ha adquirido una importancia cada vez mayor como consecuencia de la ocupación militar de la isla de Cuba y el intercambio comercial entre esta isla y los Estados Unidos que tenemos todas las razones para esperar. Los problemas sanitarios relacionados con nuestras nuevas relaciones con la isla de Cuba y la adquisición de Puerto Rico no son menos importantes que los relativos a las finanzas, el comercio y la administración. Es mi sincero deseo que estos problemas pueden ser considerados por los expertos competentes y que todo lo pueden hacer que los más recientes avances de la ciencia sanitaria pueden ofrecer para la protección de la salud de nuestros soldados en esas islas y de nuestros ciudadanos que están expuestos a los peligros de la infección a partir de la importación de la fiebre amarilla. Por tanto, renuevo mi recomendación de que la autoridad del Congreso se puede dar y una apropiación adecuada hecha para proveer de una comisión de expertos para ser designado para el fin indicado.

Bajo la ley del Congreso aprobada 26 de abril 1898, que autoriza al Presidente a su discreción, "a una declaración de guerra por parte del Congreso, o de una declaración por el Congreso que la guerra existe," Yo dirigí el aumento del ejército regular hasta el máximo de 62.000 , en autorizado dicho acto.

En la actualidad hay en el Ejército Regular 57.862 oficiales y soldados. En dicho acto era provided--

Que al final de una guerra en la que Estados Unidos puede involucrarse el Ejército se reducirá a una base de la paz por la transferencia de la misma rama del servicio o la absorción por promoción o baja honorable, bajo los reglamentos que el Secretario de Guerra podrá establecer, de oficiales comisionados supernumerarios y la descarga o transferencia de los reclutas supernumerarios honorable; y ninguna parte del presente acto se interpretará en el sentido de autorizar el aumento permanente de la fuerza de comisionado o alistado del Ejército regular más allá de que ahora ofrece el derecho vigente antes de la aprobación de esta ley, excepto en cuanto al aumento de veinticinco mayores previstos en el apartado 1 del presente. La importancia de la legislación para el aumento permanente del Ejército es, por tanto, manifiesta, y la recomendación de la Secretaría de Guerra para ese propósito tiene mi aprobación incondicional. No puede haber ninguna duda de que en este momento, y probablemente durante algún tiempo en el futuro, 100.000 hombres serán ninguno demasiados para satisfacer las necesidades de la situación. En todo caso, si se impone ese número de forma permanente o no, el poder se debe dar al Presidente para alistar esa fuerza si en su criterio debería ser necesario; y la mayor discreción debe le fuere dado a reclutar para el ejército dentro del límite anterior de los habitantes de las islas con el gobierno de los que pagan. Es mi propósito de reunir a todo el Ejército Voluntario tan pronto como el Congreso deberá prever el aumento de la creación regular. Esta será sólo un acto de justicia y será muy apreciado por los hombres valientes que abandonaron sus hogares y empleos para ayudar al país en su emergencia.

En mi último mensaje anual dije: The Pacific Railway Union, línea principal, se vende bajo el decreto del tribunal de los Estados Unidos para el distrito de Nebraska en la 1 ª y 2d de noviembre de este año. El importe adeudado al Gobierno consistió en el principal de los bonos de subsidio, $ 27,236,512, y los correspondientes intereses devengados, $ 31,211,711.75, lo que el endeudamiento total $ 58,448,223.75. La oferta en la venta cubrió el embargo preventivo de primera hipoteca y la totalidad de la demanda de hipotecas del Gobierno, principal e intereses. Esto dejó el caso Kansas Pacific inconcluso. Por un decreto del tribunal en ese caso un precio molesto para la propiedad se fija en la suma que ceder ante el Gobierno sólo $ 2.5 millones en su derecho de retención. La venta, a instancias del Gobierno, se pospuso primero al 15 de diciembre de 1897, y más tarde, tras la aplicación de los Estados Unidos, se pospuso para el día 16 de febrero de 1898.

Después de haber satisfecho a mí mismo que los intereses del Gobierno exige que se haga un esfuerzo para obtener una suma mayor, me dirigí al Secretario de Hacienda, bajo la ley aprobada 03 de marzo 1887, a pagar por el Tesoro a las personas con derecho a recibir la misma los importes debidos por todas las hipotecas anteriores sobre el Este y divisiones Media de dicho ferrocarril de cualquier dinero en la Tesorería no destinados a otras, con lo cual el Fiscal general preparó una petición para ser presentado a la corte, ofreciendo canjear dicho antes gravámenes en la forma que el tribunal podría dirigir, y rezando para que acto seguido los Estados Unidos podría celebrarse a subrogarse en todos los derechos de dichos titulares de derecho de retención previa y que un receptor pueda ser nombrado para tomar posesión de las premisas hipotecadas y mantener y operar la misma hasta que el tribunal o el Congreso le indique lo contrario. Luego entonces, el comité de reorganización de acuerdo en que si dicha petición fue retirada y la venta dejó transcurrir el 16 de febrero de 1898, que les haga una oferta por una suma en la venta, que se daría cuenta de que el Gobierno la totalidad del capital de su deuda, $ 6.303.000.

Creyendo que no hay mejor precio se podría obtener y valorar las dificultades en las que el Gobierno laboral si debe convertirse en el comprador de la carretera a la venta, en ausencia de cualquier autoridad por el Congreso para dirigir y operar la carretera dispuse que sobre la garantía de una oferta mínima que debe dar el Gobierno el principal de su deuda la venta debe proceder. Por esta transacción el Gobierno asegura un avance de 3.803.000 dólares por encima de la suma que el tribunal había fijado como precio malestar, y que el comité de reorganización había declarado era el máximo que estarían dispuestos a pagar por la propiedad.

Es un hecho gratificante que el resultado de estas acciones contra el sistema de la Unión del Pacífico y la línea de Kansas Pacific es que el Gobierno ha recibido a cuenta de la subvención reclamar la suma de $ 64,751,223.75, un aumento de $ 18,997,163.76 más de la suma que el comité de reorganización originalmente aceptado una oferta por la propiedad conjunta, el Gobierno de recibir su reclamo conjunto, principal e intereses, en la Unión del Pacífico, y el principal de su deuda en el ferrocarril Kansas Pacific.

Se habían tomado medidas para excluir a gravamen por el Gobierno sobre la Compañía del Ferrocarril del Pacífico Central, pero el Congreso antes de que se inició la acción aprobado una ley, aprobada el 7 de julio de 1898, la creación de una comisión integrada por el Secretario del Tesoro, el Fiscal General y el Secretario del Interior, y sus sucesores en el cargo, con plenos poderes para resolver la deuda con el Gobierno que crecen fuera de la emisión de bonos en ayuda de la construcción de los ferrocarriles de bonos asistido Pacífico central y Pacífico Occidental, sujeto a la aprobación de el Presidente.

No se ha hecho todavía a mí por la comisión así creada. Cualquier acción que se había buscando a un arreglo de la deuda de acuerdo con el acto de los señalados serán debidamente presentada al Congreso.

Considero mi deber llamar la atención del Congreso del estado del actual edificio que ocupa el Departamento de Justicia. El negocio de ese Departamento ha aumentado muy considerablemente desde que se estableció en su sede actual. El edificio que hoy ocupa, no es ni lo suficientemente grande ni de disposición adecuada para el alojamiento adecuado de los asuntos del Departamento. La Dirección Facultativa ha pronunciado insegura e inadecuada para el uso al que se destina. El Fiscal General en su informe señala que la biblioteca del Departamento es en el cuarto piso, y que todo el espacio asignado a ella está tan llena de libros como para sobrecargar peligrosamente la estructura. La primera planta está ocupada por el Tribunal de Reclamaciones. El edificio es de un viejo y ruinoso aspecto, inadecuado para la dignidad que debe adjuntar a este importante departamento.

Una relación adecuada para la seguridad, el confort y la comodidad de los funcionarios y empleados justificaría el gasto de una suma generosa de dinero en la construcción de un nuevo edificio de proporciones commodious y aspecto hermoso sobre el sitio muy ventajoso ya asegurado para tal fin, incluyendo el suelo ocupado por la actual estructura y terreno baldío contiguo, que comprende, en todo un frente de 201 metros en la avenida Pennsylvania y una profundidad de 136 pies.

A este respecto me remito igualmente a los alojamientos inadecuados previstos para la Corte Suprema en el Capitolio, y sugieren la conveniencia de hacer provisión para la construcción de un edificio independiente para el tribunal y sus funcionarios y biblioteca sobre suelo disponible cerca del Capitolio.

El servicio postal del país avanza con un crecimiento extraordinario. A los veinte años, ambos de los ingresos y los gastos de la Oficina de Correos del Departamento se han multiplicado por tres. En los últimos diez años se han casi duplicado. Nuestro negocio postal crece mucho más rápidamente que la población. Ahora implica un gasto de 100 millones dólares al año, los números 73.000 oficinas de correos, y se matricula 200.000 empleados. Esta notable ampliación de un servicio que es un índice preciso de las condiciones públicas presenta evidencia gratificante del progreso de la educación, del aumento de la comunicación y la actividad empresarial, y de la mejora de los servicios de correo que conducen a su uso constantemente aumentando.

La guerra con España puso nuevos y excepcionales labores en el Departamento de Post-Office. El alistamiento de las fuerzas militares y navales de los Estados Unidos requiere arreglos especiales de correo para cada campo y cada campaña. La comunicación entre el hogar y el campo estaba naturalmente ansioso y expectante. En algunos de los lugares más grandes de la cita hasta 50.000 cartas al día requiere manipulación. Esta necesidad se encontró con el símbolo del detalle y el envío de los hombres experimentados de la fuerza establecida y dirigiendo todas las instrumentalidades del correo ferroviario y el servicio de correos, la medida en que sea necesario, para esta nueva necesidad. El Congreso aprobó una ley que faculta al Director General de Correos para establecer oficinas o sucursales en cada campamento militar o de la estación, y bajo esta autoridad la maquinaria postal fue puesto rápidamente en funcionamiento efectivo.

En virtud de la misma autoridad, cuando nuestras fuerzas se trasladaron a Cuba, Puerto Rico y las Filipinas fueron atendidos y seguidos por el servicio postal. Aunque la ley del Congreso autorizó el nombramiento de administradores de correos en su caso, se determinó que los principios de los intereses públicos estarían mejor subserved, no por las nuevas designaciones, sino por el detalle de los hombres que esté familiarizado con todas las ramas del servicio, y esta política fue seguido de manera constante. Cuando el territorio que fue el teatro de conflicto llegó a nuestras manos, se hizo necesario para restablecer los servicios de correo para la población residente, así como para proporcionarles a nuestras fuerzas de ocupación, y el antiguo requisito se cumplió mediante la extensión y aplicación de la Esta última obligación. Me dio la autoridad necesaria, y el mismo principio general se aplicó a esta como a otras ramas de la administración civil bajo ocupación militar. Los detalles se dan más en particular en el informe del Director General de Correos, y, mientras que el trabajo sólo acaba de comenzar, es agradable ser capaz de decir que el servicio en el territorio que ha estado bajo nuestro control ya se ha mejorado sustancialmente.

Las siguientes recomendaciones de la Secretaría de Marina en relación con el aumento de la Armada tienen mi aprobación serio:

1. Tres marítimos enfundadas con cobre y barcos de guerra de los desplazamientos de prueba cerca de 13.500 toneladas, que transportan la armadura más pesada y más potente artefactos explosivos en los buques de su clase, y para tener la mayor velocidad posible y con gran radio de acción. Costo estimado, exclusivo de la armadura y el armamento, $ 3,6 millones cada uno.

2. Tres cruceros acorazados enfundados con cobre y de los desplazamientos de prueba cerca de 12.000 toneladas, que transportan la armadura más pesada y más potente artefactos explosivos en los buques de su clase, y para tener la mayor velocidad posible y con gran radio de acción. Costo estimado, exclusivo de la armadura y el armamento, $ 4.000.000 cada una.

3. Tres cruceros forrados y con cobre protegidas de alrededor de 6.000 toneladas de desplazamiento juicio, que tienen la velocidad más alta posible y un gran radio de acción, y para llevar a los artefactos más poderosos adecuado para los buques de su clase. Costo estimado, exclusivo de la armadura y el armamento, 2.150.000 dólares cada uno.

4. Seis cruceros forrados y con cobre de alrededor de 2.500 toneladas de desplazamiento juicio, que tienen la más alta velocidad compatible con las buenas cualidades de crucero, gran radio de acción, y para llevar a los más poderosos artefactos adecuado a los buques de su clase. Costo estimado, sin incluir armamento, 1.141.800 dólares cada uno.

Me uno a la Secretaría de la Marina en la recomendación de que los grados de almirante y vicealmirante ser revividos temporalmente, para ser ocupados por funcionarios que específicamente se hayan distinguido por la guerra con España.

Yo sinceramente insto al Congreso la importancia de la legislación temprana que prevé la toma del Censo de Reyes. Esto es necesario en vista de la gran cantidad de trabajo que debe realizarse en la preparación de los horarios de preparación a la enumeración de la población.

Había en las listas de pensiones el 30 de junio de 1898, 993.714 nombres, un aumento de casi 18.000 sobre el número en las listas en el mismo día del año anterior. La cantidad asignada por el acto de 22 de diciembre de 1896, para el pago de las pensiones para el año fiscal de 1898 fue 140 millones dólares. Ocho millones setenta mil ochocientos setenta y dos dólares y cuarenta y seis centavos fueron apropiados por el acto de 31 de marzo de 1898, para cubrir las deficiencias en las pensiones del ejército, y los reembolsos en la suma de $ 12,020.33, lo que hace un total de $ 148,082,892.79 disponible para la el pago de las pensiones durante el año fiscal 1898, el monto desembolsado de esa suma fue de $ 144,651,879.80, quedando un saldo de $ 3,431,012.99 no disfrutadas en el 30 de junio de 1898, que fue cubierto en el Tesoro. Había 389 nombres agregados a las listas durante el año por leyes especiales aprobadas en la segunda sesión del quincuagésimo quinto Congreso, haciendo un total de 6.486 pensionistas por decretos del Congreso desde 1861.

Los ingresos totales de la Oficina de Patentes durante el pasado año fueron de US $ 1,253,948.44. Los gastos fueron de $ 1,081,633.79, dejando un superávit de $ 172,314.65.

Los terrenos públicos cedidos por el Gobierno durante el año alcanzaron 8,453,896.92 hectáreas, un aumento de 614,780.26 hectáreas respecto al año anterior. Los ingresos totales de las tierras públicas durante el ejercicio ascendieron a $ 2,277,995.18, un aumento de $ 190,063.90 con respecto al año anterior. Las tierras abrazadas en las reservas forestales once que fueron suspendidas por el acto del 4 de junio de 1897, volvió a ser objeto de las operaciones de las proclamas de 22 de febrero de 1897, la creación de ellos, lo que añade una cantidad estimada de 19.951.360 hectáreas a la zona abrazado en las reservas previamente creado. En adición a la misma de dos nuevas reservas fueron creadas durante el año - la montaña del pino y Zaca Lake Reserva, en California, que abarca 1.644.594 hectáreas, y la Reserva de Prescott, en Arizona, que abarca 10.240 hectáreas -, mientras que la reserva del río Pecos, en Nuevo México , se ha modificado y ampliado para incluir a 120.000 hectáreas adicionales.

Al cierre de las reservas forestales de treinta años, sin incluir los de la Selva Afognak y la Reserva de Pez Cultura, en Alaska, había sido creado por proclamas Ejecutivo en virtud del artículo 24 de la Ley de 3 de marzo de 1891, que abarca una superficie estimada de 40.719.474 hectáreas.

El Departamento de Interior ha inaugurado un sistema de bosques, hecho posible por el acto de julio de 1898, para una fuerza gradual de los oficiales en el control de las reservas. Este sistema sólo ha estado en pleno funcionamiento desde agosto, pero los buenos resultados ya se han asegurado en muchas secciones. Los informes recibidos indican que el sistema de patrulla no sólo ha evitado que los incendios destructivos obtengan avances, pero ha disminuido el número de incendios.

La atención especial del Congreso se llama a esa parte del informe del Secretario del Interior en relación con las cinco tribus civilizadas. Es de destacar que la condición general de los indios muestra notables progresos. Pero un brote de carácter grave se produjo durante el año, y que entre los indios Chippewa de Minnesota, que felizmente se ha suprimido.

Aunque todavía no ha sido posible hacer cumplir todas las disposiciones de la ley de 28 de junio de 1898 "para la protección de las personas del territorio indio, y para otros fines", que está teniendo un efecto saludable sobre las naciones que componen el cinco tribus. La Comisión Dawes informa que los resultados más gratificantes y un mayor avance hacia la consecución de los objetivos del Gobierno se han asegurado en el pasado año que en cualquier año anterior. No puedo endosar demasiado firmemente la recomendación de la Comisión y del Secretario del Interior de la necesidad de proveer a la educación de los 30.000 niños blancos residentes en el territorio indio.

El Departamento de Agricultura ha estado activa en el último año. Exploradores han enviado a muchos de los países del Este como en Occidente a las semillas y plantas que pueden ser útiles a los Estados Unidos, y con la vista más de la apertura de mercados para nuestros productos excedentes. La División de Población del Departamento Forestal está dando especial atención a las regiones sin árboles de nuestro país y es la introducción de especies especialmente adaptadas a las regiones semiáridas. Los incendios forestales, que pueden interferir seriamente con la producción, especialmente en las regiones de regadío, se están estudiando, que las pérdidas por esta causa se ​​pueden evitar. El Departamento está investigando en el uso y abuso del agua en muchos Estados de Occidente, y el cotejo de información con respecto a las legislaciones de los Estados, las decisiones de los tribunales, y las costumbres de las personas en este sentido, por lo que la uniformidad se puede asegurar . Estaciones experimentales son cada vez más efectiva cada año. La asignación anual de 720.000 dólares por parte del Congreso se completa en $ 400,000 de los Estados. Experimentos en todo el país se han realizado para determinar la idoneidad en cuanto a suelo y clima y de los Estados para el cultivo de la remolacha azucarera. El número de fábricas de azúcar se ha duplicado en los últimos dos años, y la capacidad de Estados Unidos para producir su propio azúcar de esta fuente se ha demostrado claramente.

Las estaciones de predicción y observación de la Oficina Meteorológica se han extendido en todo el Mar Caribe, para dar la alerta temprana de la aproximación de los huracanes de los mares del sur a nuestras flotas y marina mercante.

En el año 1900 se producirá el centenario de la fundación de la ciudad de Washington para la capital permanente del Gobierno de los Estados Unidos por la autoridad de una ley del Congreso aprobada el 16 de julio de 1790 En mayo de 1800, los archivos y general oficinas del Gobierno Federal fueron trasladados a este lugar. El 17 de noviembre de 1800, el Congreso Nacional se reunió por primera vez y asumió el control exclusivo del distrito federal y de la ciudad. Este evento interesante asume aún más importancia si tenemos en cuenta las circunstancias que concurran en la elección del lugar, el nombramiento de la capital en honor del Padre de la Patria, y el interés que por él en la adopción de planes para su futuro desarrollo en una magnífica escala.

Estos planes originales se han forjado con un progreso constante y una señal de éxito, incluso más allá de cualquier cosa que sus redactores podrían haber previsto. La gente del país son justamente orgullosos de la belleza distintiva y el gobierno de la capital y de los instrumentos raros de la ciencia y la educación, que aquí encuentran su mejor terreno.

Un movimiento últimamente inaugurado por los ciudadanos para tener el aniversario celebra con ceremonias de ajuste, incluyendo, tal vez, la creación de un monumento permanente guapo para conmemorar tan histórica ocasión y para darle más reconocimiento a nivel local, se ha reunido con el favor general por parte del público.

Recomiendo al Congreso la concesión de un crédito para este fin y el nombramiento de un comité de sus respectivos cuerpos. También podría ser conveniente autorizar al Presidente a nombrar un comité del país en general, que, actuando con el Congreso y el Distrito de Columbia comités, puede completar los planes para una celebración nacional que corresponda.

El Derecho contractual extranjero se muestra por la experiencia a necesitar algo de enmienda; Se propone una medida que proporciona una mejor protección de los marinos; la aplicación legítima de la ley de ocho horas para el beneficio del trabajo y del principio de arbitraje se sugieren para su consideración; y felicito a estos temas de la cuidadosa atención del Congreso.

Los varios informes departamentales, serán presentadas a usted. Le dan con gran detalle la conducta de los asuntos del Gobierno durante el último año y discutir muchas cuestiones sobre las que el Congreso puede sentirse llamados a actuar.





Original



To the Senate and House of Representatives:

Notwithstanding the added burdens rendered necessary by the war, our people rejoice in a very satisfactory and steadily increasing degree of prosperity, evidenced by the largest volume of business ever recorded. Manufacture has been productive, agricultural pursuits have yielded abundant returns, labor in all fields of industry is better rewarded, revenue legislation passed by the present Congress has increased the Treasury's receipts to the amount estimated by its authors, the finances of the Government have been successfully administered and its credit advanced to the first rank, while its currency has been maintained at the world's highest standard. Military service under a common flag and for a righteous cause has strengthened the national spirit and served to cement more closely than ever the fraternal bonds between every section of the country.

A review of the relation of the United States to other powers, always appropriate, is this year of primary importance in view of the momentous issues which have arisen, demanding in one instance the ultimate determination by arms and involving far-reaching consequences which will require the earnest attention of the Congress.

In my last annual message very full consideration was given to the question of the duty of the Government of the United States toward Spain and the Cuban insurrection as being by far the most important problem with which we were then called upon to deal. The considerations then advanced and the exposition of the views therein expressed disclosed my sense of the extreme gravity of the situation. Setting aside as logically unfounded or practically inadmissible the recognition of the Cuban insurgents as belligerents, the recognition of the independence of Cuba, neutral intervention to end the war by imposing a rational compromise between the contestants, intervention in favor of one or the other party, and forcible annexation of the island, I concluded it was honestly due to our friendly relations with Spain that she should be given a reasonable chance to realize her expectations of reform to which she had become irrevocably committed. Within a few weeks previously she had announced comprehensive plans which it was confidently asserted would be efficacious to remedy the evils so deeply affecting our own country, so injurious to the true interests of the mother country as well as to those of Cuba, and so repugnant to the universal sentiment of humanity.

The ensuing month brought little sign of real progress toward the pacification of Cuba. The autonomous administrations set up in the capital and some of the principal cities appeared not to gain the favor of the inhabitants nor to be able to extend their influence to the large extent of territory held by the insurgents, while the military arm, obviously unable to cope with the still active rebellion, continued many of the most objectionable and offensive policies of the government that had preceded it. No tangible relief was afforded the vast numbers of unhappy reconcentrados, despite the reiterated professions made in that regard and the amount appropriated by Spain to that end. The proffered expedient of zones of cultivation proved illusory. Indeed no less practical nor more delusive promises of succor could well have been tendered to the exhausted and destitute people, stripped of all that made life and home dear and herded in a strange region among unsympathetic strangers hardly less necessitous than themselves.

By the end of December the mortality among them had frightfully increased. Conservative estimates from Spanish sources placed the deaths among these distressed people at over 40 per cent from the time General Weyler's decree of reconcentration was enforced. With the acquiescence of the Spanish authorities, a scheme was adopted for relief by charitable contributions raised in this country and distributed, under the direction of the consul-general and the several consuls, by noble and earnest individual effort through the organized agencies of the American Red Cross. Thousands of lives were thus saved, but many thousands more were inaccessible to such forms of aid.

The war continued on the old footing, without comprehensive plan, developing only the same spasmodic encounters, barren of strategic result, that had marked the course of the earlier ten years' rebellion as well as the present insurrection from its start. No alternative save physical exhaustion of either combatant, and therewithal the practical ruin of the island, lay in sight, but how far distant no one could venture to conjecture.

At this juncture, on the 15th of February last, occurred the destruction of the battle ship Maine while rightfully lying in the harbor of Havana on a mission of international courtesy and good will--a catastrophe the suspicious nature and horror of which stirred the nation's heart profoundly. It is a striking evidence of the poise and sturdy good sense distinguishing our national character that this shocking blow, falling upon a generous people already deeply touched by preceding events in Cuba, did not move them to an instant desperate resolve to tolerate no longer the existence of a condition of danger and disorder at our doors that made possible such a deed, by whomsoever wrought. Yet the instinct of justice prevailed, and the nation anxiously awaited the result of the searching investigation at once set on foot. The finding of the naval board of inquiry established that the origin of the explosion was external, by a submarine mine, and only halted through lack of positive testimony to fix the responsibility of its authorship.

All these things carried conviction to the most thoughtful, even before the finding of the naval court, that a crisis in our relations with Spain and toward Cuba was at hand. So strong was this belief that it needed but a brief Executive suggestion to the Congress to receive immediate answer to the duty of making instant provision for the possible and perhaps speedily probable emergency of war, and the remarkable, almost unique, spectacle was presented of a unanimous vote of both Houses, on the 9th of March, appropriating $50,000,000 "for the national defense and for each and every purpose connected therewith, to be expended at the discretion of the President." That this act of prevision came none too soon was disclosed when the application of the fund was undertaken. Our coasts were practically undefended. Our Navy needed large provision for increased ammunition and supplies, and even numbers to cope with any sudden attack from the navy of Spain, which comprised modern vessels of the highest type of continental perfection. Our Army also required enlargement of men and munitions. The details of the hurried preparation for the dreaded contingency are told in the reports of the Secretaries of War and of the Navy, and need not be repeated here. It is sufficient to say that the outbreak of war when it did come found our nation not unprepared to meet the conflict.

Nor was the apprehension of coming strife confined to our own country. It was felt by the continental powers, which on April 6, through their ambassadors and envoys, addressed to the Executive an expression of hope that humanity and moderation might mark the course of this Government and people, and that further negotiations would lead to an agreement which, while securing the maintenance of peace, would afford all necessary guaranties for the reestablishment of order in Cuba. In responding to that representation I said I shared the hope the envoys had expressed that peace might be preserved in a manner to terminate the chronic condition of disturbance in Cuba, so injurious and menacing to our interests and tranquillity, as well as shocking to our sentiments of humanity; and while appreciating the humanitarian and disinterested character of the communication they had made on behalf of the powers, I stated the confidence of this Government, for its part, that equal appreciation would be shown for its own earnest and unselfish endeavors to fulfill a duty to humanity by ending a situation the indefinite prolongation of which had become insufferable.

Still animated by the hope of a peaceful solution and obeying the dictates of duty, no effort was relaxed to bring about a speedy ending of the Cuban struggle. Negotiations to this object continued actively with the Government of Spain, looking to the immediate conclusion of a six months' armistice in Cuba, with a view to effect the recognition of her people's right to independence. Besides this, the instant revocation of the order of reconcentration was asked, so that the sufferers, returning to their homes and aided by united American and Spanish effort, might be put in a way to support themselves and, by orderly resumption of the well-nigh destroyed productive energies of the island, contribute to the restoration of its tranquillity and well-being. Negotiations continued for some little time at Madrid, resulting in offers by the Spanish Government which could not but be regarded as inadequate. It was proposed to confide the preparation of peace to the insular parliament, yet to be convened under the autonomous decrees of November, 1897, but without impairment in any wise of the constitutional powers of the Madrid Government, which to that end would grant an armistice, if solicited by the insurgents, for such time as the general in chief might see fit to fix. How and with what scope of discretionary powers the insular parliament was expected to set about the "preparation" of peace did not appear. If it were to be by negotiation with the insurgents, the issue seemed to rest on the one side with a body chosen by a fraction of the electors in the districts under Spanish control, and on the other with the insurgent population holding the interior country, unrepresented in the so-called parliament and defiant at the suggestion of suing for peace.

Grieved and disappointed at this barren outcome of my sincere endeavors to reach a practicable solution, I felt it my duty to remit the whole question to the Congress. In the message of April 11, 1898, I announced that with this last overture in the direction of immediate peace in Cuba and its disappointing reception by Spain the effort of the Executive was brought to an end. I again reviewed the alternative courses of action which had been proposed, concluding that the only one consonant with international policy and compatible with our firm-set historical traditions was intervention as a neutral to stop the war and check the hopeless sacrifice of life, even though that resort involved "hostile constraint upon both the parties to the contest, as well to enforce a truce as to guide the eventual settlement." The grounds justifying that step were the interests of humanity, the duty to protect the life and property of our citizens in Cuba, the right to check injury to our commerce and people through the devastation of the island, and, most important, the need of removing at once and forever the constant menace and the burdens entailed upon our Government by the uncertainties and perils of the situation caused by the unendurable disturbance in Cuba. I said: The long trial has proved that the object for which Spain has waged the war can not be attained. The fire of insurrection may flame or may smolder with varying seasons, but it has not been and it is plain that it can not be extinguished by present methods. The only hope of relief and repose from a condition which can no longer be endured is the enforced pacification of Cuba. In the name of humanity, in the name of civilization, in behalf of endangered American interests which give us the right and the duty to speak and to act, the war in Cuba must stop. In view of all this the Congress was asked to authorize and empower the President to take measures to secure a full and final termination of hostilities between Spain and the people of Cuba and to secure in the island the establishment of a stable government, capable of maintaining order and observing its international obligations, insuring peace and tranquillity and the security of its citizens as well as our own, and for the accomplishment of those ends to use the military and naval forces of the United States as might be necessary, with added authority to continue generous relief to the starving people of Cuba.

The response of the Congress, after nine days of earnest deliberation, during which the almost unanimous sentiment of your body was developed on every point save as to the expediency of coupling the proposed action with a formal recognition of the Republic of Cuba as the true and lawful government of that island--a proposition which failed of adoption--the Congress, after conference, on the 19th of April, by a vote of 42 to 35 in the Senate and 311 to 6 in the House of Representatives, passed the memorable joint resolution declaring--

First. That the people of the island of Cuba are, and of right ought to be, free and independent.

Second. That it is the duty of the United States to demand, and the Government of the United States does hereby demand, that the Government of Spain at once relinquish its authority and government in the island of Cuba and withdraw its land and naval forces from Cuba and Cuban waters.

Third. That the President of the United States be, and he hereby is, directed and empowered to use the entire land and naval forces of the United States and to call into the actual service of the United States the militia of the several States to such extent as may be necessary to carry these resolutions into effect.

Fourth. That the United States hereby disclaims any disposition or intention to exercise sovereignty, jurisdiction, or control over said island except for the pacification thereof, and asserts its determination when that is accomplished to leave the government and control of the island to its people. This resolution was approved by the Executive on the next day, April 20. A copy was at once communicated to the Spanish minister at this capital, who forthwith announced that his continuance in Washington had thereby become impossible, and asked for his passports, which were given him. He thereupon withdrew from Washington, leaving the protection of Spanish interests in the United States to the French ambassador and the Austro-Hungarian minister. Simultaneously with its communication to the Spanish minister here, General Woodford, the American minister at Madrid, was telegraphed confirmation of the text of the joint resolution and directed to communicate it to the Government of Spain with the formal demand that it at once relinquish its authority and government in the island of Cuba and withdraw its forces therefrom, coupling this demand with announcement of the intentions of this Government as to the future of the island, in conformity with the fourth clause of the resolution, and giving Spain until noon of April 23 to reply.

That demand, although, as above shown, officially made known to the Spanish envoy here, was not delivered at Madrid. After the instruction reached General Woodford on the morning of April 21, but before he could present it, the Spanish minister of state notified him that upon the President's approval of the joint resolution the Madrid Government, regarding the act as "equivalent to an evident declaration of war," had ordered its minister in Washington to withdraw, thereby breaking off diplomatic relations between the two countries and ceasing all official communication between their respective representatives. General Woodford thereupon demanded his passports and quitted Madrid the same day.

Spain having thus denied the demand of the United States and initiated that complete form of rupture of relations which attends a state of war, the executive powers authorized by the resolution were at once used by me to meet the enlarged contingency of actual war between sovereign states. On April 22 I proclaimed a blockade of the north coast of Cuba, including ports on said coast between Cardenas and Bahia Honda, and the port of Cienfuegos, on the south coast of Cuba, and on the 23d I called for volunteers to execute the purpose of the resolution. By my message of April 25 the Congress was informed of the situation, and I recommended formal declaration of the existence of a state of war between the United States and Spain. The Congress accordingly voted on the same day the act approved April 25, 1898, declaring the existence of such war from and including the 21st day of April, and reenacted the provision of the resolution of April 20 directing the President to use all the armed forces of the nation to carry that act into effect. Due notification of the existence of war as aforesaid was given April 25 by telegraph to all the governments with which the United States maintain relations, in order that their neutrality might be assured during the war. The various governments responded with proclamations of neutrality, each after its own methods. It is not among the least gratifying incidents of the struggle that the obligations of neutrality were impartially discharged by all, often under delicate and difficult circumstances.

In further fulfillment of international duty I issued, April 26, 1893, a proclamation announcing the treatment proposed to be accorded to vessels and their cargoes as to blockade, contraband, the exercise of the right of search, and the immunity of neutral flags and neutral goods under enemy's flag. A similar proclamation was made by the Spanish Government. In the conduct of hostilities the rules of the Declaration of Paris, including abstention from resort to privateering, have accordingly been observed by both belligerents, although neither was a party to that declaration.

Our country thus, after an interval of half a century of peace with all nations, found itself engaged in deadly conflict with a foreign enemy. Every nerve was strained to meet the emergency. The response to the initial call for 125,000 volunteers was instant and complete, as was also the result of the second call, of May 25, for 75,000 additional volunteers. The ranks of the Regular Army were increased to the limits provided by the act of April 26, 1898.

The enlisted force of the Navy on the 15th day of August, when it reached its maximum, numbered 24,123 men and apprentices. One hundred and three vessels were added to the Navy by purchase, 1 was presented to the Government, 1 leased, and the 4 vessels of the International Navigation Company--the St. Paul, St. Louis, New York, and Paris--were chartered. In addition to these the revenue cutters and lighthouse tenders were turned over to the Navy Department and became temporarily a part of the auxiliary Navy.

The maximum effective fighting force of the Navy during the war, separated into classes, was as follows:

Four battle ships of the first class, 1 battle ship of the second class, 2 armored cruisers, 6 coast-defense monitors, 1 armored ram, 12 protected cruisers, 3 unprotected cruisers, 18 gunboats, 1 dynamite cruiser, 11 torpedo boats; vessels of the old Navy, including monitors, 14. Auxiliary Navy: 11 auxiliary cruisers, 28 converted yachts, 27 converted tugs, 19 converted colliers, 15 revenue cutters, 4 light-house tenders, and 19 miscellaneous vessels.

Much alarm was felt along our entire Atlantic seaboard lest some attack might be made by the enemy. Every precaution was taken to prevent possible injury to our great cities lying along the coast. Temporary garrisons were provided, drawn from the State militia; infantry and light batteries were drawn from the volunteer force. About 12,000 troops were thus employed. The coast signal service was established for observing the approach of an enemy's ships to the coast of the United States, and the Life-Saving and Light-House services cooperated, which enabled the Navy Department to have all portions of the Atlantic coast, from Maine to Texas, under observation.

The auxiliary Navy was created under the authority of Congress and was officered and manned by the Naval Militia of the several States. This organization patrolled the coast and performed the duty of a second line of defense. Under the direction of the Chief of Engineers submarine mines were placed at the most exposed points. Before the outbreak of the war permanent mining casemates and cable galleries had been constructed at nearly all important harbors. Most of the torpedo material was not to be found in the market, and had to be specially manufactured. Under date of April 19 district officers were directed to take all preliminary measures short of the actual attaching of the loaded mines to the cables, and on April 22 telegraphic orders were issued to place the loaded mines in position.

The aggregate number of mines placed was 1,535, at the principal harbors from Maine to California. Preparations were also made for the planting of mines at certain other harbors, but owing to the early destruction of the Spanish fleet these mines were not placed.

The Signal Corps was promptly organized, and performed service of the most difficult and important character. Its operations during the war covered the electrical connection of all coast fortifications, the establishment of telephonic and telegraphic facilities for the camps at Manila, Santiago, and in Puerto Rico. There were constructed 300 miles of line at ten great camps, thus facilitating military movements from those points in a manner heretofore unknown in military administration. Field telegraph lines were established and maintained under the enemy's fire at Manila, and later the Manila-Hongkong cable was reopened.

In Puerto Rico cable communications were opened over a discontinued route, and on land the headquarters of the commanding officer was kept in telegraphic or telephonic communication with the division commanders on four different lines of operations.

There was placed in Cuban waters a completely outfitted cable ship, with war cables and cable gear, suitable both for the destruction of communications belonging to the enemy and the establishment of our own. Two ocean cables were destroyed under the enemy's batteries at Santiago. The day previous to the landing of General Shafter's corps, at Caimanera, within 20 miles of the landing place, cable communications were established and a cable station opened giving direct communication with the Government at Washington. This service was invaluable to the Executive in directing the operations of the Army and Navy. With a total force of over 1,300, the loss was by disease in camp and field, officers and men included, only 5.

The national-defense fund of $50,000,000 was expended in large part by the Army and Navy, and the objects for which it was used are fully shown in the reports of the several Secretaries. It was a most timely appropriation, enabling the Government to strengthen its defenses and make preparations greatly needed in case of war.

This fund being inadequate to the requirements of equipment and for the conduct of the war, the patriotism of the Congress provided the means in the war-revenue act of June 13 by authorizing a 3 per cent popular loan not to exceed $400,000,000 and by levying additional imposts and taxes. Of the authorized loan $200,000,000 were offered and promptly taken the subscriptions so far exceeding the call as to cover it many times over, while, preference being given to the smaller bids, no single allotment exceeded $5,000. This was a most encouraging and significant result, showing the vast resources of the nation and the determination of the people to uphold their country's honor.

It is not within the province of this message to narrate the history of the extraordinary war that followed the Spanish declaration of April 21, but a brief recital of its more salient features is appropriate.

The first encounter of the war in point of date took place April 27, when a detachment of the blockading squadron made a reconnoissance in force at Matanzas, shelled the harbor forts, and demolished several new works in construction.

The next engagement was destined to mark a memorable epoch in maritime warfare. The Pacific fleet, under Commodore George Dewey, had lain for some weeks at Hongkong. Upon the colonial proclamation of neutrality being issued and the customary twenty-four hours' notice being given, it repaired to Mirs Bay, near Hongkong, whence it proceeded to the Philippine Islands under telegraphed orders to capture or destroy the formidable Spanish fleet then assembled at Manila. At daybreak on the 1st of May the American force entered Manila Bay, and after a few hours' engagement effected the total destruction of the Spanish fleet, consisting of ten war ships and a transport, besides capturing the naval station and forts at Cavite, thus annihilating the Spanish naval power in the Pacific Ocean and completely controlling the bay of Manila, with the ability to take the city at will. Not a life was lost on our ships, the wounded only numbering seven, while not a vessel was materially injured. For this gallant achievement the Congress, upon my recommendation, fitly bestowed upon the actors preferment and substantial reward.

The effect of this remarkable victory upon the spirit of our people and upon the fortunes of the war was instant. A prestige of invincibility thereby attached to our arms which continued throughout the struggle. Reenforcements were hurried to Manila under the command of Major-General Merritt and firmly established within sight of the capital, which lay helpless before our guns.

On the 7th day of May the Government was advised officially of the victory at Manila, and at once inquired of the commander of our fleet what troops would be required. The information was received on the 15th day of May, and the first army expedition sailed May 25 and arrived off Manila June 30. Other expeditions soon followed, the total force consisting of 641 officers and 15,058 enlisted men.

Only reluctance to cause needless loss of life and property prevented the early storming and capture of the city, and therewith the absolute military occupancy of the whole group. The insurgents meanwhile had resumed the active hostilities suspended by the uncompleted truce of December, 1897. Their forces invested Manila from the northern and eastern sides, but were constrained by Admiral Dewey and General Merrill from attempting an assault. It was fitting that whatever was to be done in the way of decisive operations in that quarter should be accomplished by the strong arm of the United States alone. Obeying the stern precept of war which enjoins the overcoming of the adversary and the extinction of his power wherever assailable as the speedy and sure means to win a peace, divided victory was not permissible, for no partition of the rights and responsibilities attending the enforcement of a just and advantageous peace could be thought of.

Following the comprehensive scheme of general attack, powerful forces were assembled at various points on our coast to invade Cuba and Puerto Rico. Meanwhile naval demonstrations were made at several exposed points. On May 11 the cruiser Wilmington and torpedo boat Winslow were unsuccessful in an attempt to silence the batteries at Cardenas, a gallant ensign, Worth Bagley, and four seamen falling. These grievous fatalities were, strangely enough, among the very few which occurred during our naval operations in this extraordinary conflict.

Meanwhile the Spanish naval preparations had been pushed with great vigor. A powerful squadron under Admiral Cervera, which had assembled at the Cape Verde Islands before the outbreak of hostilities, had crossed the ocean, and by its erratic movements in the Caribbean Sea delayed our military plans while baffling the pursuit of our fleets. For a time fears were felt lest the Oregon and Marietta, then nearing home after their long voyage from San Francisco of over 15,000 miles, might be surprised by Admiral Cervera's fleet, but their fortunate arrival dispelled these apprehensions and lent much-needed reenforcement. Not until Admiral Cervera took refuge in the harbor of Santiago de Cuba, about May 19, was it practicable to plan a systematic naval and military attack upon the Antillean possessions of Spain.

Several demonstrations occurred on the coasts of Cuba and Puerto Rico in preparation for the larger event. On May 13 the North Atlantic Squadron shelled San Juan de Puerto Rico. On May 30 Commodore Schley's squadron bombarded the forts guarding the mouth of Santiago Harbor. Neither attack had any material result. It was evident that well-ordered land operations were indispensable to achieve a decisive advantage.

The next act in the war thrilled not alone the hearts of our countrymen but the world by its exceptional heroism. On the night of June 3 Lieutenant Hobson, aided by seven devoted volunteers, blocked the narrow outlet from Santiago Harbor by sinking the collier Merrimac in the channel, under a fierce fire from the shore batteries, escaping with their lives as by a miracle, but falling into the hands of the Spaniards. It is a most gratifying incident of the war that the bravery of this little band of heroes was cordially appreciated by the Spanish admiral, who sent a flag of truce to notify Admiral Sampson of their safety and to compliment them on their daring act. They were subsequently exchanged July 7.

By June 7 the cutting of the last Cuban cable isolated the island. Thereafter the invasion was vigorously prosecuted. On June 10, under a heavy protecting fire, a landing of 600 marines from the Oregon, Marblehead, and Yankee was effected in Guantanamo Bay, where it had been determined to establish a naval station.

This important and essential port was taken from the enemy, after severe fighting, by the marines, who were the first organized force of the United States to land in Cuba.

The position so won was held despite desperate attempts to dislodge our forces. By June 16 additional forces were landed and strongly in-trenched. On June 22 the advance of the invading army under Major-General Shafter landed at Daiquiri, about 15 miles east of Santiago. This was accomplished under great difficulties, but with marvelous dispatch. On June 23 the movement against Santiago was begun. On the 24th the first serious engagement took place, in which the First and Tenth Cavalry and the First United States Volunteer Cavalry, General Young's brigade of General Wheeler's division, participated, losing heavily. By nightfall, however, ground within 5 miles of Santiago was won. The advantage was steadily increased. On July 1 a severe battle took place, our forces gaining the outworks of Santiago; on the 2d El Caney and San Juan were taken after a desperate charge, and the investment of the city was completed. The Navy cooperated by shelling the town and the coast forts.

On the day following this brilliant achievement of our land forces, the 3d of July, occurred the decisive naval combat of the war. The Spanish fleet, attempting to leave the harbor, was met by the American squadron under command of Commodore Sampson. In less than three hours all the Spanish ships were destroyed, the two torpedo boats being sunk and the Maria Teresa, Almirante Oquendo, Vizcaya, and Cristobal Colon driven ashore. The Spanish admiral and over 1,300 men were taken prisoners. While the enemy's loss of life was deplorably large, some 600 perishing, on our side but one man was killed, on the Brooklyn, and one man seriously wounded. Although our ships were repeatedly struck, not one was seriously injured. Where all so conspicuously distinguished themselves, from the commanders to the gunners and the unnamed heroes in the boiler rooms, each and all contributing toward the achievement of this astounding victory, for which neither ancient nor modern history affords a parallel in the completeness of the event and the marvelous disproportion of casualties, it would be invidious to single out any for especial honor. Deserved promotion has rewarded the more conspicuous actors. The nation's profoundest gratitude is due to all of these brave men who by their skill and devotion in a few short hours crushed the sea power of Spain and wrought a triumph whose decisiveness and far-reaching consequences can scarcely be measured. Nor can we be unmindful of the achievements of our builders, mechanics, and artisans for their skill in the construction of our war ships.

With the catastrophe of Santiago Spain's effort upon the ocean virtually ceased. A spasmodic effort toward the end of June to send her Mediterranean fleet, under Admiral Camara, to relieve Manila was abandoned, the expedition being recalled after it had passed through the Suez Canal.

The capitulation of Santiago followed. The city was closely besieged by land, while the entrance of our ships into the harbor cut off all relief on that side. After a truce to allow of the removal of noncombatants protracted negotiations continued from July 3 until July 15, when, under menace of immediate assault, the preliminaries of surrender were agreed upon. On the 17th General Shafter occupied the city. The capitulation embraced the entire eastern end of Cuba. The number of Spanish soldiers surrendering was 22,000, all of whom were subsequently conveyed to Spain at the charge of the United States. The story of this successful campaign is told in the report of the Secretary of War, which will be laid before you. The individual valor of officers and soldiers was never more strikingly shown than in the several engagements leading to the surrender of Santiago, while the prompt movements and successive victories won instant and universal applause. To those who gained this complete triumph, which established the ascendency of the United States upon land as the fight off Santiago had fixed our supremacy on the seas, the earnest and lasting gratitude of the nation is unsparingly due. Nor should we alone remember the gallantry of the living; the dead claim our tears, and our losses by battle and disease must cloud any exultation at the result and teach us to weigh the awful cost of war, however rightful the cause or signal the victory.

With the fall of Santiago the occupation of Puerto Rico became the next strategic necessity. General Miles had previously been assigned to organize an expedition for that purpose. Fortunately he was already at Santiago, where he had arrived on the 11th of July with reenforcements for General Shafter's army.

With these troops, consisting of 3,415 infantry and artillery, two companies of engineers, and one company of the Signal Corps, General Miles left Guantanamo on July 21, having nine transports convoyed by the fleet under Captain Higginson with the Massachusetts (flagship), Dixie, Gloucester, Columbia, and Yale, the two latter carrying troops. The expedition landed at Guanica July 25, which port was entered with little opposition. Here the fleet was joined by the Annapolis and the Wasp, while the Puritan and Amphitrite went to San Juan and joined the New Orleans, which was engaged in blockading that port. The Major-General Commanding was subsequently reenforced by General Schwan's brigade of the Third Army Corps, by General Wilson with a part of his division, and also by General Brooke with a part of his corps, numbering in all 16,973 officers and men.

On July 27 he entered Ponce, one of the most important ports in the island, from which he thereafter directed operations for the capture of the island.

With the exception of encounters with the enemy at Guayama, Hormigueros, Coamo, and Yauco and an attack on a force landed at Cape San Juan, there was no serious resistance. The campaign was prosecuted with great vigor, and by the 12th of August much of the island was in our possession and the acquisition of the remainder was only a matter of a short time. At most of the points in the island our troops were enthusiastically welcomed. Protestations of loyalty to the flag and gratitude for delivery from Spanish rule met our commanders at every stage. As a potent influence toward peace the outcome of the Puerto Rican expedition was of great consequence, and generous commendation is due to those who participated in it.

The last scene of the war was enacted at Manila, its starting place. On August 15, after a brief assault upon the works by the land forces, in which the squadron assisted, the capital surrendered unconditionally. The casualties were comparatively few. By this the conquest of the Philippine Islands, virtually accomplished when the Spanish capacity for resistance was destroyed by Admiral Dewey's victory of the 1st of May, was formally sealed. To General Merrill, his officers and men, for their uncomplaining and devoted service and for their gallantry in action, the nation is sincerely grateful. Their long voyage was made with singular success, and the soldierly conduct of the men, most of whom were without previous experience in the military service, deserves unmeasured praise.

The total casualties in killed and wounded in the Army during the war with Spain were: Officers killed, 23; enlisted men killed, 257; total, 280; officers wounded, 113; enlisted men wounded, 1,464; total, 1,577. Of the Navy: Killed, 17; wounded, 67; died as result of wounds, 1; invalided from service, 6; total, 91.

It will be observed that while our Navy was engaged in two great battles and in numerous perilous undertakings in blockade and bombardment, and more than 50,000 of our troops were transported to distant lands and were engaged in assault and siege and battle and many skirmishes in unfamiliar territory, we lost in both arms of the service a total of 1,668 killed and wounded; and in the entire campaign by land and sea we did not lose a gun or a flag or a transport or a ship, and, with the exception of the crew of the Merrimac, not a soldier or sailor was taken prisoner.

On August 7, forty-six days from the date of the landing of General Shafter's army in Cuba and twenty-one days from the surrender of Santiago, the United States troops commenced embarkation for home, and our entire force was returned to the United States as early as August 24. They were absent from the United States only two months.

It is fitting that I should bear testimony to the patriotism and devotion of that large portion of our Army which, although eager to be ordered to the post of greatest exposure, fortunately was not required outside of the United States. They did their whole duty, and, like their comrades at the front, have earned the gratitude of the nation. In like manner, the officers and men of the Army and of the Navy who remained in their departments and stations faithfully performing most important duties connected with the war, and whose requests for assignment in the field and at sea I was compelled to refuse because their services were indispensable here, are entitled to the highest commendation. It is my regret that there seems to be no provision for their suitable recognition.

In this connection it is a pleasure for me to mention in terms of cordial appreciation the timely and useful work of the American National Red Cross, both in relief measures preparatory to the campaigns, in sanitary assistance at several of the camps of assemblage, and later, under the able and experienced leadership of the president of the society, Miss Clara Barton, on the fields of battle and in the hospitals at the front in Cuba. Working in conjunction with the governmental authorities and under their sanction and approval, and with the enthusiastic cooperation of many patriotic women and societies in the various States, the Red Cross has fully maintained its already high reputation for intense earnestness and ability to exercise the noble purposes of its international organization, thus justifying the confidence and support which it has received at the hands of the American people. To the members and officers of this society and all who aided them in their philanthropic work the sincere and lasting gratitude of the soldiers and the public is due and is freely accorded.

In tracing these events we are constantly reminded of our obligations to the Divine Master for His watchful care over us and His safe guidance, for which the nation makes reverent acknowledgment and offers humble prayer for the continuance of His favor.

The annihilation of Admiral Cervera's fleet, followed by the capitulation of Santiago, having brought to the Spanish Government a realizing sense of the hopelessness of continuing a struggle now become wholly unequal, it made overtures of peace through the French ambassador, who, with the assent of his Government, had acted as the friendly representative of Spanish interests during the war. On the 26th of July M. Cambon presented a communication signed by the Duke of Almodovar, the Spanish minister of state, inviting the United States to state the terms upon which it would be willing to make peace. On the 30th of July, by a communication addressed to the Duke of Almodovar and handed to M. Cambon, the terms of this Government were announced substantially as in the protocol afterwards signed. On the 10th of August the Spanish reply, dated August 7, was handed by M. Cambon to the Secretary of State. It accepted unconditionally the terms imposed as to Cuba, Puerto Rico, and an island of the Ladrones group, but appeared to seek to introduce inadmissible reservations in regard to our demand as to the Philippine Islands. Conceiving that discussion on this point could neither be practical nor profitable, I directed that in order to avoid misunderstanding the matter should be forthwith closed by proposing the embodiment in a formal protocol of the terms upon which the negotiations for peace were to be undertaken. The vague and inexplicit suggestions of the Spanish note could not be accepted, the only reply being to present as a virtual ultimatum a draft of protocol embodying the precise terms tendered to Spain in our note of July 30, with added stipulations of detail as to the appointment of commissioners to arrange for the evacuation of the Spanish Antilles. On August 12 M. Cambon announced his receipt of full powers to sign the protocol so submitted. Accordingly, on the afternoon of August 12, M. Cambon, as the plenipotentiary of Spain, and the Secretary of State, as the plenipotentiary of the United States, signed a protocol providing--

ARTICLE I. Spain will relinquish all claim of sovereignty over and title to Cuba.

ART. II. Spain will cede to the United States the island of Puerto Rico and other islands now under Spanish sovereignty in the West Indies, and also an island in the Ladrones to be selected by the United States.

ART. III. The United States will occupy and hold the city, bay, and harbor of Manila pending the conclusion of a treaty of peace which shall determine the control, disposition, and government of the Philippines. The fourth article provided for the appointment of joint commissions on the part of the United States and Spain, to meet in Havana and San Juan, respectively, for the purpose of arranging and carrying out the details of the stipulated evacuation of Cuba, Puerto Rico, and other Spanish islands in the West Indies.

The fifth article provided for the appointment of not more than five commissioners on each side, to meet at Paris not later than October 1 and to proceed to the negotiation and conclusion of a treaty of peace, subject to ratification according to the respective constitutional forms of the two countries.

The sixth and last article provided that upon the signature of the protocol hostilities between the two countries should be suspended and that notice to that effect should be given as soon as possible by each Government to the commanders of its military and naval forces.

Immediately upon the conclusion of the protocol I issued a proclamation, of August 12, suspending hostilities on the part of the United States. The necessary orders to that end were at once given by telegraph. The blockade of the ports of Cuba and San Juan de Puerto Rico was in like manner raised. On the 18th of August the muster out of 100,000 volunteers, or as near that number as was found to be practicable, was ordered.

On the 1st of December 101,165 officers and men had been mustered out and discharged from the service, and 9,002 more will be mustered out by the 10th of this month; also a corresponding number of general and general staff officers have been honorably discharged the service.

The military commissions to superintend the evacuation of Cuba, Puerto Rico, and the adjacent islands were forthwith appointed--for Cuba, Major-General James F. Wade, Rear-Admiral William T. Sampson, Major-General Matthew C. Butler; for Puerto Rico, Major--General John R. Brooke, Rear-Admiral Winfield S. Schley, Brigadier-General William W. Gordon--who soon afterwards met the Spanish commissioners at Havana and San Juan, respectively. The Puerto Rican Joint Commission speedily accomplished its task, and by the 18th of October the evacuation of the island was completed. The United States flag was raised over the island at noon on that day. The administration of its affairs has been provisionally intrusted to a military governor until the Congress shall otherwise provide. The Cuban Joint Commission has not yet terminated its labors. Owing to the difficulties in the way of removing the large numbers of Spanish troops still in Cuba, the evacuation can not be completed before the 1st of January next.

Pursuant to the fifth article of the protocol, I appointed William R. Day, lately Secretary of State; Cushman K. Davis, William P. Frye, and George Gray, Senators of the United States, and Whitelaw Reid to be the peace commissioners on the part of the United States. Proceeding in due season to Paris, they there met on the 1st of October five commissioners similarly appointed on the part of Spain. Their negotiations have made hopeful progress, so that I trust soon to be able to lay a definitive treaty of peace before the Senate, with a review of the steps leading to its signature.

I do not discuss at this time the government or the future of the new possessions which will come to us as the result of the war with Spain. Such discussion will be appropriate after the treaty of peace shall be ratified. In the meantime and until the Congress has legislated otherwise it will be my duty to continue the military governments which have existed since our occupation and give to the people security in life and property and encouragement under a just and beneficent rule.

As soon as we are in possession of Cuba and have pacified the island it will be necessary to give aid and direction to its people to form a government for themselves. This should be undertaken at the earliest moment consistent with safety and assured success. It is important that our relations with this people shall be of the most friendly character and our commercial relations close and reciprocal. It should be our duty to assist in every proper way to build up the waste places of the island, encourage the industry of the people, and assist them to form a government which shall be free and independent, thus realizing the best aspirations of the Cuban people.

Spanish rule must be replaced by a just, benevolent, and humane government, created by the people of Cuba, capable of performing all international obligations, and which shall encourage thrift, industry, and prosperity and promote peace and good will among all of the inhabitants, whatever may have been their relations in the past. Neither revenge nor passion should have a place in the new government. Until there is complete tranquillity in the island and a stable government inaugurated military occupation will be continued.

With the one exception of the rupture with Spain, the intercourse of the United States with the great family of nations has been marked with cordiality, and the close of the eventful year finds most of the issues that necessarily arise in the complex relations of sovereign states adjusted or presenting no serious obstacle to a just and honorable solution by amicable agreement.

A long unsettled dispute as to the extended boundary between the Argentine Republic and Chile, stretching along the Andean crests from the southern border of the Atacama Desert to Magellan Straits, nearly a third of the length of the South American continent, assumed an acute stage in the early part of the year, and afforded to this Government occasion to express the hope that the resort to arbitration, already contemplated by existing conventions between the parties, might prevail despite the grave difficulties arising in its application. I am happy to say that arrangements to this end have been perfected, the questions of fact upon which the respective commissioners were unable to agree being in course of reference to Her Britannic Majesty for determination. A residual difference touching the northern boundary line across the Atacama Desert, for which existing treaties provided no adequate adjustment, bids fair to be settled in like manner by a joint commission, upon which the United States minister at Buenos Ayres has been invited to serve as umpire in the last resort.

I have found occasion to approach the Argentine Government with a view to removing differences of rate charges imposed upon the cables of an American corporation in the transmission between Buenos Ayres and the cities of Uruguay and Brazil of through messages passing from and to the United States. Although the matter is complicated by exclusive concessions by Uruguay and Brazil to foreign companies, there is strong hope that a good understanding will be reached and that the important channels of commercial communication between the United States and the Atlantic cities of South America may be freed from an almost prohibitory discrimination.

In this relation I may be permitted to express my sense of the fitness of an international agreement whereby the interchange of messages over connecting cables may be regulated on a fair basis of uniformity. The world has seen the postal system developed from a congeries of independent and exclusive services into a well-ordered union, of which all countries enjoy the manifold benefits. It would be strange were the nations not in time brought to realize that modern civilization, which owes so much of its progress to the annihilation of space by the electric force, demands that this all-important means of communication be a heritage of all peoples, to be administered and regulated in their common behoof. A step in this direction was taken when the international convention of 1884 for the protection of submarine cables was signed, and the day is, I trust, not far distant when this medium for the transmission of thought from land to land may be brought within the domain of international concert as completely as is the material carriage of commerce and correspondence upon the face of the waters that divide them.

The claim of Thomas Jefferson Page against Argentina, which has been pending many years, has been adjusted. The sum awarded by the Congress of Argentina was $4,242.35.

The sympathy of the American people has justly been offered to the ruler and the people of Austria-Hungary by reason of the affliction that has lately befallen them in the assassination of the Empress-Queen of that historic realm.

On the 10th of September, 1897, a conflict took place at Lattimer, Pa., between a body of striking miners and the sheriff of Luzerne County and his deputies, in which 22 miners were killed and 44 wounded, of whom 10 of the killed and 12 of the wounded were Austrian and Hungarian subjects. This deplorable event naturally aroused the solicitude of the Austro-Hungarian Government, which, on the assumption that the killing and wounding involved the unjustifiable misuse of authority, claimed reparation for the sufferers. Apart from the searching investigation and peremptory action of the authorities of Pennsylvania, the Federal Executive took appropriate steps to learn the merits of the case, in order to be in a position to meet the urgent complaint of a friendly power. The sheriff and his deputies, having been indicted for murder, were tried, and acquitted, after protracted proceedings and the hearing of hundreds of witnesses, on the ground that the killing was in the line of their official duty to uphold law and preserve public order in the State. A representative of the Department of Justice attended the trial and reported its course fully. With all the facts in its possession, this Government expects to reach a harmonious understanding on the subject with that of Austria-Hungary, notwithstanding the renewed claim of the latter, after learning the result of the trial, for indemnity for its injured subjects.

Despite the brief time allotted for preparation, the exhibits of this country at the Universal Exposition at Brussels in 1897 enjoyed the singular distinction of a larger proportion of awards, having regard to the number and classes of articles entered than those of other countries. The worth of such a result in making known our national capacity to supply the world's markets is obvious.

Exhibitions of this international character are becoming more frequent as the exchanges of commercial countries grow more intimate and varied. Hardly a year passes that this Government is not invited to national participation at some important foreign center, but often on too short notice to permit of recourse to Congress for the power and means to do so. My predecessors have suggested the advisability of providing by a general enactment and a standing appropriation for accepting such invitations and for representation of this country by a commission. This plan has my cordial approval.

I trust that the Belgian restrictions on the importation of cattle from the United States, originally adopted as a sanitary precaution, will at an early day be relaxed as to their present features of hardship and discrimination, so as to admit live cattle under due regulation of their slaughter after landing. I am hopeful, too, of favorable change in the Belgian treatment of our preserved and salted meats. The growth of direct trade between the two countries, not alone for Belgian consumption and Belgian products, but by way of transit from and to other continental states, has been both encouraging and beneficial. No effort will be spared to enlarge its advantages by seeking the removal of needless impediments and by arrangements for increased commercial exchanges.

The year's events in Central America deserve more than passing mention.

A menacing rupture between Costa Rica and Nicaragua was happily composed by the signature of a convention between the parties, with the concurrence of the Guatemalan representative as a mediator, the act being negotiated and signed on board the United States steamer Alert, then lying in Central American waters. It is believed that the good offices of our envoy and of the commander of that vessel contributed toward this gratifying outcome.

In my last annual message the situation was presented with respect to the diplomatic representation of this Government in Central America created by the association of Nicaragua, Honduras, and Salvador under the title of the Greater Republic of Central America, and the delegation of their international functions to the Diet thereof. While the representative character of the Diet was recognized by my predecessor and has been confirmed during my Administration by receiving its accredited envoy and granting exequaturs to consuls commissioned under its authority, that recognition was qualified by the distinct understanding that the responsibility of each of the component sovereign Republics toward the United States remained wholly unaffected.

This proviso was needful inasmuch as the compact of the three Republics was at the outset an association whereby certain representative functions were delegated to a tripartite commission rather than a federation possessing centralized powers of government and administration. In this view of their relation and of the relation of the United States to the several Republics, a change in the representation of this country in Central America was neither recommended by the Executive nor initiated by Congress, thus leaving one of our envoys accredited, as heretofore, separately to two States of the Greater Republic, Nicaragua and Salvador, and to a third State, Costa Rica, which was not a party to the compact, while our other envoy was similarly accredited to a union State, Honduras, and a nonunion State, Guatemala. The result has been that the one has presented credentials only to the President of Costa Rica, the other having been received only by the Government of Guatemala.

Subsequently the three associated Republics entered into negotiations for taking the steps forecast in the original compact. A convention of their delegates framed for them a federal constitution under the name of the United States of Central America, and provided for a central federal government and legislature. Upon ratification by the constituent States, the 1st of November last was fixed for the new system to go into operation. Within a few weeks thereafter the plan was severely tested by revolutionary movements arising, with a consequent demand for unity of action on the part of the military power of the federal States to suppress them. Under this strain the new union seems to have been weakened through the withdrawal of its more important members. This Government was not officially advised of the installation of the federation and has maintained an attitude of friendly expectancy, while in no wise relinquishing the position held from the outset that the responsibilities of the several States toward us remained unaltered by their tentative relations among themselves.

The Nicaragua Canal Commission, under the chairmanship of Rear-Admiral John G. Walker, appointed July 24, 1897, under the authority of a provision in the sundry civil act of June 4 of that year, has nearly completed its labors, and the results of its exhaustive inquiry into the proper route, the feasibility, and the cost of construction of an interoceanic canal by a Nicaraguan route will be laid before you. In the performance of its task the commission received all possible courtesy and assistance from the Governments of Nicaragua and Costa Rica, which thus testified their appreciation of the importance of giving a speedy and practical outcome to the great project that has for so many years engrossed the attention of the respective countries.

As the scope of the recent inquiry embraced the whole subject, with the aim of making plans and surveys for a canal by the most convenient route, it necessarily included a review of the results of previous surveys and plans, and in particular those adopted by the Maritime Canal Company under its existing concessions from Nicaragua and Costa Rica, so that to this extent those grants necessarily hold as essential a part in the deliberations and conclusions of the Canal Commission as they have held and must needs hold in the discussion of the matter by the Congress. Under these circumstances and in view of overtures made to the Governments of Nicaragua and Costa Rica by other parties for a new canal concession predicated on the assumed approaching lapse of the contracts of the Maritime Canal Company with those States, I have not hesitated to express my conviction that considerations of expediency and international policy as between the several governments interested in the construction and control of an interoceanic canal by this route require the maintenance of the status quo until the Canal Commission shall have reported and the United States Congress shall have had the opportunity to pass finally upon the whole matter during the present session, without prejudice by reason of any change in the existing conditions.

Nevertheless, it appears that the Government of Nicaragua, as one of its last sovereign acts before merging its powers in those of the newly formed United States of Central America, has granted an optional concession to another association, to become effective on the expiration of the present grant. It does not appear what surveys have been made or what route is proposed under this contingent grant, so that an examination of the feasibility of its plans is necessarily not embraced in the report of the Canal Commission. All these circumstances suggest the urgency of some definite action by the Congress at this session if the labors of the past are to be utilized and the linking of the Atlantic and Pacific oceans by a practical waterway is to be realized. That the construction of such a maritime highway is now more than ever indispensable to that intimate and ready intercommunication between our eastern and western seaboards demanded by the annexation of the Hawaiian Islands and the prospective expansion of our influence and commerce in the Pacific, and that our national policy now more imperatively than ever calls for its control by this Government, are propositions which I doubt not the Congress will duly appreciate and wisely act upon.

A convention providing for the revival of the late United States and Chilean Claims Commission and the consideration of claims which were duly presented to the late commission, but not considered because of the expiration of the time limited for the duration of the commission, was signed May 24, 1897, and has remained unacted upon by the Senate. The term therein fixed for effecting the exchange of ratifications having elapsed, the convention falls unless the time be extended by amendment, which I am endeavoring to bring about, with the friendly concurrence of the Chilean Government.

The United States has not been an indifferent spectator of the extraordinary events transpiring in the Chinese Empire, whereby portions of its maritime provinces are passing under the control of various European powers; but the prospect that the vast commerce which the energy of our citizens and the necessity of our staple productions for Chinese uses has built up in those regions may not be prejudiced through any exclusive treatment by the new occupants has obviated the need of our country becoming an actor in the scene. Our position among nations, having a large Pacific coast and a constantly expanding direct trade with the farther Orient, gives us the equitable claim to consideration and friendly treatment in this regard, and it will be my aim to subserve our large interests in that quarter by all means appropriate to the constant policy of our Government. The territories of Kiao-chow, of Wei-hai-wei, and of Port Arthur and Talienwan, leased to Germany, Great Britain, and Russia, respectively, for terms of years, will, it is announced, be open to international commerce during such alien occupation; and if no discriminating treatment of American citizens and their trade be found to exist or be hereafter developed, the desire of this Government would appear to be realized.

In this relation, as showing the volume and value of our exchanges with China and the peculiarly favorable conditions which exist for their expansion in the normal course of trade, I refer to the communication addressed to the Speaker of the House of Representatives by the Secretary of the Treasury on the 14th of last June, with its accompanying letter of the Secretary of State, recommending an appropriation for a commission to study the commercial and industrial conditions in the Chinese Empire and report as to the opportunities for and obstacles to the enlargement of markets in China for the raw products and manufactures of the United States. Action was not taken thereon during the late session. I cordially urge that the recommendation receive at your hands the consideration which its importance and timeliness merit.

Meanwhile there may be just ground for disquietude in view of the unrest and revival of the old sentiment of opposition and prejudice to alien people which pervades certain of the Chinese provinces. As in the case of the attacks upon our citizens in Szechuen and at Kutien in 1895, the United States minister has been instructed to secure the fullest measure of protection, both local and imperial, for any menaced American interests, and to demand, in case of lawless injury to person or property, instant reparation appropriate to the case. War ships have been stationed at Tientsin for more ready observation of the disorders which have invaded even the Chinese capital, so as to be in a position to act should need arise, while a guard of marines has been sent to Peking to afford the minister the same measure of authoritative protection as the representatives of other nations have been constrained to employ.

Following close upon the rendition of the award of my predecessor as arbitrator of the claim of the Italian subject Cerruti against the Republic of Colombia, differences arose between the parties to the arbitration in regard to the scope and extension of the award, of which certain articles were contested by Colombia, while Italy claimed their literal fulfillment. The award having been made by the President of the United States, as an act of friendly consideration and with the sole view to an impartial composition of the matter in dispute, I could not but feel deep concern at such a miscarriage, and while unable to accept the Colombian theory that I, in my official capacity, possessed continuing functions as arbitrator, with power to interpret or revise the terms of the award, my best efforts were lent to bring the parties to a harmonious agreement as to the execution of its provisions.

A naval demonstration by Italy resulted in an engagement to pay the liabilities claimed upon their ascertainment; but this apparent disposition of the controversy was followed by a rupture of diplomatic intercourse between Colombia and Italy, which still continues, although, fortunately, without acute symptoms having supervened. Notwithstanding this, efforts are reported to be continuing for the ascertainment of Colombia's contingent liability on account of Cerruti's debts under the fifth article of the award.

A claim of an American citizen against the Dominican Republic for a public bridge over the Ozama River, which has been in diplomatic controversy for several years, has been settled by expert arbitration and an award in favor of the claimant amounting to about $90,000. It, however, remains unpaid, despite urgent demands for its settlement according to the terms of the compact.

There is now every prospect that the participation of the United States in the Universal Exposition to be held in Paris in 1900 will be on a scale commensurate with the advanced position held by our products and industries in the world's chief marts.

The preliminary report of Mr. Moses P. Handy, who, under the act approved July 19, 1897, was appointed special commissioner with a view to securing all attainable information necessary to a full and complete understanding by Congress in regard to the participation of this Government in the Paris Exposition, was laid before you by my message of December 6, 1897, and showed the large opportunities opened to make known our national progress in arts, science, and manufactures, as well as the urgent need of immediate and adequate provision to enable due advantage thereof to be taken. Mr. Handy's death soon afterwards rendered it necessary for another to take up and complete his unfinished work, and on January 11 last Mr. Thomas W. Cridler, Third Assistant Secretary of State, was designated to fulfill that task. His report was laid before you by my message of June 14, 1898, with the gratifying result of awakening renewed interest in the projected display. By a provision in the sundry civil appropriation act of July 1, 1898, a sum not to exceed $650,000 was allotted for the organization of a commission to care for the proper preparation and installation of American exhibits and for the display of suitable exhibits by the several Executive Departments, particularly by the Department of Agriculture, the Fish Commission, and the Smithsonian Institution, in representation of the Government of the United States.

Pursuant to that enactment I appointed Mr. Ferdinand W. Peck, of Chicago, commissioner-general, with an assistant commissioner-general and a secretary. Mr. Peck at once proceeded to Paris, where his success in enlarging the scope and variety of the United States exhibit has been most gratifying. Notwithstanding the comparatively limited area of the exposition site--less than one-half that of the World's Fair at Chicago--the space assigned to the United States has been increased from the absolute allotment of 157,403 square feet reported by Mr. Handy to some 202,000 square feet, with corresponding augmentation of the field for a truly characteristic representation of the various important branches of our country's development. Mr. Peck's report will be laid before you. In my judgment its recommendations will call for your early consideration, especially as regards an increase of the appropriation to at least one million dollars in all, so that not only may the assigned space be fully taken up by the best possible exhibits in every class, but the preparation and installation be on so perfect a scale as to rank among the first in that unparalleled competition of artistic and inventive production, and thus counterbalance the disadvantage with which we start as compared with other countries whose appropriations are on a more generous scale and whose preparations are in a state of much greater forwardness than our own.

Where our artisans have the admitted capacity to excel, where our inventive genius has initiated many of the grandest discoveries of these later days of the century, and where the native resources of our land are as limitless as they are valuable to supply the world's needs, it is our province, as it should be our earnest care, to lead in the march of human progress, and not rest content with any secondary place. Moreover, if this be due to ourselves, it is no less due to the great French nation whose guests we become, and which has in so many ways testified its wish and hope that our participation shall befit the place the two peoples have won in the field of universal development.

The commercial arrangement made with France on the 28th of May, 1898, under the provisions of section 3 of the tariff act of 1897, went into effect on the 1st day of June following. It has relieved a portion of our export trade from serious embarrassment. Further negotiations are now pending under section 4 of the same act with a view to the increase of trade between the two countries to their mutual advantage. Negotiations with other governments, in part interrupted by the war with Spain, are in progress under both sections of the tariff act. I hope to be able to announce some of the results of these negotiations during the present session of Congress.

Negotiations to the same end with Germany have been set on foot. Meanwhile no effort has been relaxed to convince the Imperial Government of the thoroughness of our inspection of pork products for exportation, and it is trusted that the efficient administration of this measure by the Department of Agriculture will be recognized as a guaranty of the healthfulness of the food staples we send abroad to countries where their use is large and necessary.

I transmitted to the Senate on the 10th of February last information touching the prohibition against the importation of fresh fruits from this country, which had then recently been decreed by Germany on the ground of danger of disseminating the San Jose scale insect. This precautionary measure was justified by Germany on the score of the drastic steps taken in several States of the Union against the spread of the pest, the elaborate reports of the Department of Agriculture being put in evidence to show the danger to German fruit-growing interests should the scale obtain a lodgment in that country. Temporary relief was afforded in the case of large consignments of fruit then on the way by inspection and admission when found noninfected. Later the prohibition was extended to dried fruits of every kind, but was relaxed so as to apply only to unpeeled fruit and fruit waste. As was to be expected, the alarm reached to other countries, and Switzerland has adopted a similar inhibition. Efforts are in progress to induce the German and Swiss Governments to relax the prohibition in favor of dried fruits shown to have been cured under circumstances rendering the existence of animal life impossible.

Our relations with Great Britain have continued on the most friendly footing. Assenting to our request, the protection of Americans and their interests in Spanish jurisdiction was assumed by the diplomatic and consular representatives of Great Britain, who fulfilled their delicate and arduous trust with tact and zeal, eliciting high commendation. I may be allowed to make fitting allusion to the instance of Mr. Ramsden, Her Majesty's consul at Santiago de Cuba, whose untimely death after distinguished service and untiring effort during the siege of that city was sincerely lamented.

In the early part of April last, pursuant to a request made at the instance of the Secretary of State by the British ambassador at this capital, the Canadian government granted facilities for the passage of four United States revenue cutters from the Great Lakes to the Atlantic coast by way of the Canadian canals and the St. Lawrence River. The vessels had reached Lake Ontario and were there awaiting the opening of navigation when war was declared between the United States and Spain. Her Majesty's Government thereupon, by a communication of the latter part of April, stated that the permission granted before the outbreak of hostilities would not be withdrawn provided the United States Government gave assurance that the vessels in question would proceed direct to a United States port without engaging in any hostile operation. This Government promptly agreed to the stipulated condition, it being understood that the vessels would not be prohibited from resisting any hostile attack.

It will give me especial satisfaction if I shall be authorized to communicate to you a favorable conclusion of the pending negotiations with Great Britain in respect to the Dominion of Canada. It is the earnest wish of this Government to remove all sources of discord and irritation in our relations with the neighboring Dominion. The trade between the two countries is constantly increasing, and it is important to both countries that all reasonable facilities should be granted for its development.

The Government of Greece strongly urges the onerousness of the duty here imposed upon the currants of that country, amounting to 100 per cent or more of their market value. This fruit is stated to be exclusively a Greek product, not coming into competition with any domestic product. The question of reciprocal commercial relations with Greece, including the restoration of currants to the free list, is under consideration.

The long-standing claim of Bernard Campbell for damages for injuries sustained from a violent assault committed against him by military authorities in the island of Haiti has been settled by the agreement of that Republic to pay him $10,000 in American gold. Of this sum $5,000 has already been paid. It is hoped that other pending claims of American citizens against that Republic may be amicably adjusted.

Pending the consideration by the Senate of the treaty signed June 1897, by the plenipotentiaries of the United States and of the Republic of Hawaii, providing for the annexation of the islands, a joint resolution to accomplish the same purpose by accepting the offered cession and incorporating the ceded territory into the Union was adopted by the Congress and approved July 7, 1898. I thereupon directed the United States steamship Philadelphia to convey Rear-Admiral Miller to Honolulu, and intrusted to his hands this important legislative act, to be delivered to the President of the Republic of Hawaii, with whom the Admiral and the United States minister were authorized to make appropriate arrangements for transferring the sovereignty of the islands to the United States. This was simply but impressively accomplished on the 12th of August last by the delivery of a certified copy of the resolution to President Dole, who thereupon yielded up to the representative of the Government of the United States the sovereignty and public property of the Hawaiian Islands.

Pursuant to the terms of the joint resolution and in exercise of the authority thereby conferred upon me, I directed that the civil, judicial, and military powers theretofore exercised by the officers of the Government of the Republic of Hawaii should continue to be exercised by those officers until Congress shall provide a government for the incorporated territory, subject to my power to remove such officers and to fill vacancies. The President, officers, and troops of the Republic thereupon took the oath of allegiance to the United States, thus providing for the uninterrupted continuance of all the administrative and municipal functions of the annexed territory until Congress shall otherwise enact.

Following the further provision of the joint resolution, I appointed the Hons. Shelby M. Cullom, of Illinois, John T. Morgan, of Alabama, Robert R. Hitt, of Illinois, Sanford B. Dole, of Hawaii, and Walter F. Frear, of Hawaii, as commissioners to confer and recommend to Congress such legislation concerning the Hawaiian Islands as they should deem necessary or proper. The commissioners having fulfilled the mission confided to them, their report will be laid before you at an early day. It is believed that their recommendations will have the earnest consideration due to the magnitude of the responsibility resting upon you to give such shape to the relationship of those mid-Pacific lands to our home Union as will benefit both in the highest degree, realizing the aspirations of the community that has cast its lot with us and elected to share our political heritage, while at the same time justifying the foresight of those who for three-quarters of a century have looked to the assimilation of Hawaii as a natural and inevitable consummation, in harmony with our needs and in fulfillment of our cherished traditions.

The questions heretofore pending between Hawaii and Japan growing out of the alleged mistreatment of Japanese treaty immigrants were, I am pleased to say, adjusted before the act of transfer by the payment of a reasonable indemnity to the Government of Japan.

Under the provisions of the joint resolution, the existing customs relations of the Hawaiian Islands with the United States and with other countries remain unchanged until legislation shall otherwise provide. The consuls of Hawaii here and in foreign countries continue to fulfill their commercial agencies, while the United States consulate at Honolulu is maintained for all appropriate services pertaining to trade and the revenue. It would be desirable that all foreign consuls in the Hawaiian Islands should receive new exequaturs from this Government.

The attention of Congress is called to the fact that, our consular offices having ceased to exist in Hawaii and being about to cease in other countries coming under the sovereignty of the United States, the provisions for the relief and transportation of destitute American seamen in these countries under our consular regulations will in consequence terminate. It is proper, therefore, that new legislation should be enacted upon this subject in order to meet the changed conditions.

The interpretation of certain provisions of the extradition convention of December 11, 1861, has been at various times the occasion of controversy with the Government of Mexico. An acute difference arose in the case of the Mexican demand for the delivery of Jesus Guerra, who, having led a marauding expedition near the border with the proclaimed purpose of initiating an insurrection against President Diaz, escaped into Texas. Extradition was refused on the ground that the alleged offense was political in its character, and therefore came within the treaty proviso of nonsurrender. The Mexican contention was that the exception only related to purely political offenses, and that as Guerra's acts were admixed with the common crime of murder, arson, kidnaping, and robbery, the option of nondelivery became void, a position which this Government was unable to admit in view of the received international doctrine and practice in the matter. The Mexican Government, in view of this, gave notice January 24, 1898, of the termination of the convention, to take effect twelve months from that date, at the same time inviting the conclusion of a new convention, toward which negotiations are on foot.

In this relation I may refer to the necessity of some amendment of our existing extradition statute. It is a common stipulation of such treaties that neither party shall be bound to give up its own citizens, with the added proviso in one of our treaties, that with Japan, that it may surrender if it see fit. It is held in this country by an almost uniform course of decisions that where a treaty negatives the obligation to surrender the President is not invested with legal authority to act. The conferment of such authority would be in the line of that sound morality which shrinks from affording secure asylum to the author of a heinous crime. Again, statutory provision might well be made for what is styled extradition by way of transit, whereby a fugitive surrendered by one foreign government to another may be conveyed across the territory of the United States to the jurisdiction of the demanding state. A recommendation in this behalf made in the President's message of 1886 was not acted upon. The matter is presented for your consideration.

The problem of the Mexican free zone has been often discussed with regard to its inconvenience as a provocative of smuggling into the United States along an extensive and thinly guarded land border. The effort made by the joint resolution of March 1, 1895, to remedy the abuse charged by suspending the privilege of free transportation in bond across the territory of the United States to Mexico failed of good result, as is stated in Report No. 702 of the House of Representatives, submitted in the last session, March 11, 1898. As the question is one to be conveniently met by wise concurrent legislation of the two countries looking to the protection of the revenues by harmonious measures operating equally on either side of the boundary, rather than by conventional arrangements, I suggest that Congress consider the advisability of authorizing and inviting a conference of representatives of the Treasury Departments of the United States and Mexico to consider the subject in all its complex bearings, and make report with pertinent recommendations to the respective Governments for the information and consideration of their Congresses.

The Mexican Water Boundary Commission has adjusted all matters submitted to it to the satisfaction of both Governments save in three important cases--that of the "Chamizal" at El Paso, Tex., where the two commissioners failed to agree, and wherein, for this case only, this Government has proposed to Mexico the addition of a third member; the proposed elimination of what are known as "Bancos," small isolated islands formed by the cutting off of bends in the Rio Grande, from the operation of the treaties of 1884 and 1889, recommended by the commissioners and approved by this Government, but still under consideration by Mexico; and the subject of the "Equitable distribution of the waters of the Rio Grande," for which the commissioners recommended an international dam and reservoir, approved by Mexico, but still under consideration by this Government. Pending these questions it is necessary to extend the life of the commission, which expires December 23 next.

The coronation of the young Queen of the Netherlands was made the occasion of fitting congratulations.

The claim of Victor H. McCord against Peru, which for a number of years has been pressed by this Government and has on several occasions attracted the attention of the Congress, has been satisfactorily adjusted. A protocol was signed May 17, 1898, whereby, the fact of liability being admitted, the question of the amount to be awarded was submitted to the chief justice of Canada as sole arbitrator. His award sets the indemnity due the claimant at $40,000.

The Government of Peru has given the prescribed notification of its intention to abrogate the treaty of friendship, commerce, and navigation concluded with this country August 31, 1887. As that treaty contains many important provisions necessary to the maintenance of commerce and good relations, which could with difficulty be replaced by the negotiation of renewed provisions within the brief twelve months intervening before the treaty terminates, I have invited suggestions by Peru as to the particular provisions it is desired to annul, in the hope of reaching an arrangement whereby the remaining articles may be provisionally saved.

His Majesty the Czar having announced his purpose to raise the Imperial Russian mission at this capital to the rank of an embassy, I responded, under the authority conferred by the act of March 3, 1893, by commissioning and accrediting the actual representative at St. Petersburg in the capacity of ambassador extraordinary and plenipotentiary. The Russian ambassador to this country has since presented his credentials.

The proposal of the Czar for a general reduction of the vast military establishments that weigh so heavily upon many peoples in time of peace was communicated to this Government with an earnest invitation to be represented in the conference which it is contemplated to assemble with a view to discussing the means of accomplishing so desirable a result. His Majesty was at once informed of the cordial sympathy of this Government with the principle involved in his exalted proposal and of the readiness of the United States to take part in the conference. The active military force of the United States, as measured by our population, territorial area, and taxable wealth, is, and under any conceivable prospective conditions must continue to be, in time of peace so conspicuously less than that of the armed powers to whom the Czar's appeal is especially addressed that the question can have for us no practical importance save as marking an auspicious step toward the betterment of the condition of the modern peoples and the cultivation of peace and good will among them; but in this view it behooves us as a nation to lend countenance and aid to the beneficent project.

The claims of owners of American sealing vessels for seizure by Russian cruisers in Bering Sea are being pressed to a settlement. The equities of the cases justify the expectation that a measure of reparation will eventually be accorded in harmony with precedent and in the light of the proven facts.

The recommendation made in my special message of April 27 last is renewed, that appropriation be made to reimburse the master and owners of the Russian bark Hans for wrongful arrest of the master and detention of the vessel in February, 1896, by officers of the United States district court for the southern district of Mississippi. The papers accompanying my said message make out a most meritorious claim and justify the urgency with which it has been presented by the Government of Russia.

Malietoa Laupepa, King of Samoa, died on August 22 last. According to Article I of the general act of Berlin, "his successor shall be duly elected according to the laws and customs of Samoa."

Arrangements having been agreed upon between the signatories of the general act for the return of Mataafa and the other exiled Samoan chiefs, they were brought from Jaluit by a German war vessel and landed at Apia on September 18 last.

Whether the death of Malietoa and the return of his old-time rival Mataafa will add to the undesirable complications which the execution of the tripartite general act has heretofore developed remains to be seen. The efforts of this Government will, as heretofore, be addressed toward a harmonious and exact fulfillment of the terms of the international engagement to which the United States became a party in 1889.

The Cheek claim against Siam, after some five years of controversy, has been adjusted by arbitration under an agreement signed July 6, 1897, an award of 706,721 ticals (about $187,987.78 ), with release of the Cheek estate from mortgage claims, having been rendered March 21, 1898, in favor of the claimant by the arbitrator, Sir Nicholas John Hannen, British chief justice for China and Japan.

An envoy from Siam has been accredited to this Government and has presented his credentials.

Immediately upon the outbreak of the war with Spain the Swiss Government, fulfilling the high mission it has deservedly assumed as the patron of the International Red Cross, proposed to the United States and Spain that they should severally recognize and carry into execution, as a modus vivendi, during the continuance of hostilities, the additional articles proposed by the international conference of Geneva, October 20, 1868, extending the effects of the existing Red Cross convention of 1864 to the conduct of naval war. Following the example set by France and Germany in 1870 in adopting such a modus vivendi, and in view of the accession of the United States to those additional articles in 1882, although the exchange of ratifications thereof still remained uneffected, the Swiss proposal was promptly and cordially accepted by us, and simultaneously by Spain.

This Government feels a keen satisfaction in having thus been enabled to testify its adherence to the broadest principles of humanity even amidst the clash of war, and it is to be hoped that the extension of the Red Cross compact to hostilities by sea as well as on land may soon become an accomplished fact through the general promulgation of the additional naval Red Cross articles by the maritime powers now parties to the convention of 1864.

The important question of the claim of Switzerland to the perpetual cantonal allegiance of American citizens of Swiss origin has not made hopeful progress toward a solution, and controversies in this regard still continue.

The newly accredited envoy of the United States to the Ottoman Porte carries instructions looking to the disposal of matters in controversy with Turkey for a number of years. He is especially charged to press for a just settlement of our claims for indemnity by reason of the destruction of the property of American missionaries resident in that country during the Armenian troubles of 1895, as well as for the recognition of older claims of equal justness.

He is also instructed to seek an adjustment of the dispute growing out of the refusal of Turkey to recognize the acquired citizenship of Ottoman-born persons naturalized in the United States since 1869 without prior imperial consent, and in the same general relation he is directed to endeavor to bring about a solution of the question which has more or less acutely existed since 1869 concerning the jurisdictional rights of the United States in matters of criminal procedure and punishment under Article IV of the treaty of 1830. This latter difficulty grows out of a verbal difference, claimed by Turkey to be essential, between the original Turkish text and the promulgated translation.

After more than two years from the appointment of a consul of this country to Erzerum, he has received his exequatur.

The arbitral tribunal appointed under the treaty of February 2, 1897, between Great Britain and Venezuela, to determine the boundary line between the latter and the colony of British Guiana, is to convene at Paris during the present month. It is a source of much gratification to this Government to see the friendly resort of arbitration applied to the settlement of this controversy, not alone because of the earnest part we have had in bringing about the result, but also because the two members named on behalf of Venezuela, Mr. Chief Justice Fuller and Mr. Justice Brewer, chosen from our highest court, appropriately testify the continuing interest we feel in the definitive adjustment of the question according to the strictest rules of justice. The British members, Lord Herschell and Sir Richard Collins, are jurists of no less exalted repute, while the fifth member and president of the tribunal, M. F. De Martens, has earned a world-wide reputation as an authority upon international law.

The claim of Felipe Scandella against Venezuela for arbitrary expulsion and injury to his business has been adjusted by the revocation of the order of expulsion and by the payment of the sum of $16,000.

I have the satisfaction of being able to state that the Bureau of the American Republics, created in 1890 as the organ for promoting commercial intercourse and fraternal relations among the countries of the Western Hemisphere, has become a more efficient instrument of the wise purposes of its founders, and is receiving the cordial support of the contributing members of the international union which are actually represented in its board of management. A commercial directory, in two volumes, containing a mass of statistical matter descriptive of the industrial and commercial interests of the various countries, has been printed in English, Spanish, Portuguese, and French, and a monthly bulletin published in these four languages and distributed in the Latin-American countries as well as in the United States has proved to be a valuable medium for disseminating information and furthering the varied interests of the international union.

During the past year the important work of collecting information of practical benefit to American industries and trade through the agency of the diplomatic and consular officers has been steadily advanced, and in order to lay such data before the public with the least delay the practice was begun in January, 1898, of issuing the commercial reports from day to day as they are received by the Department of State. It is believed that for promptitude as well as fullness of information the service thus supplied to our merchants and manufacturers will be found to show sensible improvement and to merit the liberal support of Congress.

The experiences of the last year bring forcibly home to us a sense of the burdens and the waste of war. We desire, in common with most civilized nations, to reduce to the lowest possible point the damage sustained in time of war by peaceable trade and commerce. It is true we may suffer in such cases less than other communities, but all nations are damaged more or less by the state of uneasiness and apprehension into which an outbreak of hostilities throws the entire commercial world. It should be our object, therefore, to minimize, so far as practicable, this inevitable loss and disturbance. This purpose can probably best be accomplished by an international agreement to regard all private property at sea as exempt from capture or destruction by the forces of belligerent powers. The United States Government has for many years advocated this humane and beneficent principle, and is now in position to recommend it to other powers without the imputation of selfish motives. I therefore suggest for your consideration that the Executive be authorized to correspond with the governments of the principal maritime powers with a view of incorporating into the permanent law of civilized nations the principle of the exemption of all private property at sea, not contraband of war, from capture or destruction by belligerent powers.

The Secretary of the Treasury reports that the receipts of the Government from all sources during the fiscal year ended June 30, 1898, including $64,751,223 received from sale of Pacific railroads, amounted to $405,321,335, and its expenditures to $443,168,582. There was collected from customs $149,575,062 and from internal revenue $170,900,641. Our dutiable imports amounted to $324,635,479, a decrease of $58,156,690 over the preceding year, and importations free of duty amounted to $291,414,175, a decrease from the preceding year of $90,524,068. Internal-revenue receipts exceeded those of the preceding year by $24,212,067.

The total tax collected on distilled spirits was $92,546,999; on manufactured tobacco, $36,230,522, and on fermented liquors, $39,515,421. We exported merchandise during the year amounting to $1,231,482,330, an increase of $180,488,774 from the preceding year.

It is estimated upon the basis of present revenue laws that the receipts of the Government for the year ending June 30, 1899, will be $577,874,647, and its expenditures $689,874,647, resulting in a deficiency of $112,000,000.

On the 1st of December, 1898, there was held in the Treasury gold coin amounting to $138,441,547, gold bullion amounting to $138,502,545, silver bullion amounting to $93,359,250, and other forms of money amounting to $451,963,981.

On the same date the amount of money of all kinds in circulation, or not included in Treasury holdings, was $1,886,879,504, an increase for the year of $165,794,966. Estimating our population at 75,194,000 at the time mentioned, the per capita circulation was $25.09. On the same date there was in the Treasury gold bullion amounting to $138,502,545.

The provisions made for strengthening the resources of the Treasury in connection with the war have given increased confidence in the purpose and power of the Government to maintain the present standard, and have established more firmly than ever the national credit at home and abroad. A marked evidence of this is found in the inflow of gold to the Treasury. Its net gold holdings on November 1, 1898, were $239,885,162 as compared with $153,573,147 on November 1, 1897, and an increase of net cash of $207,756,100, November 1, 1897, to $300,238,275, November 1, 1898. The present ratio of net Treasury gold to outstanding Government liabilities, including United States notes, Treasury notes of 1890, silver certificates, currency certificates, standard silver dollars, and fractional silver coin, November 1, 1898, was 25.35 per cent, as compared with 16.96 per cent, November 1, 1897.

I renew so much of my recommendation of December, 1897, as follows: That when any of the United States notes are presented for redemption in gold and are redeemed in gold, such notes shall be kept and set apart and only paid out in exchange for gold. This is an obvious duty. If the holder of the United States note prefers the gold and gets it from the Government, he should not receive back from the Government a United States note without paying gold in exchange for it. The reason for this is made all the more apparent when the Government issues an interest-bearing debt to provide gold for the redemption of United States notes--a non-interest-bearing debt. Surely it should not pay them out again except on demand and for gold. If they are put out in any other way, they may return again, to he followed by another bond issue to redeem them--another interest-bearing debt to redeem a non-interest-bearing debt. This recommendation was made in the belief that such provisions of law would insure to a greater degree the safety of the present standard, and better protect our currency from the dangers to which it is subjected from a disturbance in the general business conditions of the country.

In my judgment the present condition of the Treasury amply justifies the immediate enactment of the legislation recommended one year ago, under which a portion of the gold holdings should be placed in a trust fund from which greenbacks should be redeemed upon presentation, but when once redeemed should not thereafter be paid out except for gold.

It is not to be inferred that other legislation relating to our currency is not required; on the contrary, there is an obvious demand for it.

The importance of adequate provision which will insure to our future a money standard related as our money standard now is to that of our commercial rivals is generally recognized.

The companion proposition that our domestic paper currency shall be kept safe and yet be so related to the needs of our industries and internal commerce as to be adequate and responsive to such needs is a proposition scarcely less important. The subject, in all its parts, is commended to the wise consideration of the Congress.

The annexation of Hawaii and the changed relations of the United States to Cuba, Puerto Rico, and the Philippines resulting from the war, compel the prompt adoption of a maritime policy by the United States. There should be established regular and frequent steamship communication, encouraged by the United States, under the American flag, with the newly acquired islands. Spain furnished to its colonies, at an annual cost of about $2,000,000, steamship lines communicating with a portion of the world's markets, as well as with trade centers of the home Government. The United States will not undertake to do less. It is our duty to furnish the people of Hawaii with facilities, under national control, for their export and import trade. It will be conceded that the present situation calls for legislation which shall be prompt, durable, and liberal.

The part which American merchant vessels and their seamen performed in the war with Spain demonstrates that this service, furnishing both pickets and the second line of defense, is a national necessity, and should be encouraged in every constitutional way. Details and methods for the accomplishment of this purpose are discussed in the report of the Secretary of the Treasury, to which the attention of Congress is respectfully invited.

In my last annual message I recommended that Congress authorize the appointment of a commission for the purpose of making systematic investigations with reference to the cause and prevention of yellow fever. This matter has acquired an increased importance as a result of the military occupation of the island of Cuba and the commercial intercourse between this island and the United States which we have every reason to expect. The sanitary problems connected with our new relations with the island of Cuba and the acquisition of Puerto Rico are no less important than those relating to finance, commerce, and administration. It is my earnest desire that these problems may be considered by competent experts and that everything may be done which the most recent advances in sanitary science can offer for the protection of the health of our soldiers in those islands and of our citizens who are exposed to the dangers of infection from the importation of yellow fever. I therefore renew my recommendation that the authority of Congress may be given and a suitable appropriation made to provide for a commission of experts to be appointed for the purpose indicated.

Under the act of Congress approved April 26, 1898, authorizing the President in his discretion, "upon a declaration of war by Congress, or a declaration by Congress that war exists," I directed the increase of the Regular Army to the maximum of 62,000, authorized in said act.

There are now in the Regular Army 57,862 officers and men. In said act it was provided--

That at the end of any war in which the United States may become involved the Army shall be reduced to a peace basis by the transfer in the same arm of the service or absorption by promotion or honorable discharge, under such regulations as the Secretary of War may establish, of supernumerary commissioned officers and the honorable discharge or transfer of supernumerary enlisted men; and nothing contained in this act shall be construed as authorizing the permanent increase of the commissioned or enlisted force of the Regular Army beyond that now provided by the law in force prior to the passage of this act, except as to the increase of twenty-five majors provided for in section 1 hereof. The importance of legislation for the permanent increase of the Army is therefore manifest, and the recommendation of the Secretary of War for that purpose has my unqualified approval. There can be no question that at this time, and probably for some time in the future, 100,000 men will be none too many to meet the necessities of the situation. At all events, whether that number shall be required permanently or not, the power should be given to the President to enlist that force if in his discretion it should be necessary; and the further discretion should be given him to recruit for the Army within the above limit from the inhabitants of the islands with the government of which we are charged. It is my purpose to muster out the entire Volunteer Army as soon as the Congress shall provide for the increase of the regular establishment. This will be only an act of justice and will be much appreciated by the brave men who left their homes and employments to help the country in its emergency.

In my last annual message I stated: The Union Pacific Railway, main line, was sold under the decree of the United States court for the district of Nebraska on the 1st and 2d of November of this year. The amount due the Government consisted of the principal of the subsidy bonds, $27,236,512, and the accrued interest thereon, $31,211,711.75, making the total indebtedness $58,448,223.75. The bid at the sale covered the first-mortgage lien and the entire mortgage claim of the Government, principal and interest. This left the Kansas Pacific case unconcluded. By a decree of the court in that case an upset price for the property was fixed at a sum which would yield to the Government only $2,500,000 upon its lien. The sale, at the instance of the Government, was postponed first to December 15, 1897, and later, upon the application of the United States, was postponed to the 16th day of February, 1898.

Having satisfied myself that the interests of the Government required that an effort should be made to obtain a larger sum, I directed the Secretary of the Treasury, under the act passed March 3, 1887, to pay out of the Treasury to the persons entitled to receive the same the amounts due upon all prior mortgages upon the Eastern and Middle divisions of said railroad out of any money in the Treasury not otherwise appropriated, whereupon the Attorney-General prepared a petition to be presented to the court, offering to redeem said prior liens in such manner as the court might direct, and praying that thereupon the United States might be held to be subrogated to all the rights of said prior lien holders and that a receiver might be appointed to take possession of the mortgaged premises and maintain and operate the same until the court or Congress otherwise directed. Thereupon the reorganization committee agreed that if said petition was withdrawn and the sale allowed to proceed on the 16th of February, 1898, they would bid a sum at the sale which would realize to the Government the entire principal of its debt, $6,303,000.

Believing that no better price could be obtained and appreciating the difficulties under which the Government would labor if it should become the purchaser of the road at the sale, in the absence of any authority by Congress to take charge of and operate the road I directed that upon the guaranty of a minimum bid which should give the Government the principal of its debt the sale should proceed. By this transaction the Government secured an advance of $3,803,000 over and above the sum which the court had fixed as the upset price, and which the reorganization committee had declared was the maximum which they would pay for the property.

It is a gratifying fact that the result of these proceedings against the Union Pacific system and the Kansas Pacific line is that the Government has received on account of its subsidy claim the sum of $64,751,223.75, an increase of $18,997,163.76 over the sum which the reorganization committee originally agreed to bid for the joint property, the Government receiving its whole claim, principal and interest, on the Union Pacific, and the principal of its debt on the Kansas Pacific Railroad.

Steps had been taken to foreclose the Government's lien upon the Central Pacific Railroad Company, but before action was commenced Congress passed an act, approved July 7, 1898, creating a commission consisting of the Secretary of the Treasury, the Attorney-General, and the Secretary of the Interior, and their successors in office, with full power to settle the indebtedness to the Government growing out of the issue of bonds in aid of the construction of the Central Pacific and Western Pacific bond-aided railroads, subject to the approval of the President.

No report has yet been made to me by the commission thus created. Whatever action is had looking to a settlement of the indebtedness in accordance with the act referred to will be duly submitted to the Congress.

I deem it my duty to call to the attention of Congress the condition of the present building occupied by the Department of Justice. The business of that Department has increased very greatly since it was established in its present quarters. The building now occupied by it is neither large enough nor of suitable arrangement for the proper accommodation of the business of the Department. The Supervising Architect has pronounced it unsafe and unsuited for the use to which it is put. The Attorney-General in his report states that the library of the Department is upon the fourth floor, and that all the space allotted to it is so crowded with books as to dangerously overload the structure. The first floor is occupied by the Court of Claims. The building is of an old and dilapidated appearance, unsuited to the dignity which should attach to this important Department.

A proper regard for the safety, comfort, and convenience of the officers and employees would justify the expenditure of a liberal sum of money in the erection of a new building of commodious proportions and handsome appearance upon the very advantageous site already secured for that purpose, including the ground occupied by the present structure and adjoining vacant lot, comprising in all a frontage of 201 feet on Pennsylvania avenue and a depth of 136 feet.

In this connection I may likewise refer to the inadequate accommodations provided for the Supreme Court in the Capitol, and suggest the wisdom of making provision for the erection of a separate building for the court and its officers and library upon available ground near the Capitol.

The postal service of the country advances with extraordinary growth. Within twenty years both the revenues and the expenditures of the Post-Office Department have multiplied threefold. In the last ten years they have nearly doubled. Our postal business grows much more rapidly than our population. It now involves an expenditure of $100,000,000 a year, numbers 73,000 post-offices, and enrolls 200,000 employees. This remarkable extension of a service which is an accurate index of the public conditions presents gratifying evidence of the advancement of education, of the increase of communication and business activity, and of the improvement of mail facilities leading to their constantly augmenting use.

The war with Spain laid new and exceptional labors on the Post-Office Department. The mustering of the military and naval forces of the United States required special mail arrangements for every camp and every campaign. The communication between home and camp was naturally eager and expectant. In some of the larger places of rendezvous as many as 50,000 letters a day required handling. This necessity was met by the prompt detail and dispatch of experienced men from the established force and by directing all the instrumentalities of the railway mail and post-office service, so far as necessary, to this new need. Congress passed an act empowering the postmaster-General to establish offices or branches at every military camp or station, and under this authority the postal machinery was speedily put into effective operation.

Under the same authority, when our forces moved upon Cuba, Puerto Rico, and the Philippines they were attended and followed by the postal service. Though the act of Congress authorized the appointment of postmasters where necessary, it was early determined that the public interests would best be subserved, not by new designations, but by the detail of experienced men familiar with every branch of the service, and this policy was steadily followed. When the territory which was the theater of conflict came into our possession, it became necessary to reestablish mail facilities for the resident population as well as to provide them for our forces of occupation, and the former requirement was met through the extension and application of the latter obligation. I gave the requisite authority, and the same general principle was applied to this as to other branches of civil administration under military occupation. The details are more particularly given in the report of the postmaster-General, and, while the work is only just begun, it is pleasing to be able to say that the service in the territory which has come under our control is already materially improved.

The following recommendations of the Secretary of the Navy relative to the increase of the Navy have my earnest approval:

1. Three seagoing sheathed and coppered battle ships of about 13,500 tons trial displacement, carrying the heaviest armor and most powerful ordnance for vessels of their class, and to have the highest practicable speed and great radius of action. Estimated cost, exclusive of armor and armament, $3,600,000 each.

2. Three sheathed and coppered armored cruisers of about 12,000 tons trial displacement, carrying the heaviest armor and most powerful ordnance for vessels of their class, and to have the highest practicable speed and great radius of action. Estimated cost, exclusive of armor and armament, $4,000,000 each.

3. Three sheathed and coppered protected cruisers of about 6,000 tons trial displacement, to have the highest practicable speed and great radius of action, and to carry the most powerful ordnance suitable for vessels of their class. Estimated cost, exclusive of armor and armament, $2,150,000 each.

4. Six sheathed and coppered cruisers of about 2,500 tons trial displacement, to have the highest speed compatible with good cruising qualities, great radius of action, and to carry the most powerful ordnance suited to vessels of their class. Estimated cost, exclusive of armament, $1,141,800 each.

I join with the Secretary of the Navy in recommending that grades of admiral and vice-admiral be temporarily revived, to be filled by officers who have specially distinguished themselves in the war with Spain.

I earnestly urge upon Congress the importance of early legislation providing for the taking of the Twelfth Census. This is necessary in view of the large amount of work which must be performed in the preparation of the schedules preparatory to the enumeration of the population.

There were on the pension rolls on June 30, 1898, 993,714 names, an increase of nearly 18,000 over the number on the rolls on the same day of the preceding year. The amount appropriated by the act of December 22, 1896, for the payment of pensions for the fiscal year of 1898 was $140,000,000. Eight million seventy thousand eight hundred and seventy-two dollars and forty-six cents was appropriated by the act of March 31, 1898, to cover deficiencies in army pensions, and repayments in the sum of $12,020.33, making a total of $148,082,892.79 available for the payment of pensions during the fiscal year 1898. The amount disbursed from that sum was $144,651,879.80, leaving a balance of $3,431,012.99 unexpended on the 30th of June, 1898, which was covered into the Treasury. There were 389 names added to the rolls during the year by special acts passed at the second session of the Fifty-fifth Congress, making a total of 6,486 pensioners by Congressional enactments since 1861.

The total receipts of the Patent Office during the past year were $1,253,948.44. The expenditures were $1,081,633.79, leaving a surplus of $172,314.65.

The public lands disposed of by the Government during the year reached 8,453,896.92 acres, an increase of 614,780.26 acres over the previous year. The total receipts from public lands during the fiscal year amounted to $2,277,995.18, an increase of $190,063.90 over the preceding year. The lands embraced in the eleven forest reservations which were suspended by the act of June 4, 1897, again became subject to the operations of the proclamations of February 22, 1897, creating them, which added an estimated amount of 19,951,360 acres to the area embraced in the reserves previously created. In addition thereto two new reserves were created during the year--the Pine Mountain and Zaca Lake Reserve, in California, embracing 1,644,594 acres, and the Prescott Reserve, in Arizona, embracing 10,240 acres--while the Pecos River Reserve, in New Mexico, has been changed and enlarged to include 120,000 additional acres.

At the close of the year thirty forest reservations, not including those of the Afognak Forest and the Fish-Culture Reserve, in Alaska, had been created by Executive proclamations under section 24 of the act of March 3, 1891, embracing an estimated area of 40,719,474 acres.

The Department of the Interior has inaugurated a forest system, made possible by the act of July, 1898, for a graded force of officers in control of the reserves. This system has only been in full operation since August, but good results have already been secured in many sections. The reports received indicate that the system of patrol has not only prevented destructive fires from gaining headway, but has diminished the number of fires.

The special attention of the Congress is called to that part of the report of the Secretary of the Interior in relation to the Five Civilized Tribes. It is noteworthy that the general condition of the Indians shows marked progress. But one outbreak of a serious character occurred during the year, and that among the Chippewa Indians of Minnesota, which happily has been suppressed.

While it has not yet been practicable to enforce all the provisions of the act of June 28, 1898, "for the protection of the people of the Indian Territory, and for other purposes," it is having a salutary effect upon the nations composing the five tribes. The Dawes Commission reports that the most gratifying results and greater advance toward the attainment of the objects of the Government have been secured in the past year than in any previous year. I can not too strongly indorse the recommendation of the commission and of the Secretary of the Interior for the necessity of providing for the education of the 30,000 white children resident in the Indian Territory.

The Department of Agriculture has been active in the past year. Explorers have been sent to many of the countries of the Eastern and Western hemispheres for seeds and plants that may be useful to the United States, and with the further view of opening up markets for our surplus products. The Forestry Division of the Department is giving special attention to the treeless regions of our country and is introducing species specially adapted to semiarid regions. Forest fires, which seriously interfere with production, especially in irrigated regions, are being studied, that losses from this cause may be avoided. The Department is inquiring into the use and abuse of water in many States of the West, and collating information regarding the laws of the States, the decisions of the courts, and the customs of the people in this regard, so that uniformity may be secured. Experiment stations are becoming more effective every year. The annual appropriation of $720,000 by Congress is supplemented by $400,000 from the States. Nation-wide experiments have been conducted to ascertain the suitableness as to soil and climate and States for growing sugar beets. The number of sugar factories has been doubled in the past two years, and the ability of the United States to produce its own sugar from this source has been clearly demonstrated.

The Weather Bureau forecast and observation stations have been extended around the Caribbean Sea, to give early warning of the approach of hurricanes from the south seas to our fleets and merchant marine.

In the year 1900 will occur the centennial anniversary of the founding of the city of Washington for the permanent capital of the Government of the United States by authority of an act of Congress approved July 16, 1790. In May, 1800, the archives and general offices of the Federal Government were removed to this place. On the 17th of November, 1800, the National Congress met here for the first time and assumed exclusive control of the Federal district and city. This interesting event assumes all the more significance when we recall the circumstances attending the choosing of the site, the naming of the capital in honor of the Father of his Country, and the interest taken by him in the adoption of plans for its future development on a magnificent scale.

These original plans have been wrought out with a constant progress and a signal success even beyond anything their framers could have foreseen. The people of the country are justly proud of the distinctive beauty and government of the capital and of the rare instruments of science and education which here find their natural home.

A movement lately inaugurated by the citizens to have the anniversary celebrated with fitting ceremonies, including, perhaps, the establishment of a handsome permanent memorial to mark so historical an occasion and to give it more than local recognition, has met with general favor on the part of the public.

I recommend to the Congress the granting of an appropriation for this purpose and the appointment of a committee from its respective bodies. It might also be advisable to authorize the President to appoint a committee from the country at large, which, acting with the Congressional and District of Columbia committees, can complete the plans for an appropriate national celebration.

The alien contract law is shown by experience to need some amendment; a measure providing better protection for seamen is proposed; the rightful application of the eight-hour law for the benefit of labor and of the principle of arbitration are suggested for consideration; and I commend these subjects to the careful attention of the Congress.

The several departmental reports will be laid before you. They give in great detail the conduct of the affairs of the Government during the past year and discuss many questions upon which the Congress may feel called upon to act.

No hay comentarios:

Publicar un comentario